Por Sophie Yeo - Washington Post - Infobae
Al presidente Donald Trump se le ha ocurrido una nueva idea sobre cómo cubrir los costos de un muro fronterizo entre Estados Unidos y México: construirlo con paneles solares.
En una reunión en la Casa Blanca esta semana, Trump lanzó el concepto de "hermosas estructuras" de entre 12 y 15 metros de altura que generarían energía solar limpia y ayudarían a cubrir el costo del proyecto.
La frontera entre Estados Unidos y México tiene más de 3.000 kilómetros de largo. Trump ha dicho que su muro, concebido para evitar que los inmigrantes entren ilegalmente a Estados Unidos, cubrirá 1.600 kilómetros. Obstáculos naturales formarán el resto de la barrera.
Estamos hablando de una gran cantidad de paneles solares, con potencial para generar una cantidad significativa de energía. Pero las implicancias de construir un muro de 1.600 kilómetros cubiertos con paneles solares – y luego vender esa electricidad a ambos lados de la frontera – no son tan simples.
Con pocos detalles reales sobre el diseño del muro, su costo de construcción o el precio que se pagaría por la electricidad, es difícil sacar conclusiones realistas sobre su impacto.
Las predicciones varían dramáticamente de acuerdo a qué hipótesis se manejen a la hora de hacer los cálculos.
Tom Gleason, fundador y propietario de una empresa que presentó una propuesta para construir un muro fronterizo solar, ha dicho que su diseño podría generar dos megavatios de electricidad por hora, su construcción costaría alrededor de USD 6 millones por milla (1,6 kilometros) y se pagaría en 20 años.
Una estimación de Elemental Energy, una firma de instalación solar con base en Portland, Oregón, halló que 1.600 kilómetros de muro solar podrían generar 2.657 gigavatios horas de electricidad al año, lo que se traduce en USD 106 millones. Pero el diseño del muro en sí podría dificultar la instalación de paneles solares, según un análisis del Financial Times.
Colocar los paneles verticalmente podría conducir a una pérdida de eficiencia de alrededor del 50%, según el análisis, y el ángulo en que golpea el sol le haría perder un 10% de eficiencia adicional.
Dado que un panel solar promedio funciona con una eficiencia de alrededor del 20%, y teniendo en cuenta algunos otros obstáculos, el muro solar estaría operando con una eficiencia de sólo 8 por ciento. Esto es una gran desventaja. Además, los paneles solares se degradan con el tiempo.
Requisitos de seguridad para el muro, como uso de ladrillos y pintura en aerosol, podrían reducir aún más la eficiencia. También existe la cuestión de encontrar un mercado para la electricidad generada en regiones remotas del país.
Con menos del 2% de la población estadounidense viviendo a 60 kilómetros de la frontera o menos, la electricidad generada por el muro sería en gran medida inútil, a menos que se construyan costosas líneas de transmisión.
Según un estudio realizado en 2012 por la Institution of Engineering Technology, una asociación profesional con sede en Gran Bretaña, un cable de transmisión aérea tiene un costo de alrededor de USD 8.8 millones por milla (1,6 kilómetros) mientras que los cables subterráneos cuestan hasta USD 50.2 millones por milla.
Esto significa que para transmitir energía desde la frontera de México hasta Dakota del Norte, por ejemplo, Trump tendría que tener en cuenta costos de más de USD 8 mil millones, por lo menos, además del costo de los paneles solares, el muro y la mano de obra.
Alternativamente, la energía podría ir al otro lado de la frontera y proveer electricidad a hogares mexicanos. Con esto, Trump estaría cumpliendo otra promesa presidencial, según Jigar Shah, fundador y ex director ejecutivo de SunEdison.
"Si la energía fuera vendida al pueblo mexicano – energía que necesitan desesperadamente – entonces el presidente electo podría cumplir su promesa de que el pueblo mexicano pague por el muro", escribió en su blog en enero.
Shah se explayó más en una entrevista con el Washington Post. "En este caso, la empresa monopólica de servicios públicos de México es CFE", dijo. "CFE es un brazo del gobierno, y si firman un contrato de 20 años para comprar energía a 6 centavos el kilovatio-hora, técnicamente ese dinero estaría viniendo del gobierno".
Si bien México ha sido abiertamente crítico a la idea del muro, queda por ver si el gobierno estaría más abierto a cooperar con el presidente de Estados Unidos si éste también resultara ser una fuente de energía renovable. Pero todavía es una posibilidad remota. "Hay muchas razones por las que esto nunca funcionaría", dijo Shah.
"Cuando CFE se entere de los planes de Trump, [sus ejecutivos] dirían que, aunque sea un buen negocio para el pueblo mexicano, 'por principios no vamos a firmar este contrato, porque no queremos que Trump cumpla su promesa'", dijo Shah.
Otros argumentan que sí hay un argumento político y económico convincente para construir un muro solar que genere energía para México. "Incluso sin el respaldo del Sr. Trump, el presidente mexicano podría querer construir el muro en su propio territorio, con financiamiento de inversionistas privados", según los expertos solares Vasilis Fthenakis y Ken Zweibel. "Peña Nieto podría invitar a sus vecinos del norte a tomar parte en la iniciativa, o México podría cosechar solo los beneficios financieros y ambientales [del proyecto]".
Foto: Vasilis Fthenakis
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