En mayo pasado le costó al Estado casi $ 200 millones; el déficit es equivalente al que tenía Marsans
Ni dueño ni cliente: una semana después de su renuncia como secretario de Transporte, Ricardo Jaime volvió anteayer a su ciudad natal, Córdoba, a las 21.30, en un vuelo de LAN, que pagó de su bolsillo. El ex funcionario, que eludió esa noche la manga y se subió con su mujer a una camioneta amarilla de Aeropuertos Argentina 2000 para pasajeros vip, se despidió de Aerolíneas Argentinas, una de las obsesiones de su controvertida gestión, empresa que ya sufre pérdidas similares a las que tenía hace un año el dueño anterior, el grupo español Marsans.
Las últimas cifras internas disponibles de la compañía son lapidarias: la pérdida sobre ingresos consolidados llegó en mayo pasado a US$ 52 millones. El monto, que excluye las recientes compras de aviones Boeing, supone un gasto diario superior a US$ 1,7 millones (o más de 6,6 millones de pesos) para el Estado, sin ningún control ni evaluación del Congreso u otros organismos. Salarios, combustible y gastos operativos fueron el principal destino de esos fondos. Junio y julio serán peores, adelantan en la empresa, porque ya se sienten los efectos de la gripe A en toda la industria: la brasileña Gol, por ejemplo, reconoció el miércoles haber sufrido una caída del 50% en la ocupación de los vuelos a Buenos Aires.
No es el orden una virtud que pueda atribuírsele en estos días a la nacionalizada Aerolíneas. LA NACION intentó ayer, sin éxito, comunicarse con voceros de la empresa para preguntar, por ejemplo, cuáles son las razones por las que el Estado ha tenido que desembolsar más de 2000 millones de pesos desde que se hizo cargo de las operaciones, hace exactamente un año. Fueron, en concreto, más US$ 160 millones (611 millones de pesos) sólo entre enero y mayo de este año, casi lo mismo que perdió el grupo Marsans durante el mismo lapso del año pasado (US$ 161,7 millones), aunque con dos diferencias significativas: Los españoles debieron operar con el barril de petróleo -que ayer cerró a 60,38 dólares en Texas- por sobre los 100 dólares.
El último aumento tarifario concedido al sector, del 20%, cayó sólo sobre mayo, el último mes de la serie analizada.
Mariano Recalde, nuevo conductor de la empresa tras el ascenso de Julio Alak al Ministerio de Justicia, podría ser presentado informalmente hoy por la mañana, durante la última reunión de directorio a la que asistirá Alak para aprobar el contrato de compra de 20 aviones Embraer. Oficialmente, en cambio, lo hará el lunes próximo ante el nuevo secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. La llegada de Recalde, hijo del diputado Héctor Recalde, abogado de la CGT, pudo intuirse, en realidad, el viernes de la semana pasada, mientras Jaime recogía sus últimas pertenencias en la Secretaría de Transporte. Ese día, el camionero Hugo Moyano y Jorge Pérez Tamayo, su álter ego aeronáutico, le pidieron a Schiavi la renuncia de Alak.
Presidente de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), Pérez Tamayo construyó su poder sobre la base de una exitosa alianza con Moyano, en una relación cuyo futuro, probablemente, pueda definirse con una metáfora bíblica dentro de la compañía: será el piloto quien ate o desate en el cielo lo que el camionero decida en la Tierra. La interna gremial ya le ha costado bastante a Aerolíneas Argentinas. Por ejemplo, una sorpresiva factura de más de US$ 70.000 que partió el miércoles pasado, vía Federal Express, desde Alemania hasta las oficinas de la empresa. El emisor de esa boleta es Lufthansa, que le reclama a Aerolíneas una indemnización por haber cambiado a último momento el lugar de mantenimiento de un Boeing 747-400 (Jumbo) que le había reservado.
Una intrincada historia de desajustes que tuvo como protagonistas a los dos gremios fuertes: la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), que conduce Ricardo Cirielli, y APLA, manejada por Pérez Tamayo. Después de consultar con Lufthansa, New Zealand Airlines e Israel Aerospace Industries (IAI), Aerolíneas había acordado con Lufthansa hacer el mantenimiento en China, con los costos de traslado a cargo de los alemanes, como querían los técnicos. Pero tres días antes de empezar, Guillermo Ballesteros, el hombre que Jaime puso hace tres meses como virtual encargado de mantenimiento, le pidió por escrito a Oscar Donikian, gerente de Producción de Aerolíneas y de buena relación con APTA, que cambiara de lugar y optara por los hangares de Israel Aerospace Industries, más afín a los pilotos de APLA.
La operación se hará finalmente en Israel. IAI es una empresa que, a través de Mario Montoto, ex empresario ferroviario que tuvo a su cargo la concesión de la línea San Martín, hizo años atrás mantenimiento para el Tango 01 presidencial. Montoto volvió a ser el intermediario esta vez. Ballesteros, en cambio, ex piloto de la Fuerza Aérea, viene de la gerencia general de Lafsa, la aerolínea estatal que ha hecho menos vuelos en la historia de la aviación universal: ninguno.
Fuente: Diario La Nación
Pobre país...
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