martes, 13 de mayo de 2008

Energía: Se emplazará un barco regasificador frente a Ingeniero White

Frente a un invierno que plantea, otra vez, un enorme desafío político a la administración kirchnerista, está en marcha una delicada operación para que el país cuente con un colchón energético: la venida de gas natural en barcos –transformado en combustible líquido– y la llegada de un buque supermoderno que permite convertir de nuevo ese líquido en gas. Hay unos pocos en el mundo, y uno de ellos navega hacia el puerto de Bahía Blanca, donde se están haciendo los aprestos necesarios para inyectar en la red el gas que llevaría tranquilidad al Gobierno.

La movida tiene varios costados sensibles: la población y las autoridades de Bahía Blanca han comenzado a movilizarse por el potencial impacto en el entorno, y los costos de la iniciativa, sumados a la importación de los demás combustibles faltantes, conforman una factura que presiona las cuentas públicas justo cuando el Gobierno enfrenta una crisis política y fiscal por la medida de fuerza del campo contra las retenciones móviles. El gas traído en barcos puede llegar a ser tres veces más caro que el comprado a Bolivia y diez veces más costoso que el producido en la Argentina.

El combustible se conoce como LNG (licuified natural gas, gas natural licuado) y será devuelto al estado gaseoso en las instalaciones de la firma MEGA en el Puerto de Bahía Blanca. Repsol YPF contrata, en nombre del Estado, el servicio del buque regasificador de la compañía Excelerate Energy. Un vocero de la empresa confirma la operación y asegura que conlleva "alta tecnología" y que permitirá enfrentar el invierno "en mejores condiciones que el año pasado".

Es evidente que el Gobierno intenta prevenir lo que ya ocurrió en 2007: una catarata de críticas por la escasez energética. Se estima que la iniciativa podría abastecer un 10% del consumo interno. Daniel Montamat, ex secretario de Energía, le pone números: "Agregaría 8 millones de metros cúbicos por día, lo que puede descomprimir la demanda energética del polo industrial de Bahía Blanca, al que debieron cortarle el gas para abastecer al consumo residencial".

"Es una solución improvisada para pasar el invierno –asegura un consultor energético que conoce de cerca la operación–. Se trata de un proyecto elogiable en lo técnico, por el escaso tiempo con el que contaron para organizarlo. Sin embargo, es un sistema experimental en el mundo, dado que todavía muchas empresas no lo tienen aprobado para sus puertos."

Para comprar el gas que traerán los barcos, la Argentina tuvo que ir al mercado spot, donde hay pocos oferentes y creciente demanda. Consecuencia: pagará precios elevados. Según Montamat, "el combustible será caro" (el precio del primer cargamento andaría por los 14 dólares el millón de BTU, más 2 o 3 dólares por el alquiler de la planta). Eso daría unos 16 o 17 dólares el millón de BTU, contra el gas de Bolivia, que cotiza a 7-8 dólares. El precio del gas para el consumo residencial en la Argentina es de 0,50 dólares, y lo que se le paga al productor supera levemente los 2 dólares. El riesgo de instalar estos precios es confirmar la escasez, además de su impacto fiscal y, potencialmente, en el endeudamiento.

La necesidad de recursos para la importación de combustibles, incluyendo el gas venido en barcos, se estima en 3000 o 3500 millones de dólares. La idea es que la cuenta sea pagada por la estatal Enarsa, para luego comercializar esa energía subsidiada en el mercado doméstico. Pero hoy la situación fiscal no es tan holgada como en el pasado.

Ingeniero White es una localidad portuaria ubicada en el municipio de Bahía Blanca; cuenta con unos 14.000 habitantes, tiene un puerto de aguas profundas y acceso al gasoducto que alimenta el polo industrial y petroquímico. Muchas ventajas como para escaparle a la operación de regasificación.

El intendente Cristian Breitenstein, del PJ, recuerda que el año pasado Bahía Blanca la pasó mal por la escasez energética. "Las empresas de nuestra zona perdieron 500 millones de pesos. El gobierno nacional nos dice que viene un buque con experiencia en otros países, a cumplir con un interés público y siguiendo todas las normas de seguridad." Pero en la memoria de los bahienses está muy fresco lo que ocurrió en 2000, cuando se produjo un escape de amoníaco en la zona. La población está a 1000 metros del lugar donde se hará la operación de regasificación, a sólo 390 metros hay un tanque de amoníaco y más allá, tanques de propano-butano.

El intendente responde que la provincia aprobó el estudio de impacto ambiental y que Repsol YPF contestó las 33 inquietudes concretas que se le presentaron. Pero apoya la audiencia pública y admite: "Tenemos que acotar el riesgo. Si eso no fuera posible, habrá que pensar en otra localización". Pero sucede que el barco viene hacia la Argentina. Se lo espera para el 25 del actual o a lo sumo para comienzos de junio.
Fuente: Por Diego Valenzuela (Diario LA NACIÓN)
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