¿Cómo hacemos para bajar impuestos? Para poder bajar impuestos, aunque sea gradualmente, primero hay que considerar la reducción de los gastos a los cuales financian. Sin esta premisa aplicada a toda reforma impositiva no se puede esperar mucho de la misma. Por lo tanto, se debe tener una idea clara de cuáles serán dichos gastos a reducir, lo que será el elemento diferenciador de la reforma impositiva.
¿Cuáles serán los impuestos a reducir? Nadie sabe exactamente cuáles serán, pero nos podemos manejar con la lista que ha ido trascendiendo hasta ahora: ingresos brutos con su efecto en las diferentes provincias; cargas sociales sobre el trabajo, especialmente cargas patronales; impuestos a las ganancias de las empresas, dado que no hay ajuste por inflación sobre sus balances; impuestos a las actividades financieras, tanto sobre los depósitos como sobre los créditos que en total es de 1,2 % sobre los afectados. Y hay muchos más impuestos que podrían ser de la partida. Este es un aspecto, pero que no será nuestro problema en el día de la fecha.
La gran pregunta es cuánto podremos reducir los gastos, tanto a nivel nacional, como provincial y municipal. En esta pregunta se nos va la vida, pues si reducimos poco nos puede pasar como con gobiernos anteriores que no pudieron terminar su mandato o con otros gobiernos que sí lo hicieron y a los que les fue bien.
Nosotros estamos con un gasto consolidado de 46 % del PIB (2016), que ya es un número alto. A lo cual habría que sumarle algunos endeudamientos no registrados en provincias y Nación y algunos otros gastos provenientes de la operatoria del BCRA y otros organismos menores. En total, estamos bastante cerca del 50 % del PIB en cuanto al número a reducir de impuestos, tasas, tarifas y demás gabelas que pesan sobre una empresa que trabaja en nuestra economía, es decir, sobre nosotros mismos.
¿Qué es lo que podemos reducir? Esta pregunta es la clave de nuestra economía: Ya no es cuánto de ingresos brutos o de otros impuestos vamos a bajar, sino cuánto de gastos específicos que tienen un nombre y un apellido vamos a poder bajar.
Como ejemplo podemos citar que, si reducimos tantos millones de pesos menos en gastos corrientes, en el próximo presupuesto de todas las provincias serán tantos millones de pesos menos de ingresos brutos de dichas provincias. Ahí está la clave que simplifica el esquema de gastos que tienen las jurisdicciones sub estatales y eso es cuanto nos permite bajar impuestos. Pero para apoyar estas iniciativas las provincias pedirán más recursos nacionales para hacer un puente, una ruta, un hospital, una escuela. De esta forma se ira conformando un presupuesto para 2018 con sus distintas efectividades conducentes.
También se podría hacer lo mismo con los otros impuestos a reducir y ver de qué forma los podemos compensar con los apoyos directos en dinero para fines específicos. Esta es la forma de ir logrando resultados en materia de Presupuesto Nacional.
Así habría que ir haciendo las cuentas para reducir los diversos gastos corrientes, y de ahí se podrían ir bajando los impuestos que aún tenemos en el presupuesto. Cuánto para reducir las cargas sociales sindicales, cuánto de impuesto corporativo que hoy, en promedio es 52 % de las ganancias, siendo que no hay ajuste por inflación, cuánto para poder bajar el impuesto al cheque, y así con cada uno de los impuestos que quisiéramos bajar.
Después igual nos quedaría el problema de los gastos de las provincias y municipios, pero de esta forma habremos adelantado mucho en las cuentas fiscales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios mal redactados y/o con empleo de palabras que denoten insultos y que no tienen relación con el tema no serán publicados.