Sputnik/ Pavel Lisitsyn - El avanzado sistema antiaéreo autopropulsado de orugas Tunguska —dotado de varios equipos de artillería y misiles— es capaz de disparar, incluso en movimiento, hasta 5.000 balas por minuto. De ese modo puede garantizar la seguridad de los regimientos de infantería y tanques rusos a toda hora y en cualquier tipo de clima. Es capaz de alcanzar cualquier objetivo
El Tunguska está dotado de un arma de dos cañones 2A38 de 30 milímetros, que tiene una velocidad de salida de 960 metros por segundo y una altitud de alrededor de 3 kilómetros. La cantidad de disparos —entre 83 y 250— y el alcance del cañón —entre 0.2 y 0.4 kilómetros— dependen del tipo de objetivo.
Los cañones del Tunguska tienen dos modos de funcionamiento —el óptico y el de radar—. De este modo, el sistema antiaéreo ruso es igualmente letal para los blancos terrestres y aéreos, puesto que el radar a bordo es capaz de detectar objetivos en un radio de hasta 25 kilómetros.
Destrucción garantizada
El Tunguska utiliza los avanzados misiles guiados 9M311-M1, que tienen un alcance incrementado de hasta 10 kilómetros y una altitud de hasta 3,5 kilómetros, así como vuelan a una velocidad de 900 metros por segundo. Este misil cuenta con un sistema de seguimiento radar de blancos. También es capaz de derribar objetivos a baja altitud. De acuerdo con varios expertos militares, los sistemas Tunguska podrían haber salvado la base siria de Shairat del ataque aéreo perpetrado por EEUU.
En cualquier terreno, sin importar el clima
El Tunguska, creado a partir del vehículo militar de orugas 2S6, tiene una autonomía de 500 kilómetros a una velocidad máxima de 65 km/h, además, es capaz de funcionar bajo una humedad de 98% y a temperaturas de entre —50ºC y +65ºC, lo que lo convierte en una opción ideal para países como la India.
Además de esto, el Tunguska es capaz de escalar con un ángulo de hasta 35º y bajar, con 25º. También es capaz de superar los obstáculos hídricos de hasta 1 metro de profundidad. El vehículo está protegido contra los efectos de las armas nucleares, biológicas y químicas.
A su vez, los sistemas de reconocimiento y control pueden coordinar las actividades de varios sistemas Tunguska y derribar los blancos a baja altura —por ejemplo, los misiles de crucero—. De este modo, los misiles enemigos son destruidos por el fuego del cañón si entran en la zona activa de defensa del Tunguska.
A pesar de ser un proyecto soviético, el Tunguska sigue siendo un elemento formidable de la defensa antiaérea rusa, gracias a su capacidad única de destruir objetivos aéreos y terrestres a una velocidad de 60 km/h y en todas las condiciones climáticas.
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