Investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Industrial están desarrollando medallones de carne enriquecido con microcápsulas de aceite de lino. Este aceite vegetal en particular posee más de un 50% de ácido alfa linoleico (ALA), un ácido graso Omega3.
“Queríamos darle mayor valor nutritivo a una comida que es de consumo masivo, sobre todo por los más chicos, adicionándole el aceite microencapsulado”, destacó a Clarín Rural la doctora Gabriela Gallardo, de la Unidad de Investigación y Desarrollo del Centro INTI-Carnes.
El principal beneficio de consumir ácidos grasos Omega 3, según explicó la investigadora, es ayudar a la prevención de enfermedades neurológicas, accidentes cerebro vasculares (ACV) y enfermedades cardíacas. "Este tipo de ácidos grasos juegan un rol importante en la nutrición temprana de los niños, ya que intervienen en el desarrollo del sistema nervioso”.
Uno de los objetivos de este trabajo "es incentivar a productores locales de aceite de lino apto para consumo humano para que produzcan un producto con mayor valor agregado y venderlo luego como materia prima a empresas productoras de alimentos. Es importante aclarar que el Código Alimentario Argentino debe primero incorporar dicho aceite", sostuvo.
La investigación para el desarrollo de los medallones de carne con microcápsulas de aceite de lino duró 4 años. /INTImedios.
Según explicó Gallardo, esta investigación comenzó hace aproximadamente cuatro años. “Desde el INTI venimos desarrollando diversos alimentos funcionales, como barritas de cereal y panes, con el agregado de microcápsulas de aceite de lino. El objetivo final del trabajo es poder lograr la transferencia del desarrollo a la industria”.
Y agregó también que su grupo está trabajando con otros aceites ricos en este tipo de ácidos grasos, tanto de origen vegetal como animal. “Actualmente estamos trabajando con una empresa de Mar del Plata, productora de aceite de pescado, para microencapsular dicho aceite y así poder elaborar productos nutracéuticos y alimentos funcionales”, agregó.
Asimismo, la doctora del INTI explicó que los ácidos grasos Omega 3, debido a su estructura química, son muy lábiles. O sea, se oxidan fácilmente en presencia de luz, agua, oxígeno y altas temperaturas. “Si se utiliza el aceite sin microencapsular en alimentos que luego van a ser cocinados a altas temperaturas, se van a oxidar y, como consecuencia, se van a generar compuestos de sabor y olor desagradable, además de perder las propiedades beneficiosas para el organismo.
En este sentido, la microencapsulación surge como una herramienta muy útil para proteger al aceite de estos factores ambientales, transformando al líquido en un polvo de más fácil manipulación y reduciendo el olor y el sabor desagradable que posee de por sí el aceite de pescado, por ejemplo.
Esto último es una gran ventaja, ya que muchos consumidores rechazan productos derivados de pescado por su fuerte olor y sabor, a pesar de los importantes beneficios que poseen.
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