Muy distinto a cualquier buque de guerra estadounidense y
asustando a unos pocos testigos, el Zumwalt, el nuevo destructor de la Armada, el más grande del
mundo, entró en las aguas en Maine la noche de este lunes.
En el acto no hubo bandas ni banderas. No hubo serpentinas,
ni champán. El buque abandonó su dique sin pomposidad para entrar en las aguas
del río Kennebec y permanecer allí amarrado hasta el final de su construcción.
El Zumwalt es el primer buque sigiloso de su clase y el más
grande y más caro destructor de la
Marina de EE.UU. jamás construido. Amy Lent, directora
ejecutiva del Museo Marítimo, que estaba observando la botadura del buque desde
la ventana de su oficina, dijo que está muy impresionada por el enorme tamaño
del destructor, informa 'The Washington Post'.
El Departamento de Defensa de EE.UU. cerró los contratos de
su construcción con las empresas Northrop Grumman y General Dynamics en 2008,
por un enorme coste unitario de 2.800 millones de dólares (ahora el coste llega
a 3.500 millones). En aquel entonces la Marina tenía previsto construir 32 destructores
de esta clase.
Cuenta con un casco con una inusual forma de rotura de la
ola, que mejora de manera espectacular su hidrodinámica de perforación de
aguas; está impulsado por un novedoso sistema de propulsión eléctrica; dispone
de sonar avanzado y un sistema de misiles guiados de última generación. Su
cañón también es un arma totalmente revolucionaria que dispara proyectiles
propulsados por misiles con un alcance de hasta 100 millas.
A diferencia de los buques de guerra conocidos hasta ahora,
con enormes superestructuras cargadas de antenas y radares, el Zumwalt las
esconde dentro del casco, para minimizar su sección trasversal de radar.
El buque fue concebido como una autentica plataforma
multipropósito prevista para la guerra de superficie y antiaérea, pero su
tamaño y una planta de energía (capaz de generar 78 megavatios de
electricidad), lo convierte en la potencial plataforma de armas futuristas:
como armas láser o cañón electromagnético, ya en desarrollo, que utiliza un
campo magnético y corriente eléctrica para disparar un proyectil con una
velocidad inicial hipersónica.
Con tanta automatización de sus sistemas, necesitará dos
veces menos tripulación que los destructores convencionales: en concreto será
operado por 158 tripulantes.
Los críticos, sin embargo, sugieren que la Marina ha incorporado en la
nave demasiada tecnología sofisticada. En un momento dado, el proyecto fue casi
abandonado debido a su creciente costo. Finalmente el programa fue reducido
gradualmente a la construcción de solo tres naves (en vez de 32 pedidos,
después 24 y luego 7) de la clase Zumwalt.
Texto completo en:
http://actualidad.rt.com/actualidad/view/109893-zumwalt-botado-silencio-destructor
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