El proyecto de renovar los durmientes de las vías férreas que unen Buenos Aires con Mar del Plata y Rosario se frustró por causa de fallas severas en el material empleado. Además, la empresa que ganó la licitación no concluyó la obra. Los durmientes fueron adquiridos a un alto precio y con precipitación en las decisiones. La premura estuvo motivada por la cercanía de las elecciones presidenciales de 2015.
El entonces ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo intervino en la decisión y la adjudicación de esta obra, que contó con el deficiente control de la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF). Hubo miles de durmientes rotos y tiempo y dinero perdidos. No hubo beneficio alguno. La lentitud de los viajes continúa.
La causa de esta frustración se inició en 2012, cuando se creó la empresa Durmientes de Hormigón Armado, a la vista de este llamado a licitación. Se trataba de un desprendimiento de Conductora Industrial Solana SRL con escasos antecedentes y un exiguo capital social, que ganó la licitación con el resultado que hemos visto. Fueron nada menos que 55.000 durmientes los que fallaron, según un monitoreo de Trenes Argentinos Infraestructura (TAI), confirmado por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). La causa estuvo en la mala calidad del hormigón y su proceso de curado.
La compañía responsable de la obra discutió con el gobierno nacional cómo solucionar el problema. La empresa Dhasa reintegró los anticipos pagados por 120 millones de pesos y se acordó que controles y recambios se realizaran de acuerdo con normas establecidas por TAI. Ante cualquier incumplimiento, indica el documento firmado, la Administración de Infraestructura Ferroviaria podrá ejecutar pólizas de caución de hasta 451.000 dólares, una hipoteca de la planta industrial de Solana y una prenda sobre maquinaria pesada ferroviaria. TAI ha puesto en funciones un protocolo de relevamiento, inspección y recambio que asegura la sustitución de durmientes defectuosos. El actual presidente de la ADIF, Guillermo Fiad, estima que la negociación ha arribado a acuerdos que posibilitan el ahorro de 1000 millones de pesos.
Por la forma en que se constituyó y actuó la firma Dhasa en el proceso, existen fundadas sospechas sobre favoritismos en las negociaciones con el gobierno anterior. El ex ministro Randazzo hizo llegar sus explicaciones: "En abril de 2015 encontramos el problema. Se notificó en mayo a la empresa y el 19 de junio se rescindieron el contrato y los pagos".
El proceso de quienes obraron en la licitación original del fracasado proyecto deja delicadas cuestiones pendientes de aclaración, en particular respecto de la responsabilidad de los funcionarios y empresarios en ella, de los contratos, las obras y su control. Es de esperar que esa explicación llegue lo más pronto posible.
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