Advanta, la empresa de capitales indios, presentó nuevos híbridos de sorgo resistentes a imidazolinonas. Con el uso de un herbicida de amplio espectro, el productor podrá cultivar el cereal sin el flagelo de las malezas gramíneas.
El sorgo venía muy relegado tecnológicamente, muy por detrás del maíz, ya que no existían hasta el momento materiales capaces de soportar herbicidas contra su misma familia, las gramíneas. Todas las técnicas de control debían realizarse pre-emergencia.
Hoy, el rendimiento promedio de sorgo en el país es de 4700 kg/ha, el cual está muy lejos del rendimiento lograble en el cultivo. "Esta tecnología es totalmente innovadora, no existía en el mundo. Y hará que el área cultivada con sorgo en el país crezca", señala Tomás Sundblad, gerente de marketing de Advanta.
Estos materiales no son transgénicos, sino que fueron generados por mutagénesis. Se aisló el gen resistente trabajando con las líneas elite que contaba la empresa.
Sundblad aconseja no abusar del herbicida y rotarlo con otros modos de acción para que no suceda lo mismo que con el glifosato. "Esta es una herramienta más, muy valiosa, pero hay que cuidarla", advierte el especialista.
Las imidazolinonas constituyen un herbicida de amplio espectro, que controlan tanto gramíneas, como ciperáceas y latifoliadas. "Antes daba miedo meter al sorgo en ciertas rotaciones, y ahora que se puede hacer un buen control, estoy seguro que la adopción va a ser alta", dice Santiago Barberis, responsable de desarrollo de UPL.
Para Barberis las técnicas utilizadas hasta el momento eran muy erráticas, "se venía usando el metalaclor con un protector de semillas, pero pasaba que en años secos el herbicida muchas veces no se activaba. Ahora se podrá hacer un control muy efectivo para cebollín y lecherón, dos malezas complicadas", explica.
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