Tras 15 años, los militares vuelven a entrenar para enfrentamientos convencionales
TWENTYNINE PALMS, California.- Hace unos días, aquí, en las alturas del desierto de California, la Unidad Kilo del batallón de marines 3/2 participó de un simulacro de combate. Un grupo de marines apostado en el bien llamado Machine Gun Hill ("cerro de la ametralladora") disparaba ronda tras ronda de fuego real mientras otro grupo de marines intentaba tomar el valle circundante, ocupado por un imaginario enemigo.
"Están atrincherados", gritó Brian Somers, oficial en jefe de la Unidad Kilo, para describir la posición de las "fuerzas enemigas", supuestamente apoyadas por un Estado real, con recursos reales y que teóricamente devolvía los disparos. "Esto es una guerra convencional." Luego de 15 años de combatir terroristas, los militares norteamericanos tienen que volver a aprender a luchar contra grandes ejércitos.
Desde Medio Oriente, pasando por África y el sudeste asiático, las fuerzas militares de Estados Unidos se pasaron los últimos años en campañas de contrainsurgencia y contraterrorismo -o sea, guerras de guerrillas de menor escala-, y no en grandes guerras territoriales, como en el pasado.
Pero la anexión rusa de Crimea, el auge de China y la impredecible Corea del Norte impulsaron a los altos mandos norteamericanos a querer asegurarse de que sus soldados, marinos, pilotos y fuerzas especiales también reciban entrenamiento en enfrentamientos bélicos convencionales. Es parte del aprendizaje para combatir en las "guerras híbridas" del futuro, como las llama el Pentágono, una mezcla de enfrentamientos convencionales, insurgencias y ciberataques.
Según Milley, en las guerras del futuro "podrían participar fuerzas convencionales, fuerzas especiales, guerrillas, terroristas, delincuentes comunes; todos combinados en un entorno territorial sumamente complejo, potencialmente, con gran densidad de civiles".
En los últimos meses, el ejército hizo ejercicios de entrenamiento con cientos de soldados, tanques, drones, misiles y vehículos blindados que se enfrentaron a supuestas fuerzas enemigas con dotaciones similares. Los ejercicios son muy distintos a lo que enfrentó Estados Unidos en Afganistán en 2001, cuando insurgentes de la red Al-Qaeda y combatientes talibanes desaparecieron en las colinas y montañas y obligaron a los militares norteamericanos a una campaña de contrainsurgencia que aún continúa.
Irak, que en 2003 inició un conflicto clásico de Estado contra Estado, con tanques y una gran fuerza invasora, se fue convirtiendo en otra campaña de contrainsurgencia. Actualmente, las fuerzas de Estados Unidos están metidas en otra campaña de contrainsurgencia más, en este caso contra Estado Islámico (EI), en Irak y Siria.
"Todos nosotros, desde el ejército y la marina hasta las fuerzas especiales, luchamos valientemente durante 15 años contra un duro enemigo", dijo el general Robert Neller, comandante del cuerpo de marines. "Pero ya estamos pensando en quién será el siguiente."Según Neller, probablemente sea "alguien que cuente con armamento electrónico, vehículos blindados y gran capacidad de maniobra".
Ejercicios
Hace unos días, aquí en Twentynine Palms, al general Neller se sumó el almirante John Richardson, jefe de operaciones navales, para presenciar los ejercicios de entrenamiento. Fue la primera vez que un jefe naval viajó a una base de los marines para esa experiencia compartida. Los funcionarios de Defensa dicen que las guerras están cambiando y que la cooperación entre ambas fuerzas se volvió fundamental.
"Como la competencia entre grandes potencias regresó, tenemos que prestar especial atención y pensar seriamente no sólo en proyectar nuestro poderío, como venimos haciendo, sino también en el control del mar", dijo Richardson.
Después de esa mañana de fuego pesado desde Machine Gun Hill, los dos jefes militares se trasladaron a 30 minutos del lugar para observar otro ejercicio: la recuperación de un área urbana ocupada. Los marines habían construido una pequeña ciudad en el desierto. La ciudad del simulacro parecía sacada de Irak, y bien podría tratarse de Fallujah o Ramadi, pero deshabitadas.
"¿En qué lugar del mundo estamos operando?", dice Neller. "¿Los contrincantes hablan en inglés?" La respuesta no se hizo esperar: "En árabe, señor".
Ese intercambio y el ejercicio demostraron que, si bien las fuerzas norteamericanas se entrenan en guerra convencional, también siguen preparándose en tácticas de contrainsurgencia para derrotar a EI, Al-Qaeda, los talibanes o cualquier otro grupo.
Traducción de Jaime Arrambide
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