Editorial II del diario La Nación
Las evidencias de que el Fútbol para Todos (FPT) no ha contribuido en lo más mínimo al saneamiento económico y financiero de los clubes de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) quedaron robustecidas con un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), según el cual hubo y hay una total ausencia de controles sobre el destino de las partidas presupuestarias para el programa.
Desde que Néstor Kirchner la puso en marcha, en 2009, la maquinaria de publicidad oficial en que se convirtió el FPT se devoró casi 6000 millones de pesos, 14 veces más que los $ 418 millones que se destinaron en 2013 a la construcción de 112 escuelas en todo el país y casi 12 veces más que los $ 495 millones que recibió en el mismo año Buenos Aires para el programa Techo Digno, de construcción de viviendas sociales.
El informe de la AGN puso la lupa en los 3000 millones de pesos que el programa consumió entre 2010 y 2012, en la falta de datos sobre el saneamiento de los clubes y sobre un mecanismo de control sobre los giros que realiza la AFA a las instituciones, además de cuestionar el pago "en especies" por parte del único anunciante privado, la marca de camiones Iveco.
"Más les doy, más se endeudan", se sinceró Julio Grondona, poco antes de su muerte, reconociendo así la falta de controles sobre las entidades que reciben el dinero de las arcas públicas. Sobre este punto, la jueza María Servini de Cubría, investiga presuntas irregularidades en el destino y uso de los fondos del FPT, en una causa promovida por la diputada Graciela Ocaña, en la cual están imputados el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y sus antecesores Jorge Capitanich y Juan Manuel Abal Medina.
Tan delicado es el tenor de la investigación llevada adelante por la AGN, que el Poder Ejecutivo buscó demorar el envío de información que le era pedida desde el organismo presidido por el radical Leandro Despouy, no obstante lo cual el trabajo de la AGN se completó y ya está en manos de la jueza.
Los peritos procuran determinar si las millonarias partidas presupuestarias que constan en balances secuestrados tuvieron el destino y el uso correctos, algo que, más allá de los dichos de Grondona, pone seriamente en duda la calamitosa situación de los clubes en cuanto a lo económico y financiero, al estado de sus instalaciones y al crecimiento de sus pasivos.
Según la presentación de Ocaña, también está en tela de juicio el papel de Iveco, pues pagó con camiones la publicidad en cuestión, sin que surgiera la existencia de una evaluación sobre la necesidad que tenía el Estado de contar con ellos.
Fútbol para Todos fue fruto de un acuerdo entre el Gobierno y la AFA con un doble propósito: resolver la situación financiera agónica de los clubes, endeudados, en 2009, en más de $ 700 millones, y la televisación gratuita de los partidos.
En 2010 se eliminó del programa la pauta de publicidad privada y comenzaron a transmitirse exclusivamente spots de propaganda del Gobierno. Se convirtió así en un factor propagandístico oficial a costa del dinero de todos. Según publicó LA NACION, entre 2010 y 2014, el Gobierno gastó en las transmisiones del fútbol $ 5906 millones. No obstante ello, el último balance conocido en diciembre último mostró que la deuda con la AFA ascendía a $ 691 millones, es decir, más de la mitad de los $ 1195 millones que el fútbol argentino debe recibir en 2015 de la Jefatura de Gabinete.
Los números son elocuentes. La liberación de los goles de la que tanto habló el Gobierno terminó constituyendo un acto perverso cuyas víctimas son, precisamente, aquellos que disfrutan del fútbol gratuito, pero sumidos en la pobreza y sobreviviendo como pueden, al carecer de las más elementales obras de infraestructura..
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