martes, 16 de julio de 2013

Diseño de fuerza (I)

Se agradece a Gustavo Eduardo Andrés Saralegui por su atención:
(Infodefensa.com) Gustavo Eduardo Andrés Saralegui, Buenos Aires - El sistema democrático argentino desde 1983 ha conducido un proceso de desinversión en equipamiento y entrenamiento de las fuerzas armadas, que está a punto de finalizar. El instrumento militar argentino se ha convertido en un conjunto de instituciones gubernamentales formadas por agentes públicos con muy bajo nivel de entrenamiento específico y sin equipamiento.

Argentina debería plantearse esta situación, como expresó von Clausewitz, “saber en que conflicto está involucrada” y diseñar una política de defensa acorde a la identificación de los amigos y los intereses a los que apuesta. En función de esta estrategia resultará una misión nacional que permitirá definir que hacer y un esbozo de como hacerlo. Este es posiblemente el punto de partida del futuro planeamiento militar en equipamiento y entrenamiento. (Defense planning y force planning).

No es difícil apreciar que entre los intereses con más jerarquía para Argentina, el espacio que contiene a varios de ellos, es el escenario del Atlántico sur. Posee una zona de exclusión económica (EEZ), con una superficie de 950 mil kilómetros cuadrados, donde no se controla en forma adecuada la explotación de los recursos naturales (petróleo y pesca). De pasar la actual zona de exclusión económica de 200 millas a 350 millas náuticas, implicaría aumentar la superficie a 1,5 millones de km2. Asimismo la proyección del territorio nacional sobre el continente antártico, constituye un verdadero desafío, unido al irresuelto problema de soberanía sobre Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.

Sin embargo, la crisis actual y la oportuna estrategia elegida puede ser un excelente punto de partida para dotar a las fuerzas armadas con equipo militar específico y no vinculado a la oferta que el mercado de oportunidades intenta colocar, aunque no se adapte a los requerimientos. Los Estados Mayores de las Fuerzas Armadas en ocasiones favorecen esta operatoria ante la posibilidad de quedarse “con las manos vacías”, bajando el nivel cualitativo del requerimiento para no afectar el cuantitativo, que incide en el tamaño y por ende la demanda de personal militar.

La realidad indica que existe un teatro de operaciones aeronavales, que debería condicionar los futuros planes de defensa. El planeamiento es un pronóstico del porvenir y el estado argentino no tiene recursos asignados ni capacidades militares para lo venidero, por tanto es importante bosquejar un diseño de fuerza que permita afrontar los desafíos del futuro.

Quizás la gran pregunta que deberían hacerse los argentinos es, cuales de sus intereses nacionales y vitales están dispuestos a transformar en objetivos nacionales y defender a pesar de los riesgos que conlleve.

Para hacer operables estos objetivos, surge el interrogante de cuales capacidades debe dotarse a la Armada Argentina para recuperar la iniciativa en el Mar Argentino, confirmada la decisión política de hacerlo. Conviene recordar que las costas argentinas tienen una longitud de 5.ooo km. El Mar Argentino, sector del Atlántico que cubre la plataforma continental se extiende al sur del paralelo 35º sur. En las latitudes bajo los 40ºS prevalecen vientos fuertes, la zona recibe el título de los «cuarenta bramadores», seguidos por los «cincuenta furiosos» y los aún más violentos vientos de los «sesenta aulladores». Es frecuente que se presenten duras condiciones de navegación. Olas que superan por lo común el puntal del navío y frecuentemente malas condiciones de aeronavegación. La estación meteorológica Ushuaia, registra para los veranos australes, enero y febrero temperaturas en el rango entre los 5 °C y los 14 °C, mientras en el invierno austral, julio temperaturas que oscilan entre los 4 °C a −2 °C. La nubosidad es por lo corriente densa, con rangos entre 5,2 octavos entre mayo y julio y de 6,4 octavos en diciembre y enero.

Debido a que planear implica una preparación para el futuro, en respuesta a la estrategia adoptada, existe un amplio margen de desacuerdo en los cursos de acción, respecto a la forma en que deben estructurarse, organizarse y equiparse las fuerzas. Desafortunadamente, rara vez existe una única respuesta correcta. Con frecuencia, se aplican distintos pero igualmente válidos argumentos a opciones totalmente diferentes, cada una de las cuales dependen de los objetivos que se buscan y las hipótesis sobre amenazas, desafíos, vulnerabilidades o riesgos, oportunidades, avances tecnológicos y condiciones políticas y económicas futuras. Esta tendencia se acentúa cuando los diferentes responsables se concentran en el factor que ellos consideran más relevante, como las amenazas o el presupuesto, sin intentar explorar en forma equilibrada todos los aspectos del problema.

A veces se pierde de vista la importancia de estas ideas en el proceso de las evaluaciones de detalle y en las decisiones sobre un sistema de armas específico. Debe ser necesario para alcanzar los objetivos estratégicos nacionales (fines), que los mismos se acomoden dentro de los límites del poder político, económico y militar (medios). Teniendo en cuenta estos argumentos, se intentará analizar un navío que permitiría a la Armada Argentina, cumplir los objetivos nacionales, con las limitaciones del caso, el programa LCS de la US Navy y el programa Holland-class Offshore Patrol Vessels para la Royal Netherlands Navy.

Los variantes de Lockheed Martin (LM) y General Dynamics (GD) para los Littoral Combat Ship, surgen en el primer caso (LM) de un diseño italiano, basado en un monocasco de acero de 115 metros y superestructura de aluminio y el segundo (GD) de un ferry australiano de alta velocidad trimarán totalmente de aluminio, con una longitud de 127 metros.

Las destacadas características que presenta el programa LCS es Mando y control (C4ISR) y otro sistemas electrónicos de arquitectura abierta, lo cual facilita los up grade y la libertad de elección del hard y soft. Cubiertas de vuelo excepcionales para un navío de superficie ya que son 1,5 a 2 veces más extensas que lo habitual. Esto admite operar dos (2) helicópteros medianos tipo SH 60 Sea Hawk, los cuales pueden aero navegar en condiciones climáticas muy adversas. El concepto de modularidad que la Armada Argentina conoce y adoptó con las fragatas y corbetas Meko, permite cambiar de manera relativamente sencilla, la configuración de combate de acuerdo a la misión que debe llevar a cabo.

Configuraciones

Guerra de superficie (SUW): armado con helicópteros, sistemas aéreos no tripulados, lanzaderas para misiles guiados, cañones de tiro rápido de 30mm, además del cañón principal de 57 mm y vehículos de superficie no tripulados, armados para combatir pequeños botes armados y amenazas enemigas de combate más grandes.

Para guerra antisubmarina (ASW): puede llevar helicópteros preparados para este rol, vehículos submarinos no tripulados (UUVs) y de superficie no tripulados (USV), todos equipados con torpedos antisubmarinos. Para detección podría estar dotado con Sea TALON (Tactical Littoral Ocean Network), sistema de vigilancia submarina que integra sensores acústicos con vehículos semi sumergibles, el Advanced Deployable System (ADS), sistema de vigilancia acústica de la gama interconectados y Remote Towed Active Source (RTAS) un sistema remoto remolcado, mediante un transductor de arrastre multi banda con función de sonar múltiple dibujado a través del agua por el semi-sumergible AN/WLD-1 de Lockheed Martin.
Gráfico Nº 1 Advanced Deployable System (ADS)

La función de rastreador (MCM), es un mezcla del módulo utilizado en guerra antisubmarina que incluye el AN/WLD-1, semi sumergible para cazar minas, el sonar rastreador aéreo de superficie caza minas de Raytheon AN/AQS-20, y el sistema láser de detección y neutralización de minas.

AN = The Joint Electronics Type Designation System (JETDS) descripto en MIL-STD-196.

AQS = A: Piloted aircraft, Q: Sonar and Underwater Sound y S: Detecting, Range and Bearing, Search.

WLD = W: Water Surface and Underwater combined, L: Countermeasures, D: Direction Finding, Reconnaissance and Surveillance.

Las tres configuraciones están imaginadas para llevarse a cabo con una tripulación básica de no más de 35 miembros incluyendo los pilotos de helicópteros y la posibilidad de albergar hasta 40 más dependiendo del rol asignado.

Ventajas diferenciales

La adaptabilidad es la clave en los navíos del futuro y el potencial de los LCS, radica en las dimensiones de su espacio interior, bodega de entre 180 y 210 toneladas métricas, su capacidad para recibir nuevos y “up grades” de los sistemas modulares y su gran cubierta de vuelo. Su calado menor a 4 metros lo hace accesible a toda la costa argentina. Como se mencionó la cubierta de vuelo, admite hangarar y operar el equivalente a 2 helicópteros medianos tipo Sea Hawk o su equivalente en VTUAVs lo que facilita proveer Dominio de vigilancia marítima. También soporte a maniobras en apoyo de Fuerzas de Operaciones Especiales (SOF), Operaciones de evacuación de no combatientes (NEO) y Asistencia Humanitaria o Ayuda en Catástrofe (HA/DR). Realmente la bodega le otorga gran flexibilidad y capacidad como vehículo de transporte. Al respecto concede la posibilidad a un comando conjunto para mover una parte de tropas regulares, SOF, abastecimientos y equipos a alta velocidad dentro del teatro de operaciones. Especialmente apto para la extracción de combatientes o no combatientes y víctimas de desastre o de áreas de crisis, como la inserción y extracción de fuerzas de operaciones especiales.

Los LCS pueden navegar entre 3.500 y 4.300 millas náuticas a velocidad económica (20 nudos) y desplazarse entre 21 y 40 días sin reaprovisionamiento con buques nodrizas. Tienen capacidad para acelerar y mantener una velocidad de 45 nudos, siempre que tengan abastecimiento, ya que a esa velocidad la navegación alcanza a 1.500 millas. Ese Sprint les permite la interdicción de los objetivos o los contactos de interés (COI) detectadas.

En ilación a “lo que debe ser” y no de “lo que es”, parece conveniente mostrar la cuantía económica del planeamiento de fuerza descripto. Por tanto se utilizará información sobre el coste del ciclo de vida (LCC), para su evaluación (ver artículo Infodefensa Toma de decisiones en adquisiciones militares).

La Armada Argentina ha perdido desde hace tiempo recursos que definen a una flota de mar 'Blue Water Navy', y tampoco tiene la posibilidad ante la falta de capacidades, no de interés, de ser el instrumento militar que permita a la Argentina recuperar el liderazgo en el Atlántico sur, a partir del dominio territorial de su zona económica exclusiva (EEZ).

Las fragatas clase Brown (Meko 360), están al final de su vida útil a pesar que se les haga el “up grade” necesario y no tienen las prestaciones de los LCS. Básicamente su cubierta de vuelo solo admite 2 helicópteros ligeros, llevan una tripulación de 200 individuos y sus turbinas tienen una potencia de 52 MW, lo cual hace muy caro sus misiones de patrulla, debiendo utilizarse para esta función las corbetas clase Espora (Meko 140). Estas tienen 15 MW para alcanzar su máxima velocidad de 27 nudos, una tripulación de 100 navegantes y una cubierta de vuelo, apta para un helicóptero liviano, por lo tanto bajo malas condiciones de navegación estos no pueden operar. Igualmente solo dos unidades tienen hangar telescópico, esto implica una excesiva dependencia de medios navales cercanos para utilizar helicópteros.

Utilizando la información recopilada por la Congressional Budget Office (CBO), se compara el coste del ciclo de vida de un barreminas MCM-1 Avenger class, asemejándolo a una corbeta Meko 140 y el de una fragata lanza misiles FFG 7 Oliver Perry class Lamps III variant, la cual tiene un casco más largo y permite una cubierta de vuelo para dos Sea Hawk, simulando una fragata Meko 360. Los parámetros recopilados se confrontan con los ya proveídos de un LCS de perfil medio.

Es interesante destacar que esta nueva generación de navíos, tienen en comparación bajos gastos de personal del orden del 86% y 44% respecto a corbetas y fragatas Meko y de operación más soporte, al nivel del 66 y 30%, equiparados con los mismos buques.

Sin duda, el diseño de fuerza para la Armada Argentina, debería contemplar el remplazo de las corbetas y fragatas Meko por un navío de índole similar a los descriptos LCS. La combinación de este navío con sus configuraciones previstas, posiblemente contribuya a que la Argentina vuelva a tomar la iniciativa en el Atlántico Sur.

1 comentario:

  1. Estimado Jorge:
    Me gustaría conocer su opinión sobre el artículo.
    Me cuesta creer en un análisis en donde las armas que se analizan son casi todas de procedencia americana, y es un tema en el que nosotros tenemos una larga experiencia como para contar que nos pasó en la guerra y posterior a ella. Hoy la gran discusión en nuestras FF.AA es si debemos corrernos a oriente por equipo militar, los cuáles, creo, de concretarse nuestra única posibilidad de HH.CC, no nos dejarían pedaleando sin bicicleta.
    Cordiales saludos, Rubén.

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