Por Mauricio Giambartolomei - LA NACION
Avanza el montaje de las 250 piezas de la obra sobre la base que da al Río de la Plata; sufrieron dos años de abandono y olvido desde que fueron trasladadas para dar paso a Juana Azurduy
En la punta del espigón Puerto Argentino se ve la estructura tubular que rodea el monumento a Cristóbal Colón. Foto: LA NACION / Santiago Filipuzzi
Cuatro hombres se desplazan entre la estructura tubular que envuelve la base de hormigón construida en el espigón Puerto Argentino. Suben, bajan, pegan martillazos que se escuchan desde donde hay pescadores, se pasan caños de metal y esperan indicaciones. Abajo, algunas piezas de mármol de Carrara rodean una grúa que se mantiene con la pluma desplegada, lista para continuar armando, como un rompecabezas, el monumento que empieza a mirar al Río de la Plata. En la otra punta del predio, a metros de la avenida Rafael Obligado, la figura de Cristóbal Colón parece controlar todos los trabajos a la espera de que llegue su turno de incorporarse al grupo escultórico.
Los movimientos se observan frente al Aeroparque, donde hace un tiempo sólo había olvido y abandono de las 250 piezas de la obra del italiano Arnaldo Zocchi, que yacían desparramadas por el piso mientras se definía su futuro. El conjunto empezó a ser montado hace algunas semanas y se estima que finalizará el mes próximo, con la figura del navegante genovés instalada en la cima de la obra.
La polémica por el desmantelamiento, el traslado desde la Casa Rosada hasta su nuevo destino y el reemplazo por la escultura de Juana Azurduy nunca se detuvo. La reciente mudanza de la figura de la heroína bolivariana alimentó algunas especulaciones infundadas sobre el retorno de Colón al bajo porteño. Pero el rearmado en la Costanera le pone punto final a esta historia, más allá de que algunas entidades italianas pretenden seguir con una causa judicial para lograr que Colón vuelva a su lugar, en la plaza homónima.
Hasta diciembre del año pasado, el escultor y restaurador Domingo Tellechea había estado a cargo de la puesta en valor del monumento. Tellechea había sido convocado por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para coordinar todo el proyecto, anunciado por la ex presidenta en 2013. Pero desde este año, la obra quedó a cargo de la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Fernando De Andreis.
El montaje se encuentra en su etapa final, con la base lista para albergar la imagen de Colón. Cuando se terminen de instalar todas las piezas, que suman un peso total de 600 toneladas, comenzará la segunda etapa, de la que participará la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. "Esta instancia de restauración se realizará siguiendo las recomendaciones de los informes de especialistas en la materia", informaron desde la Secretaría General de la Presidencia. "Ya fueron subsanados varios problemas detectados en los informes, pero otros corresponde hacerlos una vez que esté realizado el montaje", agregaron las fuentes.
Azurduy, a restauración
En septiembre último, poco más de dos años después de su presentación, la escultura de Azurduy fue retirada de su sitio y relocalizada en la Plaza del Correo, frente al Centro Cultural Kirchner. La obra de Andrés Zerneri, donada por el gobierno de Bolivia que cedió un millón de dólares para su construcción, fue transportada en un enorme carretón hasta su nuevo destino.
La reubicación, al igual que la del mástil nacional, obedeció al avance del Paseo del Bajo -la obra que conectará las autopistas Buenos Aires-La Plata e Illia- y de la ampliación del espacio verde que se integrará a la traza. Ese proyecto fue la excusa perfecta para el gobierno de la Nación que, desde los primeros días de su gestión, insinuó que la escultura de bronce debía estar en otro lugar y no en el patio de la Casa Rosada.
Cuando eso ocurrió, las entidades italianas que siempre rechazaron el traslado del Monumento a Colón solicitaron que regresara a su sitio original. Aunque el montaje frente al Aeroparque está casi terminado, insistirán en el pedido. "Seguimos exigiendo que vuelva a estar detrás de la Casa de Gobierno porque aún queda espacio para poner el monumento en el proyecto del Paseo del Bajo. De esa forma se repararía una doble ofensa: hacia el Estado italiano y hacia la colectividad italiana, que con su aporte económico ayudó a la concreción de la obra", dijo Horacio Savoia, abogado de 16 entidades de bandera italiana. Sin embargo, no parece posible que se cumpla el objetivo del letrado.
En tanto, la creación de Zerneri, de 25 toneladas, debe someterse a un proceso de restauración. Cuando en julio de 2015 fue presentada por la ex presidenta junto al primer mandatario de Bolivia, Evo Morales, no contaba con el patinado exterior que debía proteger a toda la escultura. Sin ese acabado, el deterioro se hizo evidente en pocos meses, como quedó reflejado en varios informes realizados por la Presidencia el año pasado.
Después del traslado, la escultura quedó bajo responsabilidad del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, que está analizando los pasos a seguir junto a Zerneri. Fuentes del organismo dijeron que el artista efectuó un informe sobre el estado de la obra y analizó cómo se podría realizar la restauración, es decir, la pátina definitiva. Además, la instalación de granito en la base para darle la terminación final. Estos trabajos empezarán en los próximos meses y Zerneri podría ser parte de ellos.
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