Soldados estadounidenses podrían ser desplegados en misiones durante el 2012 provistos de aparatos de comunicación tipo smartphone, cuyo sistema operativo sería una versión militarizada de Android.
Se espera que durante el primer trimestre de este año la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) entregue las certificaciones requeridas para que los soldados puedan conectar los equipos a redes seguras que se utilizan a nivel de comando de misión. Esto dará luz verde a múltiples departamentos para que desarrollen aplicaciones que permitan planificar misiones, obtener datos e imágenes de sensores aéreos o terrestres, recibir alertas de emboscadas, identificar unidades amigas y enemigas, dirigir fuego de mortero o drones, y un innumerable etcétera.
El uso en el campo de batalla se complementa con el que se les puede dar en etapas de instrucción, que se traduciría en un importante ahorro en papel y en la logística de distribución de material de estudio. Esto ya había sido imaginado hace algunos años por el autor Orson Scott Card, en su famosa novela "Ender's Game" ("El Juego de Ender"), donde los cadetes del futuro escasamente veían a sus instructores y recibían casi todos sus conocimientos teóricos a través de una terminal de computadora portátil muy similar a los tablets de hoy. El lector debe saber que un oficial lee muchísimos libros durante su vida profesional. De hecho, "El Juego de Ender" forma parte de la lista de lecturas sugeridas para todos los miembros del U.S. Marine Corps, por lo que probablemente este libro será estudiado de la forma que él mismo predijo en un futuro muy cercano.
Los smartphones no eran el plan original para mantener a los soldados comunicados, informados y al tanto de sus alrededores y los movimientos en el campo de batalla. Por varios años se estuvo desarrollando la idea del Land Warrior, que consistía en un dispositivo del tipo "heads up display" (la información es mostrada por sobre la realidad, sin distraer al usuario de lo que acontece alrededor –como el usado por los pilotos de combate) montado en el casco y conectado a una computadora y equipo de radio. Este proyecto no prosperó, básicamente porque los líderes de escuadra describieron al equipo como un simple "GPS de 9 kilogramos", cuyas "baterías se acaban muy rápido" y que más encima "dificulta la visión".
Después de Land Warrior apareció Nett Warrior, que da la impresión de estar sufriendo el mismo síndrome que su predecesor, ya que a pesar de verse fantástico cuando se explican sus características durante una presentación en Power Point, no parece funcionar de la misma forma en un escenario de combate. Volviendo a la ciencia ficción, quién ha descrito el más novedoso sistema de conciencia situacional y comunicación para el campo de batalla fue John Scalzi, en su novela "Old Man's War" ("La guerra del hombre viejo"), donde la computadora estaba alojada dentro del cerebro del soldado, y para comunicación se utilizaba una red de datos encriptados que en la práctica funcionaba como telepatía entre los miembros de la escuadra. Una alternativa, no tan invasiva como el implante intracraneal, sería proyectar imágenes sobre la retina, por medio de una especie de lente de contacto que no parece algo tan lejano de desarrollar; de hecho esta tecnología ya tiene nombre (Virtual Retinal Display) y está siendo estudiada por empresas privadas tales como Brother Industries de Japón.Pero lo que los soldados están haciendo en la práctica es llevar sus I-Phones o Droids cuando son desplegados, los utilizan para múltiples tareas cotidianas, muchas de ellas relacionadas con diversión (escuchar música, ver videos, leer, jugar, etc.), pero también para ciertas tareas tácticas: hacen uso de su GPS y brújula además de traductores de idiomas y conversores de moneda y medidas, almacenan y comparten imágenes del terreno y edificaciones, utilizan mapas urbanos, graban y escriben notas y recordatorios, entre otros. Y tal como el resto de nosotros en casa, se sienten muy cómodos usando estos equipos tanto en el ocio como en el trabajo. Habiendo observado este comportamiento, parece evidente que invertir en equipamiento de estas características es más plausible que en un sistema futurista tipo Nett Warrior que aún se ve muy lejos de ser operacional. Se dice que el tamaño predilecto por los soldados sería un dispositivo de 7 pulgadas, lo que es medio camino entre un I-Phone y un I-Pad, cabría fácilmente en el bolsillo de los pantalones aún con una gruesa cubierta protectora.
Ahora debemos analizar los problemas y desventajas de una tecnología como ésta: Una preocupación importante es asegurar que los datos contenidos en el dispositivo no puedan pasar a manos del enemigo en caso de ser capturado. Una solución estaría en la autentificación por biometría, esto es, reconocer al operador basándose en sus características físicas únicas. Pero esto no es tan fácil en el campo de batalla. El soldado de hoy no lleva muchas partes de su cuerpo al descubierto. Quitarse los lentes de sol para un escáner de retina, por ejemplo, es poco aconsejable en el desierto al mediodía. Sacarse los guantes para poner el dedo sobre un lector de huella dactilar tampoco resulta muy práctico en una tormenta de arena, a 40 grados bajo cero, o embarrado de la cabeza a los pies.
Sin embargo, el nivel al que ha llegado la tecnología de la biometría en el mundo militar es un secreto para el resto de nosotros, por lo que tal vez existan alternativas que desconocemos que solucionen estos problemas. Otra forma de evitar la captura de datos consistiría en un sistema similar al que utilizan las compañías de telefonía celular cuando un equipo ha sido robado: emiten una señal que deja al aparato inutilizable. Pero bien sabemos que el tiempo juega un papel crítico en este escenario, y mientras se reporta la captura del equipo y se procede a su desactivación el enemigo ya puede haber extraído la inteligencia que necesitaba.
Da la impresión que la solución real al problema de seguridad radica en que los dispositivos no almacenen ningún tipo de datos que puedan ser utilizados por el enemigo, y que éstos se encuentren alojados en otro aparato, que además provea la red en la que la unidad (patrulla, escuadra, pelotón, etc.) mantiene comunicación. Este transmisor-receptor no tiene porqué estar directamente en el campo, puede estar sobre él, montado en un helicóptero, drone, o incluso un globo.
Esto nos lleva a la segunda desventaja de un sistema celular para el campo de batalla: desafortunadamente las redes de telefonía móvil que tenemos en las ciudades requieren una gran infraestructura que incluye torres, cables de fibra óptica y transmisores de microondas. Llevar las mismas utilidades a un equipo que pueda ser elevado en un pequeño globo resulta todo un desafío.
Las estaciones con tecnología 3G puestas sobre las torres que Usted ve en la ciudad pesan sobre 150 kilógramos y utilizan 20 watts de energía. Northrop Grumman aseguraba haber respondido satisfactoriamente a esta necesidad con el desarrollo del HERCM (High-data-rate Extended-range Cellular and Mesh Network). Se trata de un sistema 4G WiMax cuyos equipos pesan 9 kilos, transmiten a 200 miliwatts y tienen una cobertura de poco más de 3 kilómetros. Lamentablemente para ellos el sistema no tuvo el desempeño esperado durante la séptima versión anual del AEWE (Army Expeditionary Warrior Experiment – Experimento Guerrero Expedicionario del Ejército) en Fort Benning.
Las unidades que utilizaban el sistema dejaron de usarlo luego del primer día tras múltiples fallas que obligaron a los frustrados soldados a cambiarse a FM. HERCM había sido montado sobre un globo Combat SkySat, y se cree que los rápidos cambios de temperatura a gran altura habrían contraído el gas dentro del globo haciéndolo caer. La esperanza de encontrar un sistema que sirva está puesta en el próximo evento NIE (Network Integration Evaluation – Evaluación de integración de redes), donde el Ejército de Estados Unidos planea encontrar finalmente la red táctica que brinde el soporte de conectividad a los smartphones que ya está decidido a desplegar tanto en las barracas como en el campo de batalla.
Fuente: http://www.inglesmilitar.com/index.php?option=com_content&view=article&id=103:smartphones-en-el-campo-de-batalla&catid=41:tecnologia&Itemid=65
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