Por Joseba Santamaria
OBAMA asegura que la guerra en Irak ha terminado. Casi nueve años después de que Bush la diera por concluida por primera vez, EEUU retira sus tropas y deja atrás la huella desoladora de un profundo fracaso. Un doloroso balance de cientos de miles de ciudadanos asesinados, la mayoría civiles inocentes -además de 4,5 millones de desplazados y refugiados-, y casi 5.000 soldados estadounidenses muertos durante la ocupación, a los que hay que sumar las víctimas en las tropas de otros países que participaron en una guerra cuyos costes multimillonarios han impulsado la actual crisis económica en Europa y EEUU.
Irak se deshizo del dictador Sadam, pero sus ciudadanos han retrocedido a una sociedad donde los derechos civiles y las libertades están sometidos a las necesidades de un Estado impuesto y sometido a la lógica colonial, a las prioridades económicas de los ocupantes y a la negra arbitrariedad del terrorismo religioso o étnico. Ahora sabemos que la presión de la industria militar y de los poderosos lobbies de la energía exigieron una guerra para un saqueo del que han obtenido miles de millones de dólares.
Sabemos también que la situación cotidiana del pueblo iraquí es atroz: el 43% vive en la extrema pobreza; el 60% de la población activa no tiene trabajo. La malnutrición infantil afecta a la mitad de los menores de cinco años. El 70% de la población no tiene acceso adecuado a agua potable. Una guerra que ha arrastrado los valores democráticos y los derechos humanos por el barro de la mentira y la explotación como antes en Latinoamérica, África o Asia y ahora en Afganistán o Libia. La historia, la mala historia, se repite.
Fuente: http://www.noticiasdenavarra.com/2011/12/17/opinion/mesa-de-redaccion/la-mala-historia (Modificado)
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