Ocurrió anteayer en Merlo; se cree que asaltaron a cuatro chicos y que alguien les disparó en venganza
La policía busca por estas horas a un "vengador anónimo" que la madrugada del domingo mató de varios tiros a dos jóvenes de 19 años que, según sugieren un evento anterior y los objetos que tenían consigo, habrían asaltado poco antes a varios chicos en la plaza donde se arma la feria de Merlo, en el oeste del conurbano.
La reconstrucción de los hechos lo muestra así: a las 5, una sucesión frenética de estampidos despertó a los vecinos del cruce de Navarro y Garay. "Me muero", le escuchó susurrar a Agustín Ezequiel Curbelo una mujer que salió a la calle.
Los objetos que estaban junto a los dos cadáveres.
Estaba sentado en la vereda, con la mirada perdida y vestido sólo con un jeans; alguien ya le había sustraído las zapatillas y la remera. Pedía auxilio, aunque agonizaba sin remedio, con un corte en el mentón, pero, sobre todo, con cinco orificios de bala, dos en la axila, uno en la cadera, otro en la ingle y el último, en el antebrazo.
A la vuelta, sobre Garay, yacía muerto Nazareno Alejandro Vargas. Tenía dos impactos de bala en el pecho, uno en el brazo y otro en la muñeca, como si hubiese intentado, en vano, parar los proyectiles letales con las manos. A su lado había una Yamaha Crypton, las llaves de la moto y una mochila con un contenido variopinto: papel para armar cigarrillos, una tarjeta SUBE, una picana eléctrica, una campera negra y, lo más curioso, tres caretas de plástico, dos de ellas, las famosas máscaras que representan a Guy Fawkes, ícono de la Conspiración de la Pólvora de inicios del siglo XVII en el Reino Unido y popularizadas hace una década por haber sido usadas en la película V de Venganza.
Había más: siete vainas servidas de calibre 9 milímetros y dos plomos encamisados; se deduce de eso que el tirador acertó todos los disparos, y que dos de los proyectiles causaron en una o ambas víctimas heridas con orificio de entrada y salida de bala.
Hasta ese momento, el doble crimen era un misterio tan oscuro como la noche. Hasta que anteayer a la tarde, los detectives de la comisaría 1» de Merlo llegaron hasta un adolescente que vive con su abuela en la localidad de Libertad, en el mismo distrito.
Según confiaron fuentes de la causa, Brian, de 17 años, declaró que a las 3 de la mañana caminaba con sus amigos Lautaro, Alejo y Ariel por la avenida Calle Real; en la punta de la plaza donde se arma la feria de Merlo, en el cruce con 25 de Mayo, les cerraron el paso dos sujetos que montaban una moto negra de 110 cc de cilindrada.
Uno de ellos, el más "gordito" (así lo describió el chico), le arrimó una picana encendida, aunque no llegó a apoyársela. Dijo que eso bastó para que los cuatro comenzaran a entregarles a los "motochorros" lo poco que llevaban encima: una cadenita de oro, 10 pesos, una SUBE, un celular, una campera azul marca Puma con el escudo de BMW, una gorra negra, una mochila y las tres máscaras del cómic V for Vendetta.
La moto voló por Calle Real hacia el Oeste y los chicos, despojados, volvieron a sus casas. Brian, según consta en el parte policial, le contó a su abuela lo que había pasado e hizo la denuncia horas después. Todos esos elementos descriptos por el chico son los mismos que estaban junto a la moto y el cadáver de Vargas, a nueve cuadras de distancia. Eso resolvería el robo. Pero persiste el hiato. En ese intervalo de dos horas, alguien buscó a los ladrones y los ejecutó.
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