Se prevén aumentos de tarifas de transporte y energía, congelamiento del empleo público y blanqueo laboral.
El gobierno de Mauricio Macri ha explicitado a través de su ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que apunta a bajar el déficit fiscal primario (antes del pago de intereses, que por cierto crecen al 140% este año) del 4,2% en 2017 al 3,2% en 2018. ¿Cómo ajustarán tras las elecciones?
En el Ejecutivo analizan que el gasto público es récord, del 43% del PBI, y hay que bajarlo reduciendo los tres componentes que lo hicieron subir en el kirchnerismo: subsidios; Seguridad Social, sobre todo por las moratorias previsionales (la reparación histórica de Macri también colabora), y empleo público, en especial en las provincias. Por eso planean seguir bajando subvenciones y aumentando tarifas de electricidad, gas y transporte. Al agua la ven en el precio “de equilibrio”.
En cambio, estudian acotar la tarifa social. En cuanto a la Seguridad Social se prevé la discusión de la edad de jubilación, los aportes voluntarios, un blanqueo laboral para sumar contribuyentes y revisión a la baja de la pensión universal por vejez que el antecesor de Dujovne, Prat-Gay, creó para los que no aportaron lo suficiente.
Por último buscarán poner en marcha el acuerdo que en marzo firmaron con 21 de las 23 provincias (sólo se ausentaron San Luis y La Pampa) para que el gasto no suba por encima de la inflación hasta 2019. Finalmente, no prevén bajar la presión tributaria sino redistribuirla con alícuotas más bajas y bases imponibles más altas en Ganancias.
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