La Armada Argentina celebra su día el 17 de mayo conmemorando del Combate de Montevideo. Ese día, el Almirante Brown vencía a una fuerza realista muy superior en número. La plaza, sitiada desde 1812, sostenía el esfuerzo contra la Revolución. Desde allí, bloqueaban Buenos Aires asfixiándola. España dominaba la dimensión marítima de la estrategia. En la Armada, este es un día de reflexión para identificar valores que nos inspiren para pensar el futuro del país en clave de mar.
El mar es una fuente de oportunidades y riesgos para la humanidad y el país y nos exige un esfuerzo en el pensamiento y en la acción para salvaguardar la seguridad, la estabilidad y la sustentabilidad. Los espacios marítimos son fuente inigualable de alimentos, energía, minerales y biodiversidad. El mar es fuente de desarrollo, pero también de tensiones: la prospectiva estratégica indica que el crecimiento demográfico, la globalización y la revolución tecnológica imponen grandes presiones sobre los recursos naturales.
El empleo del mar se hace más intenso cada día y la sustentabilidad más incierta. Frente a este panorama, cabe reflexionar, hoy como lo hizo Brown, ¿cuáles son las líneas estratégicas necesarias en relación al escenario marítimo? Para diseñar el largo plazo es vital saber que la relación entre el país y el mar gira en torno a tres ejes conceptuales de acción: conocer, proteger y emplear.
El conocimiento científico es un medio para impulsar el desarrollo económico y social que permite formular diagnósticos del estado y pronosticar la evolución del mar como fuente de desarrollo. La Armada tiene una relación histórica con la ciencia, operando y manteniendo los buques oceanográficos del CONICET y contribuyendo con buques y bases al esfuerzo conjunto para apoyar la actividad científica antártica. La remodelación del Rompehielos ARA “Almirante Irízar”, que amplió 7 veces los espacios para ciencia es un punto de inflexión. La iniciativa “Pampa Azul” provee una estrategia orientada al fortalecimiento de la presencia del Estado en el mar. El conocimiento del mar está relacionado también con la dimensión psicosocial: lo que la gente y las organizaciones saben, piensan y sienten acerca del mar constituye la conciencia marítima. Su fortalecimiento es un desafío.
En el mar, el Estado tiene el imperativo estratégico de proteger. La protección de los intereses vitales de la Nación en el mar y los ríos es la razón de ser de la Armada, para lo cual alista medios, adiestra su personal y sostiene capacidades militares. La protección de la vida humana en el mar es el primer mandato. La protección de los recursos naturales es un deber del Estado. El instrumento militar tiene la misión principal en tiempo de paz de vigilar y controlar en forma permanente los espacios marítimos de jurisdicción y de interés.
Los primeros son aquellos donde rigen de manera irrestricta los derechos soberanos otorgados por el orden internacional, como es el caso de la Zona Económica Exclusiva. En los segundos, no hay tales derechos pero existen asuntos territoriales sin resolver, potencialidad de reclamos o intereses como el caso del área adyacente a la ZEE, una de las más ricas en recursos alimentarios del planeta.
El primer paso para proteger es la vigilancia y el control de los espacios, con dos propósitos: garantizar la libre disponibilidad presente y futura de los recursos naturales y proveer datos e información a la diplomacia para fortalecer posiciones del país en agendas bilaterales y multilaterales con los más de 70 países que operan en nuestro entorno marítimo. La delimitación de la Plataforma Continental, expande casi al doble el desafío de vigilancia y control.
Conocer y proteger sirven para el empleo del mar para el desarrollo económico. De poco vale conocer o proteger lo que no se usa. El transporte, la pesca, la acuicultura, la explotación de recursos energéticos, el desarrollo de soluciones de biodiversidad, el deporte y el turismo son usos del mar que generan impacto económico relevante. El empleo del mar requiere de una trama de políticas y un marco regulatorio que incentiven la inversión. Una flota mercante dinámica y una industria naval activa son fuentes de desarrollo económico por sí y por los efectos de derrame y generación de empleo. El mar esconde una de las llaves más poderosas y menos empleadas para el desarrollo económico, social y cultural del país.
Conocer, proteger y emplear el mar constituyen la esencia de la relación de la Nación con el mar. La celebración de un nuevo aniversario de la Armada nos da la oportunidad de merodear estas ideas pensando en el desarrollo económico del país. Hace un siglo, en sus célebres conferencias, el Almirante Storni llamó la atención en torno a los intereses argentinos en el mar.
Hoy, en gran medida, el país sigue de espaldas al mar aumentando riesgos y perdiendo las valiosas oportunidades de tener un mar privilegiado. Del legado de nuestros grandes hombres de mar, ningún desafío es más relevante que el diseño de una estrategia marítima argentina que permita desatar y fortalecer las potencialidades de la sociedad en el empleo del mar para el desarrollo económico de nuestra Nación. El mar es determinante del futuro de nuestros hijos y nietos. Nuestra obligación es conocerlo, emplearlo y protegerlo.
El almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur es el jefe del Estado Mayor General de la Armada
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