El siglo XVI fue el siglo español, marcado por la conquista de América y la unificación del imperio español de Carlos I con el germánico de Carlos V; por su parte, el siglo XVII fue el siglo holandés, con la expansión de la Compañía de las Indias Occidentales, el Banco de Amsterdam y el florecimiento de las artes y las ciencias en un extraordinario clima de tolerancia religiosa.
El siglo XVIII fue el siglo de Francia, desde Luis XIV a la Revolución Francesa, seguido por el siglo XIX, que fue el siglo inglés, marcado por la expansión de su imperio global y la revolución industrial. A continuación, el siglo XX, el siglo de los Estados Unidos de América, vencedor de tres guerras mundiales: la primera entre 1914 y 1918, la segunda entre 1939 y 1945, y la tercera o Guerra Fría, que tuvo lugar desde 1946 a 1991.
El siglo XXI está marcado por la aparición y consolidación de China como superpotencia, más allá de la importancia y vigencia que Estados Unidos y otros países conserven. Un dato inédito, en comparación con el resto de las superpotencias, radica en el hecho de que alcanzó este status "sin tirar un solo tiro", es decir, sin desatar guerras de ocupación y/o colonización política o ideológica contra terceros países.
Sin embargo, China aún debe desarrollar un esquema de "responsabilidad" y "liderazgo", acorde con su nuevo rol global. Y así lo está haciendo. Su agenda en la presidencia del G-20 durante 2016 es la hoja de ruta para la presidencia alemana del presente año, como así también para la argentina en 2018. Su ambicioso programa de eliminación de la pobreza doméstica para 2020 significa un aporte neto al programa de Naciones Unidas de cara a 2030. Sus programas medioambientales están alineados con el plan adoptado en París en diciembre pasado; cabe resaltar que durante este año se recortará la producción de 150 millones de toneladas de carbón y 50 millones de toneladas de acero.
Asimismo, China está participando de manera activa y creciente en los programas de control de armas nucleares y químicas. Condenó los ensayos misilísticos llevados a cabo por Corea del Norte, mientras realiza denotados esfuerzos en la lucha contra el extremismo terrorista y el tráfico de drogas.
La moneda nacional -yuan o renminbi- es reconocida como "moneda de reserva de valor" desde noviembre de 2016. Durante ese mismo año se registraron más inventos en China que en Estados Unidos y se invirtieron 200.000 millones de dólares en compras de empresas fuera del país. El número de compañías privadas representa el 60% de la economía nacional y son 15.000 nuevas empresas por día. Finalmente, podemos mencionar que el sector de servicios alcanzó el 51,6% del PBI, siendo su crecimiento global del 6,7.
Esta enorme locomotora en la cual nacen 20 millones de personas por año se encuentra negociando acuerdos de libre comercio en los cinco continentes y se ha convertido en el principal socio comercial de 120 naciones alrededor del mundo.
Con el presidente de esta Nación antigua pero joven, pujante y creativa, se encontrará hoy cara a cara nuestro presidente. Para la Argentina hay tres temas centrales y dos acompañantes. Los centrales son la agroindustria, área en la que el país necesita pasar a exportar alimentos con valor agregado, no sólo materias primas (este año estamos abriendo los mercados de carne enfriada, uvas de mesa, arándanos y miel, y tenemos a nuestra disposición el mercado de lácteos, porcinos, peras y manzanas); la infraestructura -el país recurrirá a empresas y bancos chinos, asociados con argentinos, para el desarrollo de nuevas fuentes de energía, la renovación de nuestro parque ferroviario y la construcción industrial de viviendas- y la minería: tenemos el 75% de nuestro potencial minero sin explotar por falta de capital intensivo; las más modernas técnicas de la "minería ecológica" están siendo desarrolladas en China y están dispuestos a implementarlas en la Argentina.
Los otros dos ejes acompañantes son el turismo -la nueva política de visas nos permitirá avanzar rápidamente de los actuales 35.000 turistas chinos por año a 100.000 en los próximos 2 años, y apuntar a un millón en 10 años- y el fútbol, área en la que se ha comenzado una intensa cooperación, con intercambio de jugadores y entrenadores, donde el Ministerio de Educación, las escuelas, los clubes y las asociaciones profesionales de ambos países juegan un rol principal.
Estamos frente a una oportunidad y un desafío. Este siglo puede ser, también, el "siglo de la Argentina".
Embajador argentino en China
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