Una visión distinta de los piratas somalíes

(FNM) Aprovechando la falta de una autoridad que controle el caladero, una multitud de barcos de pesca empezó a faenar en las aguas frente a Somalia, dentro y fuera de su ZEE. Irónicamente, el único freno a esta depredación parece ser la piratería. Se calcula que en 2005 pescaron en esas atribuladas áreas, unos 800 barcos de distintos países. Muchos de ellos europeos y, más específicamente, españoles. Comparar con el caladero argentino, donde son monitoreados 557 buques autorizados a pesca.

Se estima que los ingresos generados durante un año por esta pesca extranjera ascendieron a más de 450 millones de dólares, sin que se tuvieran que abonar derechos a nación alguna y sin el adecuado control, ni la investigación científica necesaria. El resultado fue la rápida disminución de unas reservas pesqueras que eran el principal recurso para las comunidades de pescadores del país, catalogado como uno de los más pobres del mundo. Un claro ejemplo de lo que puede suceder en un caladero sin control.

Sin duda, un problema muy complejo, ya que la piratería no se dirige exclusivamente contra los buques pesqueros, lo que tampoco justifica su accionar, sino contra todo lo que navega por la zona, cuyo tráfico aproximado es de 20.000 barcos por año.

En lo que va de 2009, un año récord en la materia, en todo el mundo se realizaron 294 ataques contra buques, que resultaron en la captura de 34 embarcaciones y 559 personas secuestradas. El área marítima circundante a Somalia, incluido el golfo de Adén, se lleva la mayor porción de la torta: 144 intentos de ataque, con 32 buques tomados y 532 tripulantes secuestrados. Cuatro tripulantes fallecieron en el trascurso de estos actos delictivos. Los ingentes esfuerzos de la comunidad internacional, que incluye el envío de naves de guerra a la zona para imponer la ley, no han dado los resultados esperados.

Fuente: Nuestro Mar (Recomendado)