Las cifras fueron difundidas y lo dicen todo: 209 intentos de secuestro, de los cuales 43 resultaron exitosos; 533 rehenes; y 4,9 millones de dólares en tan sólo dos de los plagios
Crédito: AP
En Somalia la situación no cambió: impera la violencia y gobierna un Estado fallido. Los piratas, en cambio, no sólo son más -el Buró Marítimo Internacional (IBM, por su sigla en inglés) calcula que unos 500 hombres se dedican a este negocio, sin contar las milicias que los apoyan en territorio somalí-, sino que ahora son más agresivos, cuentan con más tecnología, piden rescates más grandes -de entre 500 mil y 2 millones de dólares- y han ampliado su rango de acción. Se adaptaron a las nuevas circunstancias y supieron evadir la amenaza que conlleva la autorización de Naciones Unidas (2008) para que buques internacionales vigilen las aguas regionales y persigan a los corsarios, incluso en tierra.
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En Somalia la situación no cambió: impera la violencia y gobierna un Estado fallido. Los piratas, en cambio, no sólo son más -el Buró Marítimo Internacional (IBM, por su sigla en inglés) calcula que unos 500 hombres se dedican a este negocio, sin contar las milicias que los apoyan en territorio somalí-, sino que ahora son más agresivos, cuentan con más tecnología, piden rescates más grandes -de entre 500 mil y 2 millones de dólares- y han ampliado su rango de acción. Se adaptaron a las nuevas circunstancias y supieron evadir la amenaza que conlleva la autorización de Naciones Unidas (2008) para que buques internacionales vigilen las aguas regionales y persigan a los corsarios, incluso en tierra.
La amenaza es tal que diversos gobiernos, entre ellos el de Francia, han instado a la creación de un tribunal especial internacional auspiciado por la ONU para juzgar a los piratas. Otros, como el de los Estados Unidos, optaron por armar a sus buques para repeler a los invasores. El Ejército norteamericano, después del secuestro del Maersk Alabama, cuya tripulación enfrentó a los plagiarios, decidió enviar su aeronave Reaper MQ 9 no pilotada, y que puede llevar 19 mísiles, a sobrevolar el Océano Índico.A la vigilancia en el golfo de Adén -por donde circulan unos 20 mil barcos mercantes al año-, los piratas respondieron ampliando su zona de operación y ahora representan también una amenaza para “la región Sur del Mar Rojo, los estrechos de Bab el Mandab y la costa Este de Omán”, según el IBM.
Si en un principio los piratas eran una especie de guardias que buscaban proteger la pesca local de los buques extranjeros, hoy reconocen que están en el negocio por el dinero, a sabiendas de que la mayoría de los gobiernos, particularmente los europeos, pagan los rescates que ellos piden.
Un solo secuestro exitoso basta a los piratas para darse una buena vida. Muchos dan dos o tres golpes antes de abandonar Somalia y poner negocios en otros países.Los piratas prefieren los barcos de nacionalidad europea y vigilan cada movimiento. Cuentan con lujo de detalles su modus operandi. “Sabemos qué es cada barco. Si tiene radares grandes es un barco militar y nos alejamos. Si es un barco pequeño, no lo queremos, es inútil. Pero si el barco es grande, disparamos algunas balas y esperamos para ver si responden. Después, volvemos a disparar. Son más lentos y nosotros tenemos lanchas rápidas. Un hombre sube primero y nos dice cómo está todo. Después, todos abordamos”, contó “Barba Roja” para el informe del Instituto Noruego de Investigación Urbana y Regional, titulado “Piratería en el Golfo de Adén: mitos, errores y remedios”, difundido en noviembre.
Fuente: Infobae.com
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