La investigación que inició la fiscal López de Filoñuk ya tiene cuatro cuerpos. Una ex presidente de la empresa señala desvíos millonarios de fondos.
FAdeA fue objeto de años de administración kirchnerista durante los cuáles las deudas se acumularon pero los aviones no se fabricaban. Foto:Cedoc Perfil
En marzo de 2016 la fiscal federal Graciela López de Filoñuk inició una investigación de oficio tras algunas declaraciones de la entonces presidenta de FAdeA (Fábrica Argentina de Aviones), Cristina Salzwedel que alertó sobre el alarmante cuadro de situación en que había quedado la fábrica tras las administraciones kirchneristas. Una auditoría señalaba un déficit de $1400 millones para el año 2015, un plantel sobredimensionado para la realidad productiva de la compañía y había fuertes sospechas de desvíos de partidas presupuestarias.
Casi un año y medio después de los primeros requerimientos de información la investigación de la fiscal López de Filoñuk avanzó y ya cuenta con cuatro cuerpos, aunque aún aguarda información sensible que se pidió a la AFIP para tener un cuadro de situación completo antes de avanzar con posibles imputaciones contra los ex funcionarios que dirigieron la fábrica durante la administración k. El foco está puesto en el período que se inicia con la reestatización de la empresa, en 2009, hasta la finalización de la etapa k, en diciembre de 2015. Además de los informes de AFIP la Justicia cuenta con documentos de auditorías que iniciaron las autoridades de Cambiemos que presidieron la empresa, balances, contratos y las actas de directorio del período investigado. “Yo le he pedido mucha información a la AFIP, desde abril del año pasado. Me han enviado información pero el último envío fue de diciembre del año pasado. Me falta lo último para realizar un pronunciamiento”, señaló López de Filoñuk a PERFIL CORDOBA.
En la mira. Las presidencias de Raúl Argañaraz (2010-2013) y de Matías Savoca (2013-2015) son las que están en la mira de la Justicia y en particular del primero de ellos, una gestión de la que surgen las mayores inconsistencias e irregularidades en el manejo de la empresa que tiene su sede sobre la avenida Fuerza Aérea, según advierten varias fuentes. Además de la investigación que lleva adelante López de Filoñuk, Raúl Argañaraz también está siendo investigado por el juez Ercolini en una causa por supuesto enriquecimiento ilícito. En paralelo, el Ministerio de Defensa de la Nación presentó información a la Oficina Anticorrupción que dirige Laura Alonso sobre el estado de situación en que quedó la fábrica cordobesa y los posibles actos de corrupción alrededor de su funcionamiento.
“A Argañaraz se le perdieron $300 millones”. Cuando la administración de FAdeA cambió de color político una de las primeras personas en denunciar las irregularidades que se advertían fue Cristina Salzwedel, dirigente radical riojana y del riñón del por entonces ministro de Defensa Julio Martínez.
En diálogo con este medio la ex funcionaria (dejó la presidencia el año pasado en manos del actual titular de la empresa, Ércole Felippa) señaló que “la por parte de las administraciones de FAdeA fue la de Argañaraz. Si uno revisaba los contratos, los antecedentes, era claramente desde ahí que arrancaba el desmanejo desproporcionado, de una manera ilógica. Yo creo que hubo corrupción. Una planta que se sobredimensionó de tal manera, con 1600 empleados, y que no fabricaba aviones en serie.
A Argañaraz se le perdieron $300 millones. Él recibió distintas partidas a lo largo de su gestión y hubo $300 millones que no estaban plasmados en repuestos, en pagos, ni en ningún lado. Fondos del Ministerio de Defensa. Ese faltante se detectó por una auditoría de Fabricaciones Militares. Asume Savoca y nadie dijo nada, hicieron la vista gorda. No es poquito, no son 1500 pesos, se perdieron $300 millones. Se desviaron $300 millones y nadie sabe a dónde. Espero que la Justicia avance porque FAdeA fue uno de los principales nichos de corrupción en Córdoba y usada como caja política del kirchnerismo”.
Salzwedel también señaló que había fondos que eran inconsistentes y no tenían relación con el trabajo específico que se debería realizar en la fábrica de aviones. Un ejemplo fueron las partidas que llegaban para la realización de obras y plazas en el marco de programas de Responsabilidad Social Empresaria, pero inconsistentes mirando los números y la realidad de la planta. “Encontramos un programa de RSE que era bastante difícil explicar, de cuadrar los montos destinados a eso con las compras hechas”, contó.
Auditoría reveladora. La auditoria que encaró el año pasado la gestión de Salzwedel a Deloitte detalla, entre otros aspectos, que mientras el número de ingenieros pasó de 201 en 2010 a 269 en 2015, la cantidad de aviones producidos por la fábrica en ese lapso de tiempo se mantuvo constante: 0. Ese mismo trabajo da cuenta de que la empresa pasó de perder $150 millones en 2013 a $212 en 2014 y luego $1498 millones al final de 2015, aunque desde la empresa las autoridades actuales creen que ese “salto” se explica porque en los años previos se dibujaron los balances y se fue ocultando la pérdida, que finalmente apareció acumulada en el último año del Gobierno de Cristina Fernández.
Quisieron comprar 80 helicópteros. La compra de un helicóptero a la empresa China National Aero-Technology Import & Export Corporation (CATIC) es una novela en sí misma de la que se conocen algunos capítulos, pero otros no. El año pasado trascendió que esa compra se hizo de forma directa, que el helicóptero no vuela y que como los manuales estaban en chino tuvieron que traer a una joven china para que oficie de traductora. La joven tradujo, los operarios montaron el helicóptero y luego la ciudadana china formó pareja en Córdoba, tuvo un hijo e incluso le dieron un puesto en la FAdeA K. Hasta ahí el dato de color. Lo más complicado era que, según distintas fuentes que reprodujeron la maniobra, el entonces presidente de la empresa Raúl Argañaraz viajó a China con intención de comprar decenas de helicópteros, en el marco de un negocio atado a un curioso contrato: “Argañaraz viajó a China y quiso comprar dos helicópteros. Cuando él vuelve con el contrato el directorio no se lo aprobó. Le aprobó uno sólo. Compró un helicóptero como si hubiera comprado un par de zapatos”, contó Salzwedel. “El helicóptero costó entre US$5 y US$6 millones porque venía con un paquete de transferencia de tecnología. Pero no puede usarse. Puede volar en el espacio aéreo de FAdeA, pero no está homologado, no está certificado. Y el problema es que en el contrato con la empresa china había una clausula que disparaba la compra de otros 80 helicópteros si a ese helicóptero se lo homologaba”, detalló una fuente de FAdeA. Hoy el helicóptero está guardado en un hangar, parcialmente desmontado.
Motores sin aviones y servicios inflados. Otro ejemplo del desmanejo de la empresa lo certifican las compras excesivas de insumos, piezas y partes que no se ajustaban a un programa productivo en marcha. Un caso concreto fueron los 22 motores comprados a la empresa Honeywell que fueron encontrados embalados en cajas y que debían montarse en aviones Pampa, pese a que no se produjeron aviones. “Nos encontramos con 22 motores Pampa de US$ 1,8 millones cada uno. No había necesidad de comprar 22, no se necesitaba eso en el marco de la actividad que tenía la empresa, esas compras no se justificaban. Uno de los problemas que tuvimos es que no se habían terminado de pagar, había una deuda de US$ 2,7 millones y encima había una orden de compra de otros 6 motores más que la empresa proveedora quería mandar”, graficó un directivo actual de la planta.
Además de esas compras sobredimensionadas otro aspecto que genera dudas son los costos por los servicios que distintas empresas cobraban a FAdeA. La actual gestión relicitó todos los servicios y dos años después bajaron los precios hasta un 40% para servicios como catering, seguridad o limpieza.
Contratos bajo análisis, compras sobredimensionadas y deudas impagas. De los informes y auditorías internas se desprenden algunos casos emblemáticos que dan cuenta del desmanejo que se ejecutó en FAdeA durante los años de las administraciones kirchneristas. Algunos ejemplos de contratos observados:
-Helicóptero Z 11 Catic de China. Durante la presidencia de Argañaraz se compraron dos helicópteros con intención de un nuevo plan productivo para FAdeA. El directorio aprobó sólo uno. La compra generó un gasto de US$ 5 millones. Actualmente no se usa y no está homologado. Una cláusula en el contrato de esa compra activaba la adquisición de otros 80 helicópteros.
-Aviones GROB: FAdeA compró directamente 10 unidades (nunca fue autorizada por el Directorio) cuyo destino es el entrenamiento de los pilotos de la Escuela de Aviación Militar. El contrato fue de 21,7 millones de euros (quien no pagó nada por el servicio y tampoco hubo contrato). Sólo funcionan 7 aviones.
-22 Motores para aviones Pampa. Se encontraron embalados en cajas 22 motores para aviones Pampa. Pero durante las gestiones k no se fabricaron unidades de ese modelo. Cada motor costó US$1,8 millones. Había otra orden de compra por otros 6 motores que fue desactivada por la actual gestión de la empresa.
-Software de VATES. Se analizó un contrato con la empresa cordobesa VATES para el desarrollo de un software para Control y Planeamiento de Producción. Un informe detalla que “No se encontraron documentos que detallen el riesgo que se corría en el Proyecto de KC-390 si no se encargaba el desarrollo de este software a medida”.
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