Aunque aún no está definido, adquiriría en febrero un Boeing Business Jet; también ponen a punto el Tango 04.
Antes de viajar a Hamburgo, Macri probó en Tecnópolis un simulador de 4D. Foto: Presidencia
La decisión está tomada, el Gobierno invertirá unos 50 millones de dólares para reemplazar el Tango 01. La Casa Rosada dio otro paso más para adquirir un nuevo avión presidencial que, en principio, formará parte de la flota presidencial desde febrero.
Según confirmaron fuentes oficiales a LA NACION, la última semana integrantes de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) -un organismo de las Naciones Unidas destinado a estudiar el tráfico y garantizar la seguridad aérea- y de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), junto al director de Logística, Julio Manco, que depende del secretario general de la Presidencia, Fernando De Andreis, hicieron una preselección de aeronaves.
Así, el viaje que el presidente Mauricio Macri realizó ayer rumbo a la reunión anual del G-20 podría transformarse en la última travesía en avión comercial que realice el jefe del Estado.
Si bien aún no está 100% definido, el Estado nacional adquirirá un Boeing Business Jet, que le permitirá al jefe del Estado contar con algunos privilegios que hoy no tiene, como una cama y una ducha. En el precio, unos 50 millones de dólares, también están incluidos los repuestos y simuladores de vuelo, según aclararon fuentes oficiales.
Desde febrero, aquellos funcionarios e invitados especiales que viajen con el Presidente tendrán asientos cómodos, lugar para moverse y espacio de trabajo.
Además, según confirmó uno de los hombres de confianza de Macri, se "está trabajando para poner a punto" de nuevo el Tango 04. Un avión modelo Boeing 737-500 que compró la entonces presidenta Cristina Kirchner en 2014; se trata de una aeronave que hoy tiene 24 años de antigüedad y que pertenecía a Aerolíneas Argentinas. "Era algo necesario. La flota que dejó el anterior gobierno estaba obsoleta y en mal estado", dijeron cerca del Presidente.
En sus últimos viajes, por las distancias y los destinos, Macri tuvo que cambiar de aviones para llegar a destino. Ayer, luego de visitar una megamuestra de ciencia y arte en Tecnópolis, el Presidente tomó, junto a su esposa, Juliana Awada, un vuelo comercial de Lufthansa que lo depositó en Fráncfort. Ahí lo esperaba un vuelo privado para llegar hoy a Hamburgo, donde se desarrollará la reunión del G-20. Viajaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el canciller Jorge Faurie; el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y el vocero presidencial, Iván Pavlovsky.
Podría ser el último viaje internacional de Macri en un vuelo comercial. Aunque aún resta saber si participará de la Asamblea General de la ONU, en septiembre. En la Casa de Gobierno también evalúan dar de baja "algunos de los helicópteros" de la flota, conformada por tres unidades Sicorsky.
El Tango 01, avión que compró el ex presidente Carlos Menem en 1992, aún está en venta. Como informó LA NACION hace un mes, salió a subasta, pero no hubo oferentes. La idea del Gobierno era obtener dos millones de dólares. Hoy, se conforma con un millón. La hora de vuelo de la aeronave, con capacidad para 35 pasajeros, costaba US$ 13.689,93. Con el nuevo avión costaría la mitad, US$ 6390, según datos del sitio especializado aircraftcalculator.com y de la organización sin fines de lucro Aircraft Owners and Pilots Association (AOPA). Como publicó LA NACION en febrero, el cambio implicaría un ahorro anual de US$ 3.649.755.
Pero los cambios no terminan ahí. El Presidente desistió de comprar la camioneta Mercedes-Benz Vito preparada especialmente. "Era demasiado cara", reconocieron fuentes oficiales. Finalmente se tomó la decisión de que utilice tres camionetas, también blindadas, que ya forman parte de la flota de vehículos oficiales.
Desde el Gobierno se esforzaron por justificar la futura compra del nuevo avión. La nueva "inserción" de la Argentina en el mundo, explicaron en la Casa Rosada, provocó que el Presidente reciba invitaciones de los principales líderes del planeta. Lo cierto es que, más allá de los argumentos que dan desde el oficialismo, en momentos en que aún la economía no da muestras de una recuperación consolidada, el Gobierno también busca licuar el impacto que tendrá el gasto en la opinión pública.
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