Siguen entrando camiones y carros con arena, cemento, ladrillos y vigas, pese a la orden judicial que exigió poner freno a la construcción
FOTOS: Emiliano Lasalvia y Hernán Zenteno
Cuando ya se cumplió un año de un fallo judicial que ordenó al gobierno nacional impedir, por medio de sus fuerzas de seguridad, la concreción de nuevas construcciones en la villa 31 y 31 bis, los camiones siguen entrando con materiales para que los habitantes del asentamiento edifiquen.
Así lo denuncia la administración de Mauricio Macri y lo confirman los vecinos. LA NACION pudo también constatar que existen bolsas de arena y ladrillos apilados en la puerta de algunas casas.
Paralelamente, crece la inquietud entre funcionarios del gobierno porteño por la posible expansión de las villas de Retiro hacia el Norte y la del asentamiento situado en Jerónimo Salguero y la calle 15, en Palermo, hacia el Sur, lo que eventualmente derivaría en la unión entre ambos barrios de emergencia, tendidos sobre terrenos fiscales del Estado nacional. Para evitar la proliferación de construcciones irregulares en las villas 31 y 31 bis y para mejorar las condiciones de vida de sus 26.000 habitantes, la Legislatura porteña aprobó en diciembre último una norma para la urbanización de esos asentamientos ilegales, sobre la base de un proyecto arquitectónico desarrollado por el Instituto de la Espacialidad Humana de la Facultad de Arquitectura de la UBA. Cuando ya se cumplió un año de un fallo judicial que ordenó al gobierno nacional impedir, por medio de sus fuerzas de seguridad, la concreción de nuevas construcciones en la villa 31 y 31 bis, los camiones siguen entrando con materiales para que los habitantes del asentamiento edifiquen.
Así lo denuncia la administración de Mauricio Macri y lo confirman los vecinos. LA NACION pudo también constatar que existen bolsas de arena y ladrillos apilados en la puerta de algunas casas.
Javier Fernández Castro, jefe del equipo que elaboró el llamado "Anteproyecto Urbano Barrio 31 Carlos Mugica", anticipó en declaraciones periodísticas que el 30% de las viviendas deben ser demolidas por la necesidad de abrir calles o por razones de hacinamiento, mientras que "el 70% restante es recuperable".
Los camiones con materiales, como se dijo, siguen entrando en la villa 31, pese a la orden que en noviembre de 2008 dictó la jueza en lo contencioso administrativo Cecilia Gilardi de Negre, luego de una denuncia presentada por el gobierno porteño por el supuesto peligro inminente de derrumbe que existía en los asentamientos de Retiro. En el Palacio Municipal, circulan fotos tomadas hace dos meses que muestran la irregularidad. "Sería muy malo para Mauricio terminar su mandato con un piso más en la villa", describen operadores políticos del jefe de gobierno y recuerdan que muchas viviendas ya alcanzan las seis plantas.
LA NACION intentó contactarse con el juzgado para conocer avances en el expediente, pero el tribunal está de feria. Voceros de la Policía Federal afirmaron a LA NACION que el personal de la comisaría 46a. colaborará con los inspectores porteños que controlan el ingreso de materiales en un puesto instalado en la calle 4 y que funciona de 8 a 20. "Sólo permite el ingreso de materiales para refacciones, no para nuevas construcciones. Sabemos que en la villa 31, en el sector de las vías del ferrocarril San Martín se filtran materiales", agregó el vocero consultado.
Por su parte, voceros de la Prefectura Naval señalaron que la fuerza "nunca estuvo afectada al control de camiones porque la villa está fuera de su jurisdicción".
Los vecinos de la villa admiten que todavía circulan camiones con materiales. "Pero muy pocos son para construcciones nuevas. Hay familias nuevas, pero muchas otras o se fueron, como ocurre siempre. Lo que sí estamos haciendo son muchas refacciones con los materiales", relativizó Amalia Aima, que reside en la villa 31 y tiene vinculaciones con la CTA.
En cambio, Héctor Mendoza sostuvo que el ingreso de camiones "es imparable" y que se sigue construyendo, aunque un "70% de lo que se construía antes". Ante la inquietud oficial por la expansión hacia el Norte de los barrios de emergencia, el vecino dijo: "La villa 31 nunca se estiró, va creciendo hacia arriba". En el entorno del asentamiento situado en Salguero y la calle 15, emplazado a 200 metros del Paseo Alcorta y 300 del Museo Renault, en Barrio Parque, no existe tampoco la idea de que el caserío -que incluye una serie de viejos vagones de trenes que también son usados como vivienda- ocupe más superficie que antes. Y quienes viven o trabajan en los alrededores dicen ignorar si provienen de allí los grupos de menores que suelen protagonizar arrebatos en la plaza de Salguero y Figueroa Alcorta.
"Yo traigo a mi nieto al patio de juegos del shopping muy seguido. Pero me voy de día, cuando todavía hay luz y evito pasar por la plaza, porque hay bandas de chicos que se te abalanzan y te sacan lo que pueden. No sé si son del asentamiento o no", dijo a LA NACION María Eugenia Quesada. "A mí me advirtieron que tuviera cuidado, pero nunca me pasó nada. Hace un mes que trabajo en el Paseo Alcorta y vengo a la plaza en mi descanso. A lo sumo, me quedo cerca de la garita del museo", relató Aldana Solari, de 25 años.
En la boletería del KDT, que funciona a 50 metros de la estribación del asentamiento, Andrés, que trabaja allí desde hace 20 años, recordó que "siempre fue peligroso cruzar por debajo del puente" del ferrocarril sobre Salguero, porque "hay menores que roban", aunque no pudo precisar si guardan relación con los habitantes del barrio precario ni si el caserío había crecido.
Fuente: Diario la Nación
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