Gracias a la inversión bruta interna fija hemos sido la octava economía del mundo, pero en los últimos 100 años, económicamente, estamos muy lejos de ser la octava economía mundial. Sin lugar a dudas, la inversión fue una de las principales claves del desarrollo económico-social argentino. Desde 1900 a 1914 llegó, en muchos años, a casi el 60 % del PIB, cifra tan alta que hoy pensamos que podría ser de algún otro país. El promedio de la inversión bruta interna fija fue de 31,5%, desde 1900 a 1930, cifra que también nos parece imposible de que pudiéramos lograrla nosotros y eso que incluye los años de la primera guerra mundial, que fueron enormemente bajos.
Después del golpe de Estado de 1930 y con la sucesión de golpes de estado/gobiernos civiles desde aquella época, 1930, hasta ahora, sólo invertimos algo menos del 20 % del PIB y en algunos años aún menos que esa cifra.
¿Qué nos ha pasado? Allí radican las principales respuestas a nuestro atraso: con una inversión que apenas llegaría al 20 % del PIB y una amortización del capital que se ubica alrededor del 12 % o el 14 % no es posible crecer mayormente, pues la inversión neta resulta de algún valor pero es muy chica para un crecimiento adecuado.
Actualmente ¿hay países que tengan una inversión bruta superior al 30 %? Sí, hay más de 30 países que tienen esos guarismos y se nota mucho en su crecimiento. Uno de ellos es China, que ha venido creciendo a un ritmo muy alto y ahora está por alcanzar el nivel económico de EE.UU. En este momento están pasando a un nivel de consumo mayor, por lo que el crecimiento se redujo al 6,5-7 % anual, pero aun así es el más alto del mundo para países de ese tipo.
Nosotros necesitamos invertir más, aunque hasta ahora no lo hemos logrado. Esa inversión exige que tengamos muchos años de track record positivo y creíble para que los inversores en activos reales se decidan a poner sus recursos aquí. No sólo con decir yo voy a crecer se logra convencer a los inversores.
La clave es lograr un número alto de inversión, lo que llamamos el esfuerzo inversor prolongado, es decir, no solo un año sino muchos años de alta inversión, no solo un número alto sino la repetición de números verdaderamente elevados.
Por eso, invertir es la clave para crecer y no la inversa como se ha propuesto desde el populismo, consumir es la clave para crecer. Los países que más han crecido son los que han fomentado el ahorro interno y externo para que se invierta en sus países y han ocupado productivamente a su población.
Tomemos los casos de Australia, Canadá y Nueva Zelanda, entre otros países, para demostrar esto de una manera eficiente. También a los nuevos países asiáticos, los tigres del sudeste de esa zona, que también han crecido en forma increíble. El caso de Singapur, es un modelo de crecimiento que en 3 décadas logró pasar del subdesarrollo a ser un país desarrollado, aunque su tamaño es pequeño.
Tenemos que mirar hacia allí: sacar las conclusiones de esos casos y aplicarlas acá. Solo así podremos decir que hemos hecho algo diferente, que hemos pasado del subdesarrollo a ser un país desarrollado. No hay que desanimarse por lo poco que podamos obtener al principio. Es un tema de continuidad y lo podemos hacer.
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