MOSCÚ (Sputnik) — El portavoz del Ministerio de Defensa ruso, el mayor general Ígor Konashénkov, calificó como "un blanco cómodo" el flamante portaviones británico Queen Elizabeth.
Saliendo al paso de las declaraciones del secretario de Defensa británico, Michael Fallon, de que el nuevo navío debiera dar "envidia" a Rusia con su "vetusto" portaviones Almirante Kuznetsov, el portavoz señaló que el HMS Queen Elizabeth es en realidad una nave madre capaz de operar aviones cuando va acompañada de otros buques de guerra, submarinos y barcos auxiliares.
"A diferencia del crucero portaviones Almirante Kuznetsov, dotado de misiles antiaéreos, antisubmarinos y, lo que es fundamental, sistemas antibuque Granit, el portaviones británico no es más que un blanco naval cómodo de gran tamaño", subrayó el general ruso.
El portaviones Queen Elizabeth
Konashénkov añadió que "dada esa circunstancia, no le conviene a la Real Marina británica exhibir la 'belleza' de su portaviones en alta mar a menos de centenares de millas de su 'pariente lejano'".
El HMS Queen Elizabeth, que tiene 280 metros de eslora y desplaza 65.000 toneladas, zarpó el 27 de junio del puerto de Rosyth, en Escocia, para iniciar pruebas en alta mar que se prolongarán por dos años. Se trata del mayor buque de guerra jamás construido para la Real Marina británica. El navío, con una tripulación de más de 700 personas que podría duplicarse en función del número de aeronaves embarcadas, pasará las próximas seis semanas en el mar del Norte y en el fiordo Moray, visitará en otoño su futura base de Portsmouth y en octubre de 2018 comenzará pruebas al este de EEUU.
Los astilleros de Rosyth tardaron más de ocho años en construir este portaviones, al que se sumará dentro de dos años el segundo, HMS Prince of Wales. El coste de los dos buques se estima en torno a 6.000 millones de libras esterlinas, o unos 7.650 millones de dólares.
Cada portaviones podrá transportar 36 aviones y cuatro helicópteros, según la prensa. La Marina Real británica espera tener 24 F-35 para el año 2023 y otros 24 para 2025. A bordo también se emplazarán los F-35 estadounidenses, aunque el número aún es objeto de discusión.
El portaviones Almirante Kuznetsov, el único de que dispone Rusia, regresó el 9 de febrero pasado a su base de Severomorsk tras una travesía de cuatro meses que incluyó dos meses de misiones de combate en Siria, para someterse a reparaciones y a un proceso de modernización. El navío, que se incorporó a la Armada rusa en 1991, mide 302 metros de eslora y 72 de manga; desplaza 55.000 toneladas, tiene velocidad máxima de 29 nudos, autonomía de 8.000 millas náuticas, 1.960 tripulantes y capacidad para alojar más de 50 aviones y helicópteros.
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