Por Rosario Ayerdi - Perfil.com
Eran los encargados de cuidar su casa anterior cuando apareció un cartucho de escopeta. “Le mando a explotar todos los vidrios y que se pudra todo”, advertía uno de ellos. Fueron cesanteados.
Mudanza. Por su seguridad, Vidal dejó su casa en Castelar (donde se encontró un cartucho) para mudarse a la base aérea de Morón. Ritondo decidió cesantear a los custodios involucrados. Foto: Cedoc
“Le mando a explotar todos los vidrios y que se pudra todo”. La frase alertó a la gobernadora María Eugenia Vidal y al equipo encargado de su custodia, ya que se trata de un audio recuperado de los celulares que hasta agosto del año pasado pertenecían a los hombres que custodiaban la casa de la mandataria en Morón.
De estos celulares se desprende que los custodios manejaban excesiva información sobre los movimientos de Vidal y, a la vez, existía un fuerte malestar con la gobernadora de los propios uniformados abocados a su cuidado, por, entre otras cosas, tener que cumplir con el horario y días de trabajo reglamentarios.
“Mejor no, porque hay cámaras”, se arrepentía segundos después de advertirle a un compañero de trabajo que podría atentar contra la vivienda de Vidal. Este y otros audios con distintas quejas forman parte de la causa que se inició por la aparición de un cartucho de escopeta calibre 16 en el garage de la casa en la que Vidal vivió junto a su familia. Aunque aún no se pudo comprobar que fueron estos agentes quienes dejaron el cartucho en el domicilio, esta evidencia llevó a que luego de casi un año de haber sido desplazados mientras se llevaba adelante la investigación, el último 16 de mayo se firmara la sentencia por la que los custodios Jorge Mejías y Alejandro Naiouf fueron finalmente cesanteados de la policía de la provincia de Buenos Aires.
La UFI N°5 de Morón incautó los teléfonos de estos uniformados en donde además se pudieron rescatar chats y audios en donde se mostraba descontento por tener que cubrir los distintos objetivos de la custodia. Incluso, había horas en los que se dejaban puntos sin cubrir y los propios policías se enviaban mensajes: “Si se cubre se cubre y si no se puede cubrir no se cubre”.
En agosto del año pasado, Mejías y Naiouf habían dejado sus puestos minutos antes de que un desconocido tire el cartucho en el garage de la casa que ya no habitaba Vidal (ya se había mudado a la Base Aérea de Morón). Al declarar, ambos dijeron que había dejado sus puestos de vigilancia para ir hasta la comisaría a buscar un vale de nafta y, luego de cargar combustible, habían ido a comprar empanadas.
Horas después de que se conociera el inicio de una causa por amenazas, Mejías y Naiouf usaron los buscadores de internet de sus teléfonos de manera constante en donde se interiorizaron por conocer cada detalle de las repercusiones del caso, las sanciones que podrían tener y hasta buscaron el nombre del fiscal Claudio Oviedo, a cargo de la investigación. Más tarde, se les incautaron los celulares
Al declarar en esta causa, Vidal vinculó el hecho del cartucho a las reformas las reformas que había encarado en el Servicio Penitenciario, en la policía y en el freno al juego. La aparición del cartucho no fue la única intimidación: en una pericia días más tardes de que se hiciera pública la noticia se comprobó que una reja había sido forzada y se había roto una puerta de una de las habitaciones que daban al fondo de la vivienda. Semanas después, la mandataria decidió poner en venta la casa en donde vivió junto a su ex marido e intendente de Morón, Ramiro Tagliaferro, y sus tres hijos.
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