Por Hugo Alconada Mon - LA NACION
El informe de Aeropuertos Argentina 2000 advierte sobre falencias de control y cuestiona el rol de las fuerzas de seguridad e inteligencia
Un operativo del año pasado en un depósito de la Aduana de Ezeiza; todo el personal está bajo la lupa. Foto: Archivo
Un informe reservado cuya elaboración fue ordenada por Aeropuertos Argentina 2000 expuso graves irregularidades y falencias en los sistemas de inteligencia y control aduanero dentro y alrededor del aeropuerto internacional de Ezeiza. El trabajo incluso señaló que el principal obstáculo para combatir el contrabando son los propios empleados de la Dirección General de Aduanas (DGA).
El informe de la consultora SSI -elaborado por personal que antes pasó por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Aduana de Estados Unidos- se concentró en tres grandes áreas de "prácticas ilícitas" observadas en la importación de mercaderías a través de Ezeiza, donde también se retienen productos por años, como se detectó el jueves con los barriles de pseudoefedrina. A veces es porque se espera el pago de una coima; otras, porque su dueño abandonó a su suerte la mercadería sensible.
El informe de SSI llegó hasta 2014 y provocó el despido de un grupo de ejecutivos y empleados de la Terminal de Cargas Argentina (TCA).
Sin embargo, la alerta del informe sobre la Aduana continúa vigente, según expedientes judiciales, testimonios de aduaneros y despachantes y de efectivos de fuerzas de seguridad que recabó LA NACION. Entre otros motivos, porque también señala a la Aduana de Ezeiza como una zona de alto riesgo, donde se mezclan efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), espías de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), aduaneros que cumplen sus tareas y otros que juegan para el contrabando mientras acumulan fortunas.
La primera "práctica ilícita" que expuso ese informe es "el movimiento de contrabando en cantidad". ¿Qué significa? El traslado de la mercadería que bajó de un avión, sea en embalajes o pallets, a otro predio fiscal -"zona primaria aduanera", en la jerga-, fuera del aeropuerto, para que allí complete los trámites aduaneros. La mercadería sale así de Ezeiza como "en tránsito" en el sistema informático aduanero y en los registros del depósito fiscal del depósito fiscal TCA, sin pasar por una inspección, a bordo de un camión que lo lleve a otro depósito.
¿Cuál es el truco? El más básico -entre muchos- es que las cintas de plástico azul con las que se "sella" la mercadería pueden despegarse y volverse a colocar sin dejar rastros. Es decir, algo muy básico y que sólo es posible si se "aceitó" a todas las áreas a cargo de controlar. En especial al área de "inteligencia aduanera".
Esa maniobra permite que el paquete que se quiere contrabandear abandone el aeropuerto y se desvíe a otro lugar antes de llegar a las instalaciones de la Aduana, alertaron los antiguos expertos de la CIA y la Customs Agency, que trazaron otra opción peor: que la mercadería sea "procesada" por los propios hombres de la Aduana para su inserción en el mercado negro.
Los aduaneros, en rigor, son a menudo parte del problema, no de la solución. Protagonizaron múltiples escándalos durante las últimas décadas. Desde la megacausa de la "Aduana paralela" al "caso Antonini". Y múltiples episodios vergozantes, cuanto menos, como el hallazgo de US$ 500.000 no declarados en la casa allanada de un jerarca aduanero.
O el caso de otro jefe, Damián Serra, vinculado al depósito fiscal TCT, que en 2015 sacó del país a Jaime Stiuso tras declarar por la muerte del fiscal Alberto Nisman. O todo lo que salió a la luz sobre cómo se movió la tonelada de cocaína que los Juliá transportaron luego a España.
Coimas para "liberar". Múltiples empresarios relatan que otra de las prácticas ilícitas más habituales entre los aduaneros es retener mercaderías durante largos períodos -con el costo que conlleva- hasta que el afectado se aviene a coimear para obtener la "liberación de la carga".
Ralph Lauren puede dar fe de eso. En 2013 admitió ante la Comisión de Valores (SEC) y la Fiscalía Federal de Nueva York que pagó sobornos a tres funcionarios argentinos entre 2005 y 2009 "para conseguir la autorización de importación de productos sin documentación, así como para evitar por completo la inspección" aduanera.
Debió pagar una multa de US$ 882.000 y reembolsar US$ 734.846 de ganancias más intereses. Pero no fue la única compañía sancionada en base a la ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, en inglés). También la petrolera H&P y la metalúrgica Ball Corporation, que pagó US$ 300.000 a la SEC, tras admitir que sobornó a otros aduaneros argentinos.
Los hermanos Paolantonio fueron más agresivos, según la investigación de la Justicia local. Crearon una empresa de transporte de contenedores que se desarrolló a lo grande. Para eso pagaron entre 40.000 y 80.000 dólares por contenedor a aduaneros para contrabandear productos chinos en gran escala. Es decir, algo imposible de desarrollar sin la connivencia de altos funcionarios de la AFIP y la Dirección General de Aduanas (DGA). De hecho, el círculo se completó para los Paolantonio en agosto de 2014, cuando el entonces titular de la AFIP -y jefe máximo de la Aduana-, Ricardo Echegaray, firmó una resolución para liberalizar los depósitos fiscales.
Fue entonces cuando TCA pasó a afrontar la competencia de otros depósitos, como los de Jorge Lambiris -con quien Echegaray vacacionó en Río de Janeiro- y los Paolantonio, en la zona del Mercado Central, cerca de Ezeiza.
Durante las últimas semanas, en tanto, la Aduana quedó otra vez bajo la lupa. Primero por el desplazamiento de su titular, Juan José Gómez Centurión. Segundo, porque el ex funcionario dijo que recibió un anónimo que detallaba dónde se encontraban 12 barriles de pseudoefedrina. Lo denunció a la Justicia, que logró ubicarlos, calificados como "tránsito retenido" desde 2011 y con solicitud expresa de custodia por parte de la Aduana.
La existencia de mercadería "dormida" durante años en los depósitos fiscales no es algo inusual. ¿Qué contienen? ¿Productos "sensibles? ¿Drogas? ¿Armas? ¿Dinero? Preguntas sin respuesta cierta hasta que no se abran los contenedores o bultos, lo que requiere de un protocolo previo, a veces con intervención judicial. "Entre el 65 y 70 por ciento de la mercadería sale sin problemas, mientras que el resto tiene algún tipo de demora o queda en una suerte de 'limbo', y si en 90 días nadie lo reclama pasa a la categoría de 'disposición final', por lo que la Aduana puede destruirlo, subastarlo, donarlo o devolverlo a su remitente", explican fuentes con experiencia acumulada en Ezeiza desde hace dos décadas. De hecho, de ese porcentaje, la cuarta parte -cerca del 8%- "jamás es reclamado y queda como 'tránsito retenido' en un depósito fiscal". Es decir, como la pseudoefedrina que se detectó este jueves.
"Desaparición" - La última práctica ilícita habitual entre los aduaneros, según el informe secreto que la consultora SSI entregó a las autoridades de TCA y de Aeropuertos Argentina 2000, es la más grotesca de todas: la desaparición de los paquetes (grandes o pequeños) en los depósitos fiscales.
Desde AA2000 cuentan que tras el informe de SSI echaron a personal de TCA y reforzaron sus medidas de seguridad. Pero la "desaparición" de mercadería es una práctica recurrente en todo el país, según surge de los registros cotejados por LA NACION. Y eso, claro, sin computar cuando los funcionarios del Estado operan para provecho propio, como se sospecha que ocurrió con agentes de la entonces Secretaría de Inteligencia (ex SIDE, la actual AFI) entre 2012 y 2013, e investiga la justicia federal.
Las tres prácticas ilícitas más habituales - Son los delitos que más detalla la auditoría que encargó Aeropuertos Argentina 2000
Apertura de embalajes - Una de las modalidades delictivas es la apertura de embalajes para la extracción total o parcial de mercaderías que el propio personal aduanero deriva al mercado negro mientras en el depósito conserva el embalaje, en apariencia intacto
Retención de mercadería - Otro mecanismo es la retención de mercaderías durante largos períodos -con el costo que conlleva- hasta que el afectado se aviene a pagar un soborno para obtener la "liberación de la carga"
Desaparición de cargas - La "desaparición" por robo de los cargamentos, ya sea de grandes o pequeñas dimensiones, es otro de los ilícitos más comunes que se cometen en los depósitos fiscales.
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domingo, 11 de septiembre de 2016
Aduana de Ezeiza: una auditoría revela graves fallas y complicidades
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