La Armada de EE.UU. tiene un serio problema; después de década y media de que el país haya combatido en guerras terrestres, su capacidad para atacar a otros barcos es deficiente. Para invertir esta tendencia, la Navy quiere adquirir la versión naval de misiles (LRASM) lo antes posible.
Durante décadas, la Navy se basó en el misil Harpoon como arma anti-buque. Introducido en 1977, el Harpoon puede alcanzar hasta 67 mn. volando a la altura de las olas para disminuir el alcance de su detección por el radar enemigo. Tiene cabeza explosiva 212 kg. El Harpoon se adaptó a buques, aviones y submarinos, y está en servicio en las armadas de la OTAN y de aliados como Japón.
El Harpoon fue un gran misil para su época, pero el final de la Guerra Fría y ante la falta de armadas que compitieran, disminuyó el interés de Estados por actualizarlo o sustituirlo.
El enfoque en las guerras terrestres, consecuencia del 11S, retrasó aún más las mejoras en la potencia de fuego anti-buque de la Marina. Pero ahora en 2016, de repente, el People’s Liberation Army Navy chino construye y tiene nuevos buques en los astilleros. China ha construido 44 destructores, fragatas, corbetas sólo en los últimos 10 años, sin contar otros combatientes de superficie: un portaaviones, submarinos, buques anfibios, y los barcos de la Guardia Costera de China.
El LRASM es la esperanza de nueva generación de la Navy. Se trata de un misil de crucero anti-buque. La versión naval se lanza desde un silo de misiles Mk.41, de serie en todos los destructores y cruceros de la Armada EE.UU.
El alcance del LRASM está clasificado por el momento, pero se sabe que se basa en el de la Fuerza Aérea Joint Air-to-Surface Standoff Missile-Extended Range (JASSM-ER), que tiene un alcance de al menos 500 mn. Incorpora una ojiva de 450 kg., más del doble que la del Harpoon.
Al LRASM lo guía inicialmente el buque que lo lanza y posteriormente por satélite. El misil es resistente las interferencias y puede seguir su curso, incluso si pierde el contacto con el GPS.
Como parte del sistema de guiado, el misil se puede configurar para volar a través de waypoints evitando amenazas estáticas, con referencia a las características del terreno y con navegador comercial.
El LRASM puede detectar amenazas entre los waypoints y evitarlos. Si decide que está entrando en la distancia de ataque de un buque enemigo que no está en su lista de objetivos, lo evitará, incluso saltándose waypoints que podrían estar dentro del alcance del buque enemigo pasando al siguiente.
Después de localizar la flota enemiga, desciende a la altura de las olas para evitar las armas de defensa próxima. A continuación, el LRASM se eleva de nuevo por encima de la flota enemiga, localiza su objetivo, y calcula el “mean point of impact”, punto exacto que el misil debe atacar, teniendo en cuenta la precisión del misil, para asegurar que no se pierda.
En la mayoría de casos es el centro exacto de la nave, teniendo en cuenta el ángulo de la nave en relación con el misil.
Lo que realmente hace destacar al LRASM es que todo esto lo hace completamente autónomo. El operador dice al misil donde está la flota enemiga, que nave atacar y le proporciona un flujo continuo de datos; el misil se encarga de todo lo demás. Usando inteligencia artificial, el misil adquiere datos y toma sus decisiones. Usando IA y datalinks, múltiples LRASMs pueden atacar de forma coordinada a una flota enemiga.
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