Durante la Guerra de Invierno de 1939-1940 entre Finlandia y la Unión Soviética, sirvió como francotirador contra el invasor ruso. Actuando a temperaturas que oscilaban entre los veinte y los cuarenta grados centígrados bajo cero, y vestido completamente de camuflaje blanco, Häyhä abatió a más de 505 soldados enemigos, aunque datos extraoficiales elevan esta cifra a 542. El recuento diario de los enemigos muertos se llevaba a cabo en el campo de batalla por los mismos francotiradores finlandeses.
Häyhä utilizaba el fusil M28 Pystykorva, una variante finlandesa del fusil soviético Mosin-Nagant. Simo prefería no usar mira telescópica para no aumentar el tamaño del blanco que ofrecía al enemigo durante los combates, y porque con frecuencia, los francotiradores eran delatados por el reflejo del sol en las lentes de estas miras. Con tan bajas temperaturas, las miras podían empañarse o romperse con facilidad.
Otra de sus tácticas consistía en compactar la nieve delante de él para que al disparar no se removiese. A su vez, para evitar que el vaho de su aliento le delatase, llenaba su boca de nieve. Su corta estatura, 1,52 m, también le resultó de gran ayuda a la hora de pasar inadvertido en el combate.
Además de sus bajas con el fusil, Simo tiene también acreditadas otras doscientas con un subfusil. Todas las bajas que este tirador infligió al ejército soviético se produjeron en un plazo de tres meses. El 6 de marzo de 1940, Häyhä fue herido en la cara por una bala explosiva enemiga. Antes de esto, los rusos elaboraron multitud de planes para acabar con él, incluyendo el envío de francotiradores y ataques de artillería, que no consiguieron ningún resultado. Se presume que el disparo que le hirió fue realizado al azar, y las heridas lo dejaron en estado de coma.
Simo fue rescatado por sus compañeros, quienes relataron posteriormente que "la mitad de su cara había desaparecido". El día 13 de marzo, el mismo en que se firmó la paz entre la Unión Soviética y Finlandia, Simo Häyhä recuperó la consciencia. Tras la guerra, fue ascendido de cabo a segundo teniente por el mariscal de campo Carl Gustaf Emil Mannerheim. Ni antes que él ni posteriormente ningún soldado había obtenido un ascenso en circunstancias tan dramáticas en la historia militar de Finlandia.
Simo Häyhä tardó varios años en recuperarse de su herida, la bala que había atravesado su mandíbula y le había destrozado la mejilla izquierda. Tras la Segunda Guerra Mundial se dedicó a la caza, sobre todo de alces, y a la cría de perros, y en varias ocasiones cazó con el presidente finlandés Urho Kekkonen.
Cuando en 1998 se le preguntó cómo llegó a ser tan buen tirador, simplemente contestó que "practicando". Sobre su oneroso record de muertes, decía que "Hice lo que se me ordenó lo mejor que pude". Simo Häyhä pasó sus últimos años en una pequeña aldea llamada Ruokolahti situada en el sudeste de Finlandia cerca de la frontera con Rusia. Murió el 1 de abril del año 2002
Fuente: Wikipedia.org
Increible.
ResponderEliminar