Por Nora Sánchez - Diario Clarín
Declarado Patrimonio Cultural por la Legislatura, debe respetarse su diseño.
El Rosedal de Palermo ayer fue declarado por ley Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. El proyecto, perteneciente a la diputada del PRO Marta Varela, fue aprobado por unanimidad en segunda lectura por la Legislatura porteña, junto a varias otras declaraciones patrimoniales.
“El Rosedal es un espacio que hace a la identidad de nuestra Ciudad y del Parque Tres de Febrero y hacía falta protegerlo y darle un marco legal –expresó la diputada Marta Varela–. A partir de ahora, cualquier restauración o trabajo deberá hacerse siguiendo el diseño original del paseo”.
Ese diseño original data de principios del siglo XX. Fue Joaquín Anchorena, intendente de la Ciudad entre 1910 y 1914, el que impulsó la creación de una “roseraie” o jardín de rosas en Buenos Aires, muy influido por los jardines parisinos. El encargado de concretarlo fue el ingeniero agrónomo Benito Carrasco, discípulo y sucesor de Carlos Thays al frente de la Dirección de Parques y Paseos. Para construirlo, se eligió un predio de 3,4 hectáreas ubicado entre las avenidas Infanta Isabel, Iraola y Pte. Pedro Montt, dentro del Parque Tres de Febrero. En ese mismo lugar, durante la Exposición Industrial del Centenario de 1910 habían estado emplazados los pabellones de las provincias.
La obra del Rosedal tomó apenas seis meses , entre el 5 de mayo y el 22 de noviembre de 1914. Plantaron 14.650 rosales de 1.189 variedades que iban del blanco níveo al rojo sangre y fueron colocados según su la armonía y el contraste de sus colores. El paseo fue completado con una larga pérgola de estilo griego bordeando el lago, un templete y un embarcadero. También con un puente de arquitectura helénica , que hoy es uno de los sellos característicos del Rosedal y sirve para ingresar desde la Avenida Infanta Isabel. Lo inauguraron el 24 de noviembre de 1914, cuatro meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial y como una expresión tardía de la Belle Epoque porteña.
En 1920, cuando en el país existía un regreso a las raíces hispánicas, surgió la idea de anexarle un jardín de estilo español . El encargado de proyectarlo fue Eugenio Carrasco, hermano de Benito y sucesor de éste como Director de Paseos, que propuso estanques con agua, fuentes rectangulares con vertedores en forma de ranas, y fuentecitas con pilas y surtidores. Este sector del paseo se completó en octubre de 1929, cuando el Ayuntamiento de Sevilla le regaló a Buenos Aires el Patio-Glorieta Andaluz. Hoy se lo conoce como Jardín de los Poetas, porque hay emplazados 26 bustos de poetas y escritores, entre ellos Antonio Machado, Benito Pérez Galdós y Federico García Lorca, argentinos como Jorge Luis Borges, Alfonsina Storni y Enrique Larreta, y latinoamericanos como Amado Nervo, Alfonso Reyes, Miguel Angel Asturias y José Martí.
Con los años, el paseo se deterioró por el descuido y el abandono. En 1989 se hicieron algunos arreglos en el puente principal y la pérgola. Y en 1994, YPF se hizo cargo del Rosedal y llevó a cabo una restauración que llevó dos años. Instalaron un sistema de riego y recrearon el jardín de rosas original, siguiendo los planos de 1914. En 2008 se hizo la última restauración, también a cargo de YPF, padrino del paseo. Colocaron 5.000 nuevos rosales y pusieron en valor plantas, senderos y monumentos, que desde ayer están reconocidos oficialmente como parte de la cultura de la Ciudad.
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