Por Santiago Dapelo - LA NACION
Si bien la relación con Londres es "muy buena" no hay progresos en relación a las islas, más allá de la identificación de los NN.
Se avanzó en todo, menos en todo lo que involucra a las Islas Malvinas. Si bien la relación con Gran Bretaña es "muy buena", el Gobierno reconoció que aún no logró ningún progreso para debatir la reanudación de los vuelos del continente a las islas y la explotación conjunta de pesca e hidrocarburos en la zona marítima del conflicto.
La firma del acuerdo de cooperación entre la Argentina y Gran Bretaña en septiembre último, muy criticado por la oposición y los ex combatientes por no incluir el reclamo de la soberanía argentina sobre el archipiélago, era para el Gobierno un paso fundamental para comenzar una nueva relación con Gran Bretaña. Pero hasta ahora no hubo definiciones.
"Estamos en punto muerto", admitieron a LA NACION fuentes calificadas del Palacio San Martín.
En la Cancillería aseguran que "intentaron avanzar" y que el gobierno británico está dispuesto, pero hasta ahora la negativa de los isleños dinamitó cualquier posibilidad de acuerdo. Uno de los objetivos del Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de Susana Malcorra, fue acercar posiciones con los habitantes de las Islas Malvinas, pero algunas experiencias de las últimas semanas generaron mayor recelo.
Foto: Archivo / Mauro V. Rizzi / LA NACION
En el Gobierno cayó muy mal el comportamiento que tuvo en las islas la comitiva de la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, que encabezaron el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el padre Pepe Di Paola. "Fue provocativa, algunos pintaron grafitis en las paredes y desplegaron pancartas", se quejaron fuentes de la Cancillería. Como represalia, diez días después, los isleños suspendieron todas las actividades que tenía previsto un grupo de estudiantes de El Chaltén. "No les permitieron tener contacto con las escuelas y los locales", explicaron fuentes oficiales.
Entre los puntos que habían firmado Malcorra y el vicecanciller británico, Alan Duncan, se destacaban la reanudación de los vuelos para ampliar el vínculo entre el archipiélago y el continente. La Argentina ofreció servicios desde Buenos Aires, Comodoro Rivadavia, Ushuaia o Río Gallegos. Pero en todos los casos la respuesta fue negativa. "Queremos mejorar las comunicaciones con los habitantes de las islas, pero no a cualquier costo. Tenemos que convencerlos de que no somos un monstruo. Pero sin la voluntad de los isleños es muy difícil", dijeron fuentes oficiales.
Hoy son 2500 los habitantes radicados en Malvinas. "Se trata de una sociedad que está muy manipulada por unos pocos", agregaron desde el Palacio San Martín.
En lo que sí hay avances concretos es en la identificación de los soldados caídos en combate en las Islas Malvinas.
De un total de 123, la Cancillería logró que los familiares de 95 soldados enterrados en el archipiélago -el resto no fue localizado porque los familiares ya fallecieron o no pueden ser hallados- firmen su consentimiento para que la Cruz Roja pueda comenzar su trabajo de identificación de los restos de ex combatientes que yacen en el cementerio de Darwin.
Según informaron a LA NACION fuentes de la Cancillería, el 19 de junio comenzarán las tareas de investigación en el territorio por parte de la comisión especial de la Cruz Roja Internacional. Una vez tomadas las muestras, se enviarán al Equipo de Antropología Forense, en Córdoba, para realizar cruces de datos, y luego a un laboratorio en España, para que no haya ninguna duda sobre los resultados. "Antes de fin de año estará listo el informe final", anticiparon en el Palacio San Martín.
Después de la polémica por el acuerdo con Gran Bretaña, funcionarios de la Cancillería recibieron a representantes de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur y de la Confederación de Combatientes de Malvinas de la República Argentina para aclararles que la iniciativa de identificación de los soldados "es de estricto carácter humanitario".
Para el Gobierno, los soldados caídos son "héroes de guerra" y sus restos no serán trasladados al continente "salvo expresa voluntad de la familia directamente involucrada y una vez concluido el proceso". Fernanda Araujo, presidenta de la Comisión de Caídos, aseguró a LA NACION que con la identificación los familiares "cerrarán una etapa" y anticipó que ningún familiar pedirá el traslado de los restos ya que están en suelo argentino.
Pese a la falta de resultados, en la Cancillería argentina se mostraron conformes con los avances que consiguieron en otras áreas, como comercio, infraestructura e intercambio científico.
Durante el conflicto bélico de 1982 entre la Argentina y el Reino Unido murieron 649 soldados argentinos, de los cuales 234 fueron enterrados en Darwin, un pequeño poblado ubicado a 68 kilómetros de Puerto Argentino. De esos 234 soldados, 123 son los que aún resta identificar.
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