Por Florencia Donovan - LA NACION
Las cuentas públicas muestran en lo que va del año un balance apenas positivo de 0,3 punto del PBI; dudas entre los economistas sobre la meta de reducir el déficit
Hubo un violento aumento de tarifas, una reducción de la plantilla de empleados estatales y se frenó el gasto en obra pública. Pero, casi en simultáneo, se anunciaron rebajas de impuestos, planes para pymes, nuevos beneficios sociales, topes en algunos aumentos de tarifas y mejoras en las jubilaciones. El balance entre los gastos y los ingresos sigue sin convencer demasiado a los economistas, que comienzan a dudar de que el Gobierno pueda cumplir este año con la pauta de un déficit primario (antes del pago de intereses de deuda) del 4,8%.
"Da la sensación de que no va a haber un gran ajuste del gasto este año", dice Camilo Tiscornia, director de la C&T Asesores Económicos. "Era de esperar que no fueran a hacer un ajuste fiscal de shock, sino sólo en materia cambiaria. Pero pareciera que están todavía siendo bastante más graduales de lo previsto."
En 2015, según datos oficiales, la Argentina terminó con un rojo primario de 5,4 por ciento. En este dato, no obstante, hay 1,1 puntos porcentuales de deuda flotante (obligaciones asumidas de corto plazo que habían quedado impagas), que para muchos economistas no suele incluirse. Por lo que, aseveran, ya de por sí el objetivo de cerrar el año con un déficit primario de 4,8% implica no un recorte, sino en realidad una leve expansión del déficit previsto de 0,5 punto porcentual.
Hasta el anuncio de anteayer, de la cancelación de las deudas por la falta de actualización de los haberes jubilatorios, las cuentas públicas arrojaban un balance apenas positivo: entre recortes y gastos nuevos, apenas se estaba ahorrando el Estado el equivalente a 0,3 punto del PBI. El mayor ahorro venía por los recortes de subsidios y aumentos en la tarifa eléctrica (equivalente a 1,1% del PBI), seguido por los ajustes en las tarifas de gas, de transporte y de agua (0,8%). Pero, por otro lado, se dejaron de percibir ingresos por el aumento del mínimo no imponible de Ganancias (con un impacto de 0,3% del PBI) y la eliminación de retenciones al agro y a la minería (0,6%), al tiempo que creció el gasto, a raíz de la devolución del 15% a las provincias (0,2% en 2016), la ampliación de asignaciones familiares (0,1%), del proyecto de devolución del IVA a los beneficiarios de la AUH y jubilados (0,1%), y la extensión de la AUH a monotributistas y trabajadores eventuales (0,3%).
"Los grandes aumentos de tarifas que fueron las fuentes de ahorro se resbalaron. Va a haber que buscar el ajuste en otro lado: el empleo público, licuar salarios con inflación, y la ineficiencia de gasto público, sobre todo", dice Tiscornia. "Pero, por otro lado, quieren hacer un mega plan de obras públicas, pagarles a los jubilados, no va a haber un gran cambio en la posición fiscal. Porque si bien el blanqueo sumaría por el lado de ingresos, se compensaría con los pagos a jubilados. Es como si no quisieran mostrar, por humor social, que están haciendo un ajuste fiscal."
En la primera parte del año, parte del balance fiscal positivo se debió además a que hubo una paralización casi total de los pagos de obra pública. Pero este también es un ahorro de corto aliento. De hecho, la idea del Gobierno es volver a poner en marcha el engranaje de pagos.
"Hubo ajuste de precios relativos (dólar, tarifas), pero no ajuste fiscal", coincide Marina Dal Pogetto, directora del Estudio Bein. "Están usando la palanca fiscal para amortiguar y manejar la gobernabilidad, para moderar la puja redistributiva exacerbada por la forma en que se tomaron las decisiones, como tarifas", dice la economista para quien, sin embargo, la meta de este año es realizable, aunque no está tan claro el panorama para los años siguientes. Dado que, anuncios como el de los jubilados, dice, "dan vértigo". "Independientemente de si es justo, casi 40% del gasto público son jubilaciones", subraya.
En el Gobierno, el manejo del gasto genera constantes tensiones entre los distintos ministerios y Hacienda, el encargado de mantener a raya las cuentas públicas. La falta de coordinación entre los miembros del equipo económico y las urgencias que se salvan con lógicas más políticas que económicas muchas veces hicieron en las últimas semanas que el conflicto entre ministros escalara hasta trasladarse a la Casa Rosada.
"Decisiones como la del tope a la suba de tarifas [del 400% en el caso del gas para la Patagonia], que no estaban previstas, generan dudas, no temores, de que no se vaya a cumplir con la meta del 4,8%", dijo a LA NACION una fuente del equipo económico. "Si pasan dos o tres cosas más de este tipo, sí tengo temor. Pero tampoco es simple hacer las mediciones de impacto habiendo tantos ministerios. Se están cuidando mucho el gasto y los ingresos, se cuantifica todo. Pero, a veces, otros ministerios toman medidas rápidas, de manera política... falta coordinación", se sinceró.
El problema con no cumplir con la meta no es menor. Afecta las expectativas, dado que, en definitiva, fue el exceso en el gasto lo que hizo que en los últimos años se acelerara la inflación (ahora potenciada aun más por la devaluación). Cuando existe un rojo fiscal, explica Nicolás Bridger, economista de Prefinex, la cuestión es cómo se financia, porque al final del día alguien lo paga. "Si es a través de emisión -dice Bridger-, lo pagamos todos los que tenemos pesos en el bolsillo; si se financia tomando deuda, la cosa cambia en el corto plazo, pero a la larga también está el tema de la dinámica y de la sustentabilidad."
A diferencia de otras épocas, la Argentina arranca con crédito en materia de deuda, ya que pese al descalabro económico, el gobierno se recibió desendeudado (apenas 14% del PBI). De ahí que, para economistas como Ramiro Castiñeira, director de Econométrica, hay margen para el optimismo.
"Las dudas uno puede tenerlas. Pero en un año de transición, en el primer semestre ya se hizo más de lo que se pensaba. Se volvió a una economía de mercado en cinco meses. Y hay una idea de restricción presupuestaria", dice Castiñeira, para quien el Gobierno se va a tener que ganar la reputación de que busca llegar al déficit primario cero al final del mandato, como prometió. "Que en algún trimestre se corra de la banda no asusta pero sí que se corran del objetivo."
Fuentes de Hacienda aseguran que Macri esto lo tiene claro. "El programa fiscal es central, se considera vital para generar las expectativas de cambio. En un gobierno de tantos ministerios es más difícil el cumplimiento de la meta. Pero hay una garantía que es el Presidente", dijo una fuente. El equipo económico empezó a correrse discursivamente de su meta del 25% de inflación, la batalla por la meta fiscal todavía la están dando.
Equilibrio entre los ahorros y las erogaciones
Tarifa eléctrica - Los recortes en subsidios y los aumentos en las boletas significaron un ahorro estatal de 1,1% del PBI
Gas, transporte y agua - Los ajustes en los valores de estos servicios representó un ahorro de 0,8%
Mínimo no imponible - El aumento del monto para pagar Ganancias implicó dejar de percibir un 0,3% del PBI
Retenciones - La eliminación del canon que pagaban las mineras y los cultivos (menos la soja) restó un 0,6% del PBI
Coparticipación - La devolución del 15% a las provincias aumenta el gasto en un 0,2% del PBI
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domingo, 29 de mayo de 2016
Entre los recortes y los gastos nuevos, la Casa Rosada logró hasta ahora un ahorro mínimo
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