Por Roberto Agosta INGENIERO CIVIL. PROFESOR DE LA UBA, UCA Y UTDT
El sistema de transportes de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano necesita cambios urgentes y coordinados. La conformación de un Ente Metropolitano es una oportunidad para encarar un programa que solucione la desesperante situación que padecen a diario millones de argentinos.
Estamos frente a una convocatoria de la Nación a la Provincia y
la Ciudad para conformar un Ente Metropolitano de Transporte. Digamos
solamente que el primer proyecto del mismo estaba contenido en el
Estudio Preliminar del Transporte de la Región Metropolitana, que cumple
40 años en estos meses.
Las tres jurisdicciones han convocado a
sus mejores expertos, pero no hemos podido evitar la tentación de hacer
este ejercicio con la irresponsabilidad del simple observador, planteando algunos de los grandes temas que deberían incluirse en la agenda
de un Ente que debe diseñar y encarar sin demora proyectos útiles,
desafiantes y de alto impacto que lo acrediten ante una justificadamente
escéptica ciudadanía.
1) El ferrocarril y el subte.
Son las redes troncales de alta capacidad que estructuran el sistema de transporte, ambas con grandes retrasos de inversiones y calidad. El emblemático soterramiento del Sarmiento debe ser cuidadosamente reestudiado para permitir la corrida de trenes rápidos sin limitar la capacidad de la línea.
Deben ser planeadas, proyectadas y encaradas las obras necesarias para eliminar la interferencia del ferrocarril con la red de calles e iniciarse el análisis de la Red Expresa Regional que vincularía con túneles las líneas ferroviarias, como en algunas de las principales ciudades del mundo.
Debe modificarse la anacrónica red de subtes de la Ley 670/2001 de la CABA que acarreará importantes problemas a los pasajeros y tiene notorias limitaciones, aprovechando para estudiar la llegada del subte al centro de Avellaneda. El financiamiento de largo plazo para estas obras seguramente será posible en la medida que existan acuerdos serios entre las jurisdicciones.
2) El Metrobús y el colectivo.
Existen varias iniciativas tipo Metrobús, como la desarrollada hace años por la Provincia para recuperar el abandonado ramal P1 del Ferrocarril Provincial con una terminal en la Capital, que preservaría un patrimonio público importante y resolvería un problema de transporte del Sur del GBA. Algo similar vale para el proyecto de rediseñar en etapas el Camino de Cintura propuesto por un estudio de la Jefatura de Gabinete de la Nación.
3) Grandes centros de transbordo.
Casi dos millones de personas por día provenientes del GBA transbordan en las estaciones y terminales de la Capital sin que existan proyectos para reducir los tiempos e incomodidades del transbordo y facilitar el uso del transporte público. Debe considerarse la propuesta de una nueva estación ferroviaria antes de Retiro, donde podrían llegar futuras líneas del subte, facilitando el viaje de los pasajeros del Norte y desalentando el uso del automóvil.
4) Grandes decisiones de infraestructura.
Existen por lo menos tres grandes decisiones de infraestructura de transporte que deben analizarse, consensuarse e implementarse sin demora: la Autopista Ribereña, y la accesibilidad al Aeroparque Metropolitano y al Puerto de Contenedores.
5) La planificación urbana.
Los planificadores de transporte saben que el mejor viaje es el que no se hace o el que puede hacerse caminando, por lo cual una de las claves de la eficiencia de la Ciudad es la adecuada localización de la población y los empleos. El crecimiento periférico de baja densidad contribuye a la congestión de los accesos y debilita el sistema de transporte público; por lo que mejorar el transporte sin regular los usos del suelo induce a ubicaciones centrífugas de la población que empeoran el problema. Todas las jurisdicciones deben coordinar esta regulación.
6) La capacidad institucional y el acceso a la información.
La capacidad técnica y la creatividad son tan esenciales como las obras para resolver los problemas, y ambas deben garantizarse para el beneficio de todas las jurisdicciones. Asimismo, debe hacerse pública toda la información existente relevante para la toma de decisiones.
7) El financiamiento del sistema.
Como en casi todas las políticas públicas, el talón de Aquiles del Ente será su financiamiento. Sin el rediseño del actual sistema de fondos y subsidios para hacerlo sustentable y equitativo, cualquier iniciativa fracasará. Suele decirse que las reformas neoliberales de los 90 no tuvieron motivaciones sectoriales en el sentido de mejorar el sistema de transporte, sino más bien fiscales, con miras a reducir su costo para el Estado y no para la sociedad.
Confiamos en que esta iniciativa posibilitará encarar un programa que solucione la desesperante situación del sistema de transporte del Área Metropolitana de Buenos Aires, además de compartir equitativamente los costos del sistema.
1) El ferrocarril y el subte.
Son las redes troncales de alta capacidad que estructuran el sistema de transporte, ambas con grandes retrasos de inversiones y calidad. El emblemático soterramiento del Sarmiento debe ser cuidadosamente reestudiado para permitir la corrida de trenes rápidos sin limitar la capacidad de la línea.
Deben ser planeadas, proyectadas y encaradas las obras necesarias para eliminar la interferencia del ferrocarril con la red de calles e iniciarse el análisis de la Red Expresa Regional que vincularía con túneles las líneas ferroviarias, como en algunas de las principales ciudades del mundo.
Debe modificarse la anacrónica red de subtes de la Ley 670/2001 de la CABA que acarreará importantes problemas a los pasajeros y tiene notorias limitaciones, aprovechando para estudiar la llegada del subte al centro de Avellaneda. El financiamiento de largo plazo para estas obras seguramente será posible en la medida que existan acuerdos serios entre las jurisdicciones.
2) El Metrobús y el colectivo.
Existen varias iniciativas tipo Metrobús, como la desarrollada hace años por la Provincia para recuperar el abandonado ramal P1 del Ferrocarril Provincial con una terminal en la Capital, que preservaría un patrimonio público importante y resolvería un problema de transporte del Sur del GBA. Algo similar vale para el proyecto de rediseñar en etapas el Camino de Cintura propuesto por un estudio de la Jefatura de Gabinete de la Nación.
3) Grandes centros de transbordo.
Casi dos millones de personas por día provenientes del GBA transbordan en las estaciones y terminales de la Capital sin que existan proyectos para reducir los tiempos e incomodidades del transbordo y facilitar el uso del transporte público. Debe considerarse la propuesta de una nueva estación ferroviaria antes de Retiro, donde podrían llegar futuras líneas del subte, facilitando el viaje de los pasajeros del Norte y desalentando el uso del automóvil.
4) Grandes decisiones de infraestructura.
Existen por lo menos tres grandes decisiones de infraestructura de transporte que deben analizarse, consensuarse e implementarse sin demora: la Autopista Ribereña, y la accesibilidad al Aeroparque Metropolitano y al Puerto de Contenedores.
5) La planificación urbana.
Los planificadores de transporte saben que el mejor viaje es el que no se hace o el que puede hacerse caminando, por lo cual una de las claves de la eficiencia de la Ciudad es la adecuada localización de la población y los empleos. El crecimiento periférico de baja densidad contribuye a la congestión de los accesos y debilita el sistema de transporte público; por lo que mejorar el transporte sin regular los usos del suelo induce a ubicaciones centrífugas de la población que empeoran el problema. Todas las jurisdicciones deben coordinar esta regulación.
6) La capacidad institucional y el acceso a la información.
La capacidad técnica y la creatividad son tan esenciales como las obras para resolver los problemas, y ambas deben garantizarse para el beneficio de todas las jurisdicciones. Asimismo, debe hacerse pública toda la información existente relevante para la toma de decisiones.
7) El financiamiento del sistema.
Como en casi todas las políticas públicas, el talón de Aquiles del Ente será su financiamiento. Sin el rediseño del actual sistema de fondos y subsidios para hacerlo sustentable y equitativo, cualquier iniciativa fracasará. Suele decirse que las reformas neoliberales de los 90 no tuvieron motivaciones sectoriales en el sentido de mejorar el sistema de transporte, sino más bien fiscales, con miras a reducir su costo para el Estado y no para la sociedad.
Confiamos en que esta iniciativa posibilitará encarar un programa que solucione la desesperante situación del sistema de transporte del Área Metropolitana de Buenos Aires, además de compartir equitativamente los costos del sistema.
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