(defensa.com) - El Ministerio de Defensa de Guatemala ha comunicado que espera que finalmente se apruebe el préstamo para la adquisición de dos patrulleros oceánicos para su Marina de Defensa. Se trata de un préstamo con el Banco Santander por 30 millones de dólares, aunque por el momento solo se habla de asignar un monto de 15,92 millones de dólares (124,49 millones de quetzales).
Ya anteriormente, el Gobierno había manifestado su preferencia por dos unidades a ser construidas por Artilleros Armón S.A. y de Eduinter Proyectos, asumiendo un pago de 10.543.187 dólares por un navío de 32 metros de eslora y 4.673.642 dólares por un segundo navío de 22 metros. Ahora ya no se especifica qué tipo de nave se busca, solo que se trata de modelos de entre los 31 o 32 metros de eslora. Además ambos deberán tener alta velocidad, hasta los 60 nudos, y poder cubrir las 200 millas marinas territoriales.
La mala noticia es que no hay nada en el mercado que cumpla las características guatemaltecas. Podríamos pensar en las Rodman 101, que cumplen con los requerimientos de largo, y que podrían desarrollar hasta los 40 nudos, pero a esa velocidad y dado su tamaño, su radio de acción queda severamente limitado. Se había mencionado antes la posibilidad de adquirir un navío de la clase Guardamar. Esta nave es propulsada por dos motores diésel MTU 12V4000 M70 que permiten una velocidad de hasta los 30 nudos, mide 31,9 metros de eslora, y desplaza 129 toneladas. Pero tampoco cumple con los diseños guatemaltecos en cuanto a velocidad y autonomía, aunque si bien pensamos que el asunto pudo incluir dos Guardamar, puntualizado con la “donación” de un par de unidades más, de la clase Anaga, de 44 metros de eslora y en retiro, modificadas con los fondos provistos por la misma Guatemala, revitalizando y modernizando su planta propulsora (talvez estandarizando los motores MTU), actualizando sus sistemas de comunicación, navegación y monitoreo, tirando su artillería, y modificando su proa con una plataforma para manejar un helicóptero.
Sin duda alguna, el dilema guatemalteco supone una consideración de mayores prestaciones, cosa que no podría hacerse con un presupuesto de tan solo 16 millones de dólares, pero sí tal vez con uno de 30. Al no haber en realidad algo que cubra el requerimiento de tamaño, velocidad y radio de acción, lo ideal sería contar con una patrullera de alcance y capacidad oceánica, con espacio para lanzar un interceptor RHIB, y equipado con una plataforma de helicóptero. Esto confiere medios de velocidad y alcance necesarios para lo que se requiere, y provee flexibilidad de persecución, abastecimiento, patrulla, y evacuación.
Estamos hablando entonces de un buque entre los 45 y los 50 metros de eslora, algo poco común. Consideremos que la CPV-40, un diseño de la alemana Fassmer construida en Colombia, dice tener un precio de alrededor de 15 millones de dólares; su eslora es de 40 metros, y desarrolla una velocidad de hasta los 35 nudos, teniendo un alcance de las 3.728 millas. La CPV-46, también terminada recientemente por Cotecmar a un diseño surcoreano de 46 metros de eslora, tendrá un costo total aproximado de 30 millones de dólares. Por todas sus cualidades, y todos sus sistemas de punta, ninguna de las dos tiene una plataforma de vuelo. Sin embargo, ambos diseños podrían acomodar modificaciones en su casco para permitir el plafón.
Otra alternativa a mencionarse es una modificación de la Swiftships Modelo 45-M FMB de 45 metros de eslora. Se trata de una misilera de diseño modular que acomoda dos lanzadores cuádruples de misiles superficie-superficie. Sin embargo, al remover sus baterías de proa, se puede colocar el plafón, elevado a permitir aun la RIHB, y así convertirse en una mini-OPV.
Capacidades oceánicas centroamericanas
Honduras mantiene las patrulleras oceánicas más modernas de Centro América, dos Damen 4207, de 42 metros de eslora. Las Damen 4207 de la clase Tenochtitlán, construidas en México, tienen un costo de 9 millones de dólares cada una. Se trata de naves impresionantes, pero que carecen de la plataforma de helicópteros. Igualmente, las patrulleras oceánicas P-900 de Panamá también carecen de dicha plataforma. Se trata de las unidades capitales marítimas de cualquier otra nación centroamericana, pues desplazan 427 toneladas y tienen 52 metros de eslora. Su velocidad máxima es de 30 nudos, gracias a sus cuatro motores diésel Isotta Fraschini SPAv1716T2. Fueron construidas por la italiana Fincantieri Cantieri Navali, y transferidas a Panamá después de ser plenamente reacondicionadas. La nave sí lleva una lancha auxiliar Zodiac con motor Yamaha de 80Cv, pero su proa fue ocupada con otros implementos en lugar del clásico plafón de aterrizaje. Consideremos que el mismo tipo de nave, modificado al estilo P61 de Malta, tiene una plataforma para manejar un Bell 212, y todavía espacio para lanzar una RHIB de 7 metros. También hay que tomar en cuenta que el 15 de enero del 2006, Irak compraría cuatro navíos de la clase Saettia Mk4 por 101 millones de dólares, de la misma clase P-900 de Panamá.
El Salvador recibiría el ex USCG “Madrona” en abril del 2002 después de 59 años de uso. El “Madrona” fue comisionado el 30 de mayo de 1943 como tendedero de boyas. Renovado por el servicio de guardacostas de EEUU a partir de abril de 1984 a un costo de 15 millones de dólares, regresó al servicio en septiembre de 1989. En El Salvador se buscó usar el navío oceánico de 54 metros de eslora como nave nodriza para aumentarle la autonomía a los patrulleros costeros, de ahí su nombre de buque logístico BL-Arce. Pero la Fuerza Naval salvadoreña carecía de las capacidades para mantener el buque. No solo la autoridad portuaria (CEPA) cobraba por el espacio que la nave debía ocupar en el muelle de Acajutla, donde tenía que estar debido a su calado, sino que no había dinero para llenar los tanques de combustible de la nave. Al momento de arruinarse su propulsión, se carecía del presupuesto y capacidad de repararlo, así que termino siendo hundido en el 2007, y es ahora el arrecife artificial más grande de los Cobanos, un área cerca de Acajutla
Es interesante que la Swiftships ha detallado que el prototipo de su Modelo 35PB1208 E-1455, un cañonero interceptor marítimo de 35 metros eslora, fue diseñado originalmente para un país centroamericano. Latentemente nunca se recibieron los fondos para su entrega, así que serviría de modelo para aquellos entregados a Iraq. Está propulsado por tres motores diésel MTU 16V2000, que conceden velocidades de hasta 30 nudos, y equipado con una torreta de control remoto MSI International DS30M-A2 con cañón de 30mm. Carece del mentado plafón de aterrizaje, y debido a sus reducidas dimensiones, de darse el caso, el modelo de 45 metros sería más adecuado para esa modificación.
Actualmente, solo Honduras y Panamá tiene capacidad de patrullaje verdaderamente oceánico con las mencionadas Damen 4207 y Fincantieri P-900. Ni Guatemala, o Nicaragua, y mucho menos Costa Rica, pueden asumir esa tarea. Como hemos visto, no hay manera de acomodar en un casco de 32 metros, propulsores que permitan 60 nudos, y que permitan patrullaje constante en las 200 millas marinas, y mucho menos con el dinero propuesto. Lo lógico es buscar mini-OPVs que cumplan, con compromisos y limitaciones, con esas tareas. (JMAH, corresponsal para América Central de Grupo Edefa)
Fotografías:
·Patrullera P-901 de Panama y de la misma clase del P61.
·Patrullero P61 con plafon para aterrizaje de helicoptero.
·Swiftships 45-FMB puede convertirse a una mini OPV.
·Damen Stan Patrol 4207 Lempira de Honduras.
·CPV40.
·Interceptor Modelo 35PB1208 E-1455.