En una reunión muy caliente, en la que no faltaron acusaciones e insultos, la Legislatura porteña dio un paso más para autorizar la construcción de un shopping y un edificio de oficinas en el corazón de Caballito.
El proyecto es muy resistido por grupos de vecinos, que amenazaron con denunciar penalmente a los diputados que aprueben la ley. El terreno pertenece desde 1999 a IRSA, la principal empresa de shoppings y construcciones del país, y tiene 23.900 metros cuadrados. El lote era propiedad del club Ferro Carril Oeste (la venta terminó con varios ex dirigentes procesados por la Justicia).La intención de IRSA es construir allí un shopping de 37.000 m2, oficinas y un centro de salud (que podría ser privado o público).
En la empresa explicaron que los detalles del proyecto no están definidos, precisamente porque la Legislatura aún no sancionó la ley. Pero garantizaron que en el lugar habrá mucho espacio verde. La Comisión de Planeamiento Urbano se reunió ayer para aprobar el despacho, lo que permitiría tratar la ley en el recinto antes de fin de año. Por un acuerdo entre los bloques macrista y kirchnerista, se modificó el texto enviado por el Ejecutivo: asesores de ambos bloques explicaron que, contrariamente a lo que dicen los vecinos, el despacho restringe las posibilidades constructivas en lugar de ampliarlas, porque sólo se autorizará hacer hasta 70.000 m2 cubiertos, con una altura máxima de 38 metros, y no más de 10.000 m2 de oficinas.
El proyecto original, dicen, permitía hasta 70 metros de alto en algunas partes y más de 150.000 m2 cubiertos.Pero los vecinos están directamente en contra de que se haga un shopping y piden que el lugar sea un parque. La gente de Caballito fue la que encabezó, en los últimos años, la resistencia a la construcción de torres en la Ciudad. La reunión empezó fuerte. Mario Oybin, del grupo vecinal SOS Caballito, disparó: "Vamos a denunciar en la Justicia a los legisladores que aprueben esta ley. El terreno fue vendido ilegalmente, son tierras de la Nación que no fueron cedidas por ley, como corresponde. Además, jamás consultaron a los vecinos. Necesitamos espacios verdes, no un shopping que afectaría nuestra calidad de vida". Otro vecino, Rodolfo Dilinger, fue más duro: "Los legisladores deben jugarse y demostrar si son representantes del pueblo o peluqueros del bigote del maníaco-privatizador porteño", en clara alusión a Mauricio Macri.
El legislador de PRO Alvaro González respondió que la comisión trabaja abiertamente y que en otras oportunidades aprobó proyectos pedidos por los vecinos. Terminó discutiendo con la gente, que no lo dejaba hablar. Tras más cruces, los vecinos (unos 30) se fueron del salón a los gritos.
En tanto, el legislador ibarrista Eduardo Epszteyn afirmó que "la comisión funciona mal. Este es un acuerdo entre PRO y el kirchnerismo, y en la comisión sólo podemos firmar, no discutir. Hacen cualquier cambio y no informan". Esto motivó una pelea con Diego Santilli, de PRO y vicepresidente de la Legislatura, que le reclamó: "Los diputados y sus asesores vienen trabajando el proyecto hace cuatro meses. Podés no estar de acuerdo, pero no digas que no se trabajó. ¿Por qué no venís vos a trabajar?". Ambos diputados terminaron insultándose.
Fuente: Por: Pablo Novillo - Diario Clarín