Para muchas automotrices fabricar un millón de unidades de un modelo en particular no es una hazaña transcendental, más teniendo en cuenta los volúmenes que se manejan hoy en día y que para alcanzar esa cifra se demoraron casi tres décadas. La salvedad la puede establecer que el modelo en cuestión sea un descapotable muy personal, al punto de lograr con un mismo estilo e idea de diseño gustar en todos los continentes. Esa faceta, el Mazda MX-5 “Miata” la cumple, y por eso es conocido y valorado desde sus inicios.
Un roadster pequeño, ágil y divertido, que sigue vivo hoy, aunque no lo podamos disfrutar en la Argentina. El gran acierto de Mazda fue lanzar en 1989 un vehículo capaz de evocar aquellos pequeños deportivos europeos, en su gran mayoría ingleses, como los MG B o Trimph TR6 o TR7 (desde mediados del siglo XX en adelante), que lograron superar fronteras y ser exitosos en mercados como el estadounidense, aún siendo portadores de simples motores de cuatro cilindros (o hasta seis en línea) con escasa potencia y transmisiones mayormente manuales, raro por aquellas tierras.
Desde el año 2000 se convirtió en el roadster biplaza más exitoso de la historia, cuando llegó a poco más de 530 mil unidades. Recientemente, Mazda anunció la producción de la unidad 1.000.000, suficientes para conservar, ahora con mejor margen, ese privilegio.
Actualmente el MX-5 transita por la cuarta generación y, a contramano de lo que sucede en la mayoría de los modelos del mundo automotriz, con los años la carrocería mantuvo las proporciones iniciales. El actual mide 3,91 metros de largo y, entre otras cosas, conserva la tracción a las ruedas traseras y el techo de lona con accionamiento manual. El chasis se mantuvo liviano y emplea motores nobles con potencias que van desde los 131 CV de un 1.5, hasta los 160 CV de un 1.8. Siempre con cuatro cilindros y aspiración normal. De todas formas, algunas versiones especiales ofrecen más potencia.
A nuestro país el MX-5 llegó a principios de los noventa, pero fueron muy pocas las unidades que ingresaron hasta 1996. En la actualidad, aquí, un ejemplar de esos supera los veinte mil dólares.
El éxito lo va convirtiendo, poco a poco, en un vehículo valorado, con espíritu e identidad propia. Pero la idea inicial, cumplida y mantenida hasta la actualidad, fue el secreto que lo catapultó a la fama. Desde ahora, un millón de unidades producidas lo respaldan.
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