Por Adolfo Zaldívar Larraín EMBAJADOR DE CHILE EN ARGENTINA para diario Clarín
A 26 años del Tratado de Paz y Amistad, Chile y Argentina han construido una relación de creciente confianza e intercambio comercial, cultural y turístico. Corredores bioceánicos y obras energéticas potenciarán estos logros.
Han transcurrido 26 años desde que Argentina y Chile celebraron el Tratado de Paz y Amistad, gracias a la mediación de Juan Pablo II, que cerró las puertas a un inminente conflicto bélico. Durante estos años se ha ido construyendo una sólida y creciente relación de confianza recíproca, tanto por acción de los sucesivos gobiernos como también por la gente en sus diversas circunstancias.
En un área tan sensible como la militar a nadie se le hubiese pasado por la mente que iban a darse las relaciones que hoy existen. El intercambio comercial entre los dos países ha tenido un notable crecimiento en el período 1997-2010. La relación global en 1997 fue de US$ 2.617 millones y en el 2010 ascendió a US$ 5.328 millones, siendo favorable a la Argentina por US$ 2.888 millones.
Lo que mejor da cuenta del estado de las relaciones es el simple paso de las personas de un país para visitar al otro. Más de 820.000 chilenos pasaron a la Argentina el último año y 1.209.929 argentinos que representan el 30% de los turistas que ingresaron a Chile.
Esta relación entre ambos países es el resultado natural de la actividad de la gente, que ha encontrado los espacios adecuados para comunicarse y llevar adelante los más diversos emprendimientos y relaciones personales, comerciales, culturales, de turismo y de estudios universitarios. En el fortalecimiento de esta nueva realidad han jugado un rol muy importante los Comités de Integración. Estos conocen y recogen los problemas locales y de sus comunidades. Además, sus acuerdos comprometen a las autoridades nacionales en sus soluciones concretas.
También los líderes regionales perciben que, gracias a la integración, no serán excluidos por la globalización.
Así ocurrió en el pasado, cuyas provincias fueron víctimas de políticas centralistas. ¿Qué otra explicación existe para que actualmente la provincia de Buenos Aires concentre nada menos que el 59,89 % del PIB de la Argentina y Santiago el 46,9% del PIB de Chile? Lo más significativo es que no sólo los líderes regionalistas toman conciencia de esta nueva realidad, sino que lo más esperanzador es que la propia gente la hace suya.
A tal punto es el interés de los países asiáticos, especialmente de China, de incrementar su comercio con Latinoamérica, que el Jefe del gobierno español, Rodríguez Zapatero y el Presidente del Banco Santander, Emilio Botín, al presentarse ante gobernantes e inversionistas chinos, ofrecieron las vinculaciones de las empresas españolas en sus antiguas colonias. Esta acción debe llevar a que nuestros líderes políticos y empresariales comprendan la urgencia de actuar coordinadamente para que seamos actores y no sean otros los que quieran representarnos.
Especial importancia revisten los proyectos carretero y ferroviario Túnel de Agua Negra y Trasandino Central, cuya materialización implica la concreción de los corredores bioceánicos. El túnel de Agua Negra es la condición esencial para concretar el corredor entre la localidad atlántica de Porto Alegre en Brasil y el puerto de Coquimbo.
El Trasandino Central es un integrador multimodal entre el Océano Atlántico y el Pacífico , que incluye un Túnel Ferroviario a Baja Altura de 52 km. de longitud y con estaciones multimodales, desde Río Blanco en Chile (Los Andes) hasta Punta de Vacas (Mendoza) en Argentina. La construcción de estos megaproyectos equivale a tener un Canal de Panamá en el Sur de América.
Respecto de la integración energética debemos tener presente que es tan necesaria como la mayor inversión que cada país debe efectuar en sus respectivas matrices, para doblar su aporte energético en los próximos 30 años. La interconexión eléctrica, especialmente en el sur y norte de los dos países, es una realidad y necesidad geopolítica y comercial , que debe materializarse en los compromisos chilenos y argentinos, todo ello sobre bases de seguridad y cumplimiento.
No podemos volver a equivocarnos como ya nos ocurrió en el siglo XIX , por la forma como se enfrentó el proceso de globalización de esa época. Evoco a quien se rebeló como poeta y político contra la globalización para la Argentina de su tiempo, José Hernández, quien en su poema épico Martín Fierro dice: “Los hermanos sean unidos, porque ésa es la ley primera, tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera”.
La integración requiere de la prudencia de los dirigentes políticos y de su audacia llegado el momento.
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