El cardenal Jorge Bergoglio encabezó el tedeum en la Catedral Metropolitana. Apuntó al "veleidoso" que "como no se soporta a sí mismo, necesita atemorizar a los demás" y que "como carece de propuestas, sólo enuncia reivindicaciones"
El cardenal Jorge Bergoglio advirtió hoy al encabezar el tedeum por el 25 de mayo que "los maquillajes y vestidos del poder son una cáscara que llenan su vacío triste" y llamó a seguir el camino de quienes "lucharon por la patria más allá de las diferencias". El cardenal destacó a quienes "recurren a aquel que los alivia, al abrazo tierno en el perdón o en la entrega solidaria de muchos que en las distintas actividades dan de la riqueza de sí".
Por el contrario, advirtió que cuando nos proponemos lo "imposible, nos castigamos con lo irrealizable. Nos atosigamos hasta deprimirnos con nuestras ambiciones y necesidad de ser reconocidos, de resaltar, o con nuestra mendicidad de afecto. No es otra cosa el acumular poder y riqueza". Ante ello insistió en que "el humilde sabe que él vale por sí mismo. Se siente amado por su creador ante el desprecio, el abandono y la humillación”.
"Desde el camino de 200 años, el día de hoy nos invita a despertar una vez más a la humildad, a la humildad de aceptar lo que podemos y somos. A tener la grandeza de compartir sin engaños ni apariencias, porque no olvidemos que las ambiciones desmedidas sólo lograrán que el supuesto vencedor sea el rey de un desierto, de una tierra arrasada o el capataz de una propiedad foránea", convocó Bergoglio. Al respecto, al oficiar la misa por el tedeum en la Catedral Metropolitana remarcó que "no se cimentó la Patria con delirios de grandeza desafiantes y poco creíbles".
"Los maquillajes del vestido del poder y la reivindicación rencorosa son una cáscara de almas que llenan su vacío triste y, sobre todo, su incapacidad de brindar caminos creativos que inspiren confianza. Es el vaciamiento de lo consecuente, de lo compulsivo, de la soberbia en su manifestación más torpe, que es la veleidad", señaló Bergoglio.
"El vanidoso o el veleidoso es el que confunde escaramuzas con lucha, pactos de contubernio con organización, ventajismo con horizonte de grandeza. Como no se soporta a sí mismo, necesita atemorizar a los demás, y llena de palabras contradicentes lo que los hechos evidencian. Como carece de propuestas, solo enuncia reivindicaciones, vive cuestionando, relativizando o transgrediendo, porque en el fondo sobrevive eternizando su adolescencia", agregó.
El cardenal también dijo que "la invitación de Jesús es la de aligerarnos del peso de nosotros mismo, de las simulaciones y falsas creencias y recetas rápidas que tanto nos gusta ensayar a todos. La invitación a retomar la confianza del trabajo fraterno, mancomunado, de largo plazo, como lo hicieron los hacedores de nuestro pueblo. Se nos invita a no quedarnos en el chiquero que corrompe. Desde la soberbia del sálvese quien pueda o el de aprovechar el desconcierto para obtener poder ocasional, se provoca la desintegración de la patria".
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