
Por Salvador Calegaris Asesor en seguridad - Cronista.com
Cuando los ríos de nuestro litoral amenazan con una nueva
crecida, cabe reflexionar sobre la importancia que asigna el Estado a
los planes de contingencia para situaciones de emergencia. Por ejemplo,
la reciente catástrofe producida por la inundación que afectó a la
ciudad de La Plata.
De haber contado con algún plan de emergencia y
los medios apropiados para enfrentarla, seguramente la contención
hubiera sido satisfactoria. Se podrían haber desplegado miles de
efectivos en cuestión de horas y aportado los medios necesarios para una
presencia importante en la zona afectada, de modo que no hubiera
personas que tuvieran que esperar entre 24 y 48 horas, atrapadas en sus
casas o autos. Si se hubiera contado de antemano con zonas para las
evacuaciones y existiera un plan de logística para proveer suministros
esenciales en forma inmediata, otra hubiera sido la respuesta.
Cuando
el temporal de 2003 golpeó a la ciudad de Santa Fe, con miles de
evacuados, una ciudad anegada, muertos y desaparecidos, si bien llevó un
mes devolver la normalidad a la ciudad, el Estado puso en movimiento
los medios de que disponía para asistir a las víctimas. Principalmente,
el sistema logístico de las Fuerzas Armadas. Hoy esos medios aptos para
la solidaridad no suman la cuarta parte de los que se disponía
entonces y aquí radica creemos una de las claves para la planificación
futura.
Por aquel entonces, la Fuerza Aérea Argentina contaba con 6
aviones de carga con capacidad de aterrizar en pistas semipreparadas o
lanzamiento de carga aérea; 10 helicópteros multipropósito; 10 de carga
medianos; dos hospitales modulares aeromóviles con capacidad para
realizar cirugía, salas de terapia intensiva, etc. El Ejército Argentino
contaba a su vez con 600 camiones todo terreno; 40 helicópteros
multi-rol; y 3 helicópteros de carga pesada. Durante esa inundación se
movilizaron más de 5000 efectivos de las FFAA, se transportaron más de
100.000 toneladas de carga, con donaciones, suministros médicos y
maquinaria pesada, con los aviones Hércules que operaban desde Palomar
hasta Santa Fe.
En las principales ciudades del país se desarrollaban
operativos con camiones del Ejército que recorrían los centros de
donaciones y las transportaban hacia los aeropuertos, donde los aviones
de la Fuerza Aérea los trasladaban a los refugiados.
En esos centros
eran atendidas las personas evacuadas con lanchas de la prefectura,
helicópteros y camiones todo terreno. Mientras eso sucedía, se montó un
operativo de seguridad en el que las Fuerzas Armadas proveían medios de
transporte a los efectivos de Prefectura y Gendarmería que tenían las
tareas de prevención. Finalmente, desde el primer día se disponía en el
lugar de un batallón de ingenieros del ejército para proveer agua
potable, electricidad y otros servicios a los evacuados, además de
colaborar en las tareas de desagote de la ciudad.
Desde entonces
existe desatención. Lo que ha generado una importante reducción
presupuestaria que afecta a los medios de las fuerzas armadas. Ya que no
se cuenta con fondos para su buen mantenimiento. Por ende, se ven
obligadas a recurrir al desarme o la canibalización de unidades.
Los
medios más afectados por esta reducción presupuestaria son aquellos que
pueden contribuir con eficacia a la asistencia en situaciones de
emergencia. Para mencionar algunos, la disponibilidad actual de aviones
de transporte Hércules es de tan solo de 3 unidades. También vale
mencionar que se ha demorado 5 años la puesta en funcionamiento, desde
su incendio en alta mar, del rompehielos Almirante Irizar, buque que
puede operar como hospital flotante.
A pesar de todo, la política de
reducción presupuestaria continúa. La falta de mantenimiento sigue
costándonos medios y recursos. Por insuficiencia salarial, hay personal
que se ve en la necesidad de pasar al sector civil. Esto se nota
principalmente en los cuadros formados en especializaciones tales como
pilotos, rescatistas, personal sanitario (no médicos) y de oficios
varios.
En el mundo hay ejemplos donde los gobiernos recurren a la
asistencia de sus Fuerzas Armadas para superar una crisis. Fue el caso
de Chile, que dispuso de ingenieros de la marina y de su complejo
industrial para el ejemplar rescate de los mineros atrapados en la
profundidad. En Japón, las Fuerzas de Autodefensa fueron desplegadas en
su totalidad para enfrentar las consecuencias del Tsunami.
Por esto
el reciente anuncio presidencial acerca de la necesidad de no
desaprovechar la existencia de los recursos disponibles de las Fuerzas
Armadas para asistir a la sociedad cuando ella más los necesita es
oportuno. La corrección es urgente.
También, hay que preguntarse: ¿Donde esta la Defensa Civil? Se recuerda, que la defensa civil es tarea de todos.
¿Hay planes de prevención, tratamiento de la emergencia y de contingencia? Si no hay: ¿Por que? y si hay, ¿Quienes son los responsables por la inacción y/o omisión?