La corbeta Barroso (V34), es el único ejemplar de su tipo en la Marinha de Brasil. Este buque nos visitó nuevamente a finales de marzo, entre los días 23 y 26, en el viaje de retorno a su país tras completar su segundo despliegue como buque de mando de la fuerza naval operativa de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL), primera misión naval de Naciones Unidas, en la que Brasil ha comprometido grandes esfuerzos desde su comienzo, liderando ininterrumpidamente la Maritime Task Force (MTF) desde su primer despliegue en 2011.
A su arribada a Barcelona el buque presentaba numerosos chorreones de óxido, no en vano había zarpado de su base en junio de 2017 y no regresó a Río de Janeiro hasta el 21 de abril de 2018, es decir, casi nueve meses en ultramar desplegando una intensa actividad como insignia de la agrupación entre el 15 de septiembre de 2017 y el 16 de marzo de 2018, en que fue relevada por un buque de mayor porte como la fragata Independência.
La corbeta Barroso es la evolución del diseño de la clase de corbetas Inhaúma, buques construidos en Brasil a lo largo de los años 80 y 90 del pasado siglo con la asistencia técnica en el proyecto de MTG Marinetechnik, y que en número de cuatro unidades fueron incorporadas a la marina brasileña.
La corbeta Barroso fue eminentemente un empeño de la Marinha de Brasil para hacer progresar la construcción de plataformas navales con cada vez mayor componente propio. Así, se dio comienzo a la obra del buque en el Arsenal da Marinha de Río de Janeiro (AMRJ) en 1994 con la puesta de quilla, prolongándose los trabajos nada menos que hasta 2002 en que se procedió a su botadura.
Sin embargo, la falta de disponibilidad presupuestaria para este proyecto dejó el casco de la Barroso en un limbo del que no salió hasta agosto de 2008, fecha en que la corbeta se incorporó a la Armada, alcanzando su nivel operativo tras un periodo de pruebas que se prolongó durante un año más.
El dilatado proceso de obtención del buque que iba a ser cabeza de serie –nada menos que 15 años– no se vio recompensado con la construcción de unidades adicionales de este tipo. La Barroso mejoró a las Inhaúma en varios aspectos que se revelaron problemáticos en aquel primer proyecto: su eslora creció hasta los 103,4 metros por los 95,7 m de sus precedesoras, pero manteniendo los 11,4 m de manga de éstas; con un calado de 5,3 m y un desplazamiento a plena carga cercano a las 2.400 toneladas.
El diseño de la corbeta Barroso subsanó los problemas detectados en la clase precedente. De esta forma se reformó la proa, haciéndola más lanzada, para minimizar uno de los principales achaques de las Inhaúma: su acentuado cabeceo con mala mar, lo que provocaba un excesivo embarque de agua.
La zona del combés ganó unos metros de longitud para acomodar una planta propulsora más potente, del tipo CODOG, con dos motores diésel que impulsan la nave a 22 nudos; y que alcanza los 29 nudos acoplando la turbina de gas GE LM-2500.
A popa se amplió la superficie de la cubierta de vuelo para dar más margen de operación al helicóptero orgánico Super Lynx. La adición de estabilizadores dinámicos y la instalación de nuevos sistemas electrónicos y de control de la plataforma completaron el paquete de mejoras de este buque.
El buque dispone de un gran número de sensores y sistemas de armas en relación al tonelaje que desplaza. Así, entre sus sistemas artilleros destacan el cañón proel de 4,5 pulgadas (114 mm) Vickers Mk.8, canibalizado de la fragata Constituição F42 –que contaba con 2 montajes, siendo retirado el de popa para ser instalado en la Barroso– y el cañón Bofors Trinity Mk.3 de 40 mm, ubicado sobre el hangar de aeronaves, junto a la dirección de tiro optrónica Saab EOS-400-10B, que coopera con la dirección de tiro ORION RTN-30X y el visor optomecánico ARES, este último de construcción nacional.
En el combate se disponen cuatro lanzadoress de misiles antibuque Exocet MM40 –pareadas y en dos grupos– y 2 tubos lanzatorpedos triples ARES, también suministrados por la industria local, para torpedos Mk.46; además de un sónar de casco EDO 997C.
Los sistemas de detección en los vectores aéreo y de superficie confían la detección a sendos radares RAN-20S 2D y Terma Scanter. La guerra electrónica está encomendada al sistema pasivo MAGE Defensor, cuenta también con 2 lanzadores múltiples de señuelos SDLM de desarrollo propio.
Corbetas Tamandaré
El esfuerzo empleado en el diseño y construcción de las corbetas Inhaúma y Barroso se concretará en la tercera iteración del desarrollo: la nueva clase de corbetas del tipo Tamandaré, para ello Brasil se apoyará en un socio externo que será seleccionado tras un proceso de petición de propuestas abierto internacionalmente.
La nueva corbeta incluirá un lanzador vertical de misiles, y será equipada con los nuevos desarrollos del sistema de combate SICONTA, y con un sistema integrado de control de plataforma evolucionario del actual sistema de control implantado por el Instituto de Pesquisas da Marinha (IPqM).
Las Tamandaré están llamadas a reconstituir la fuerza de escoltas de la Marinha, que enfrenta ya la perentoria necesidad de contar con unidades de este tipo operativas, ya que a las bajas de los buques más antiguos se suman las frecuentes averías de las fragatas supervivientes a distintos procesos de modernización, lo que ha obligado a buques de menor porte como la corbeta Barroso e incluso a patrulleros oceánicos del tipo Amazonas como el Apa (P121) a desplegarse eventualmente para mantener el nivel de compromiso de su país con la misión de Naciones Unidas en Líbano... cosa que por cierto han realizado, y con nota.
Fuente: http://www.revistanaval.com/blogs/javier-sanchez/20181014-010828-corbeta-v34-barroso-marinha-brasil/