sábado, 5 de noviembre de 2016

Armando a los gigantes: el equilibrio de Rusia entre China e India

Indian Army's Arjun MK-I tanksPor RAKESH KRISHAN SIMHA, PARA RBTH
Ambos países son de los clientes más importantes de Rusia en el ámbito armamentístico. Al mismo tiempo son rivales geopolíticos en Asia y poderosas fuerzas emergentes. Rusia tiene que ser capaz de mantener el equilibrio entre ambos.


Foto: Tanques Arjun MK-I de la India durante el desfile del Día de la República celebrado en Nueva Delhi el 26 de enero de 2014. Fuente: Reuters.
India es el mayor importador de armas del mundo. Se espera que en la próxima década llegue hasta los 250.000 millones de dólares. Rusia trata de conseguir un trozo grande de ese pastel con el suministro de aviones, submarinos y misiles.

Mientras tanto, China hace provisión de armas rusas para tratar de acercarse al poderío militar estadounidense en la región Asia Pacífico. Mientras Moscú exporte tanto a Nueva Delhi y a Pekín, tendrá que equilibrar sus ventas para que ninguna de las partes se sienta debilitada por esas adquisiciones. Si es incapaz de hacerlo podría perder dos importantes mercados.

No será fácil mantener a los dos porque ven al otro como una amenaza a su propia seguridad y la mayoría de la opinión pública de los dos países no ve con buenos ojos al otro.

Dentro de esta rivalidad en Asia, hay un punto de competitividad por conseguir grandes armas de Rusia. Tanto India como China tienen grandes ejércitos y enormes territorios y espacio aéreo que defender, de modo que sus requisitos militares son similares.
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Además, los dos tienen capacidad para adquirir las armas más caras y modernas. En ocasiones adquieren el mismo armamento, como el caza Su-27  y sus variantes, el helicóptero Mi-17, el avión de transporte Il-76 v y el sistema de defensa antiaérea S-400.

La adquisición de las mismas armas entre rivales es algo relativamente nuevo. Durante la Guerra Fría los países occidentales compraban armas de los miembros de la OTAN mientras que los de Europa del Este se hacían con armas rusas. Esa división ya ha desaparecido y con el objetivo de sobreponerse a las sanciones occidentales y proteger su cuota de mercado, Moscú trata de vender las joyas de su industria de defensa a China.
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Aviones que se adaptan

Debido a que China e India gastan miles de millones de dólares en la adquisición de armas rusas, estarán preocupadas acerca de que una posible filtración de información. Por ejemplo, India no tiene la garantía de que no se haya filtrado información a Pakistán sobre las fortalezas y debilidades de sus aviones Sukhoi.
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La venta de cazas Su-35 a China es otra cuestión que preocupa a India, ya que son media generación más avanzados que sus propios Sukhoi.

Por su parte, el anuncio realizado en octubre sobre la venta de sistemas S-400 a India es inquietante para China. Hace dos años China se convirtió en el mayor importador de sistemas antimisiles potentes y no verá con buenos ojos esa venta.
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Para que ambos países puedan estar tranquilos, Rusia es capaz de adaptar las características de algunas armas. Por ejemplo, el Su-27 es un avión de gran maniobrabilidad y posiblemente sea el más adaptado de la historia. China fue el primer comprador, cuando adquirió variante con un piloto de 1992. Diez años después India solicitó la venta del Su-30 de dos plazas.

Los Sukhoi de India tienen poco que ver con los chinos. Los indios equipan sus aviones con equipos propios y sensores franceses e israelíes. "Es muchos sentidos, el indio Su-30MKI es la mejor versión posible, gracias a la electrónica europea e israelí y a la buena formación de los pilotos indios", explican en Strategy Page.

De la misma manera que los indios, las fuerzas aéreas de Argelia, Malasia y Vietnam han configurado sus cazas para cumplir las necesidades y preferencias locales.

Al principio las empresas rusas no querían que India adaptase sus aparatos porque iba en detrimento de las empresas rusas subcontratadas. Aunque los grandes pedidos del país asiático supusieron un impulso para la industria aeroespacial rusa.

Sin alternativas a Rusia

India decidió comprar el sistema S-400 aun sabiendo que China iba a adquirirlo dentro de poco. Si la preocupación fuera muy grande habría optado por misiles Patriot de EE UU o los israelíes.

La decisión de India también se debe a la gran eficacia de estos sistemas. Aunque los pilotos enemigos conozcan sus secretos, tampoco serán capaces de evitarlos. Occidente no es capaz de vender sistemas antiaéreos como el S-400, que además también es difícil de copiar. China cuenta con el S-300 para años. En 2010 adquirió más de 15 baterías por unos 2.500 millones de dólares.

Además también ha adquirido seis sistemas S-400 por 3.000 millones de dólares, lo que demuestra las dificultades para copiar este sistema.

Moscú debe ofrecer armas que no tengan análogos en otros lugares y el objetivo es convertirse en el primer mercado de abastecimiento tanto para China como para India.

Versiones actualizadas

Rusia suele ofrecer armas que aumentan su vida útil y sus capacidades gracias a las actualizaciones. Las Fuerzas Aéreas de India cuenta con al menos 272 aviones Sukhoi. Actualmente pasan por un proceso de optimización que aumentará considerablemente la capacidad de ataque de los cazas Su-30MKI. Este gran número contrasta con los 24 Su-35s que posee China.

Una vez que Rusia vende su armamento no se hace cargo de quien las utiliza. Una razón para que las armas rusas se hayan hecho tan populares a nivel global se debe a que Moscú no cree en el control excesivo sobre su uso. Se trata de una política polémica, que contrasta con la de EE UU, que primero vende el armamento y, posteriormente, impone sanciones durante el conflicto.

En cualquier caso, en caso de que India y China decidan utilizar su armamento contra el otro, Rusia puede comunicárselo por privada a alguna de las partes. Por ejemplo, China pretende usar el S-400 contras los aviones de EE UU en la costa este del país. No debería ser desplegado en el Himalaya contra India. Por otro lado, India solo puede desplegar ese modelo en la frontera con Pakistán.

Finalmente, Moscú no puede olvidar que sin el apoyo de los dos estado asiáticos su industria de defensa sería una sombra de lo que es ahora. Tras la caída de la URSS en 1991 Rusia perdió casi todo el mercado internacional de armas, incluido Europa del Este. Fueron China e India quienes pidieron a las empresas rusas sus primeros grandes contratos de la época postsoviética.

Si se adopta una perspectiva estratégica, Rusia debería ayudar a India y China a resolver su disputa fronteriza y así poder evitar cualquier tipo de confrontación. Moscú se ha mantenido hasta ahora alejada de la disputa en los Himalayas pero podría dar pasos en ese ámbito.

El riesgo es alto. India es uno de los pocos países del mundo que cada año gasta más en defensa. Al mismo tiempo, el apetito por nuevas armas de China parece lejos de estar saciado. Ahora es responsabilidad de Rusia ser capaz de mantener esos mercados.

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