Editorial del diario La Nación
El asueto decidido por la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) para facilitar la reciente movilización en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner durante su declaración indagatoria ante el juez Bonadio muestra el desatino de utilizar una entidad académica, que debería privilegiar la enseñanza y la libertad de cátedra, como un camino para canalizar ambiciones políticas.
Hubo más de cien mil adhesiones al pedido de remoción dirigido al presidente de la UNLP con motivo del obligatorio y absurdo asueto. Pero luego, los representantes de los docentes, no docentes, estudiantes y graduados expresaron su "profundo repudio al ilegítimo, improcedente e ilegal pedido destituyente que, con la complicidad de los medios hegemónicos de comunicación, busca cuestionar a la doctora Florencia Saintout, decana de nuestra institución".
Posiblemente se hayan preocupado más de la cuenta. Todo indica que Saintout mantendrá su cargo, a pesar del desatino de dar asueto para marchar en favor de quien debe dar explicaciones ante la Justicia por investigaciones sobre corrupción, como un simple ciudadano. La UNLP cuenta con reglas que impiden remover a un decano por simple voluntad del rector. La institución del juicio académico, degradada por la actual conducción de la UNLP, impone que deba intervenir un tribunal universitario.
El problema se instala así fuera de la vida académica y forma parte de la descarnada lucha política. En esos términos sí pareciera ser responsable Saintout, ya que ha abusado de su posición en la UNLP para promoverse políticamente.
Fue elegida concejal cuando era decana y utilizó la facultad de plataforma para sus ambiciones políticas. Como concejal luchó por ser elegida candidata a intendenta y utilizó su cargo de decana para lograr ese objetivo. Las urnas le dieron la espalda. Su capacidad para generar escándalos públicos le ha permitido sobrevivir porque la opinión pública no termina de desenmascararla.
Los premios que durante su decanato se concedieron a Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales y Néstor y Cristina Kirchner, a pesar de los ataques que cada uno de ellos llevó adelante contra la prensa independiente, son testimonio de un pensamiento que debería despertar el rechazo de la comunidad universitaria. Sus declaraciones sobre la masacre en París contra Charlie Hebdo, al señalar que más que repudiar se debía examinar el contexto, demuestran su desprecio por la convivencia. La Facultad de Periodismo tiene mucho más que ofrecer que estas tristes manifestaciones.
Es entendible que Florencia Saintout imponga a los alumnos de la Facultad de Periodismo un asueto contrario a los valores y a la misión de la UNLP. De ese modo privilegia su militancia por sobre la vida académica, prueba que está dispuesta a ignorar que el Estatuto de la UNLP asegura la más completa libertad académica, sin discriminaciones, limitaciones ni imposiciones. Como cree en la fuerza militante, promovió una marcha dirigida a amedrentar a la Justicia.
En lugar de apoyar marchas en favor de quien dice que tiene los fueros del pueblo, deberían tener más presente el Código Internacional de Ética Periodística, aprobado por la Unesco en 1983, cuyo primer artículo impone el derecho del pueblo a una información verdadera. Para difundir noticias verídicas se debe renunciar tanto a la parcialidad como a privilegiar los intereses personales. Ese rumbo parecería que se ha perdido en la Facultad de Periodismo de la UNLP.
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