Desde comienzos del siglo XX en la Argentina, el desarrollo industrial era imprescindible como estrategia nacional para consolidar el rol de factor dinámico de la integración socioeconómica y cultural del país. Se intentó establecer un nuevo proceso cuyo eje sustancial debía ser la industrialización intensiva y extensiva de los enormes recursos naturales, incluidos los productos del agro. Dicho imaginario social instituyente de una nueva cultura productiva debió ser asumido en función del desarrollo social.
Pero la realidad evidencia que las reiteradas frustraciones del desarrollo industrial y, como consecuencia, del cambio de cultura productiva han sido causadas por una serie de obstáculos que fueron soslayando sistemáticamente dicho imaginario instituyente.
En los hechos se constata:
-Predominancia de la cultura agrícola en todas las regiones del país, sobre todo en la Pampa Húmeda, como imaginario social instituido y fomentado por intereses sectoriales.
-Masivo rechazo social al desarrollo e industrialización integral de la minería, de los recursos energéticos (hidrocarburos, carbón) y de la biomasa, sustentado por criterios ambientalistas.
-Ausencia de planificación y control estatal –nacional y provincial– de la industrialización intensiva de minerales y biomasa, tanto en lo referente a la contaminación ambiental como al desperdicio y la malversación de productos secundarios ricos en materias primas para productos de alto valor unitario.
-Escasa participación de universidades (públicas y privadas), institutos de investigación e instituciones profesionales con las empresas industriales en el fomento del desarrollo industrial de los recursos regionales, a pesar de haber sido creados con tal objetivo expreso.
-Insuficiente rol de las empresas industriales argentinas, en tanto factor dinámico per se, para avanzar hacia la integración de la producción y fomentar una cultura productiva moderna.
Si bien durante la última década –y dada la relativa recuperación de la producción industrial– se registran mejoras en algunos planos de esta crítica situación anquilosada, lo cierto es que aún se dista mucho de alcanzar una tendencia de progreso, de expansión e integración del proceso productivo a lo largo y ancho del territorio, en el largo plazo.
En suma, el desarrollo industrial todavía no constituye un Proyecto Cultural. No se ha llegado a un consenso político que sea propicio al desarrollo industrial intensivo y extensivo en el tiempo; mucho menos en función de la integración territorial sustentada en la industrialización de recursos naturales. Tampoco se evidencia una clara vocación empresarial de progreso productivo. Dada la situación político-ideológica actual y la mentalidad agroexportadora, subsiste la posibilidad de que se repita una nueva frustración política del desarrollo industrial.
Una nueva cultura de producción es la clave del progreso en Argentina y ello requiere formar una amplia mentalidad de industrialización a nivel de toda la sociedad. Es necesario que se logre asumir tal imaginario social instituyente para definir el nuevo sentido y los objetivos de la planificación y las políticas, de las inversiones y las tecnologías. En definitiva, el desarrollo industrial es un Proyecto Cultural.
Fuente: http://revistapetroquimica.com/el-desarrollo-industrial-es-un-proyecto-cultural/
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jueves, 23 de octubre de 2014
El Desarrollo Industrial es un proyecto cultural
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Lamentablemente heredamos todo lo malo de Europa ,cambiamos la nobleza por estacieros primero y hoy son los politicos de turno la nueva casta que guarda sus privilegios ,los medios son el populismo y la falta de educacion ,una vez mas tiramos a la mierda la posibilidad de crear las condiciones de crecimiento de largo plazo .
ResponderEliminarFueron muy pocos los que creyeron que se podia tener un pais industrial avanzado ,al industrial Argentino no le gusta el riesgo de perder su dinero y los diferentes gobiernos les importa un pito crear fuentes genuinas de trabajo.
Ylo peor es que la culpa siempre la tiene algien de afuera (sinarquia internacional ,el imperio o juan pelotas ) la culpa nunca es de ellos y lo peor hay gente que lo cree.