La operación, que integra el Plano Estratégico de Fronteras, lanzado por la presidenta Dilma Rousseff en junio, comenzó el 16 de septiembre y participan 30 aeronaves, 10.000 militares de las tres Fuerzas. Al contrario que en la Operación Ágata I, realizada en un punto fijo junto a la frontera de Colombia, la segunda etapa utilizará patrullas móviles, desplazadas a partir de informaciones obtenidas por inteligencia, satélites, aviones radares y de un UAV.
Cerca de 11 millones de brasileños viven en 710 municipios del área mencionada con 16.000 kilómetros de línea limítrofe de los que 9.500 son ríos que nacen en los países vecinos y sirven como rutas de actuación del crimen organizado. Para enfrentar el problema, los Ministerios de Defensa y de Justicia han definido 34 puntos de vulnerabilidad para cubrir por las Fuerzas Armadas.
Según el general de Ejército Carlos Bolivar Goellner, comandante militar del Sur y de las fuerzas conjuntas, fueron instalados puestos de control y fiscalización en todas la franja en la que se desarrolla la operación. “Las vías principales, los puntos controlados por la inteligencia, aquellos más previsibles estarán siendo monitoreados”, señaló, “y donde no tenemos tropas, será monitoreado por la inteligencia”.
En el caso de la frontera con Paraguay, los clásicos problemas se deben al tráfico de drogas, armamento y vehículos sustraídos en Brasil y vendidos en dicho país con mayor facilidad. En la región de Foz do Iguaçu figuran frecuentes crímenes relacionados con la piratería tecnológica, contrabando, lavado de dinero del tráfico de drogas, crímenes ambientales y explotación sexual. Además, permanece una velada amenaza terrorista de extremistas islámicos ligados a movimientos que radican en el Líbano (Hesbollah) y en Palestina (Hamas) infiltrados en la región.
En este escenario, las Fuerzas Armadas brasileñas, en conjunto con las de Seguridad federales, estatales y municipales han montado un enorme esfuerzo logístico operativo empleando los militares para reforzar las acciones de combate contra el tráfico ilícito transfronterizo. Cabe resaltar que Brasil envió emisarios diplomáticos a todos los países del Cono Sur para informarlos oficialmente de dichas acciones militares.
Marina, Ejército y Fuerza Aérea demostraron en la práctica un elevado grado de interoperatibilidad entre las fuerzas, incluyendo en las pruebas de nuevos conceptos. El ARP RQ-450 Hermes, incluido recientemente en la FAB, se ha convertido en diferencial tecnológico de las operaciones, caracterizado por el ambiente extremadamente severo y con condiciones climáticas no siempre favorables, además de las grandes distancias de vuelo con pocas alternativas de aterrizaje, dentro de otras dificultados. Sin tripulación a bordo, el RQ-450 puede realizar vuelos de hasta 16 horas y captar imágenes en color o en infrarrojo. Otra ventaja es que la aeronave opera a una distancia donde resulta imposible ser vista o escuchada. Con velocidad máxima de 95 kilómetros por hora, el RQ-450 puede volar hasta los 18.000 pies de altitud (aproximadamente 5.500 metros) sin ser detectado.
Un UAV Hermes fue desplazado a Santa Rosa, base de la FAB durante la Operación Ágata II. A partir de allí, se han realizado vuelos que recogen informaciones de inteligencia utilizadas en misiones de la Fuerza Aérea, del Ejército, de la Marina y de los órganos de la Seguridad pública. Todo lo que está sucediendo en la región de la frontera sobrevolada por este UAV es transmitido en tiempo real a Canoas, ciudad del estado Rio Grande do Sul, base del Comando de Operación Ágata II.
Por su parte, la 15ª Brigada de Infantería Motorizada participa en la operación con sus elementos de maniobra desplazados en un área que se extiende en aproximadamente 400 kilómetros de frontera con Argentina y Paraguay. Con la finalidad de garantizar movilidad y sorpresa en las acciones de combate, los crímenes transfronterizos y ambientales en la frontera oeste del Paraná, la brigada está siendo apoyada por helicópteros del 2º Batallón de Aviación del Ejército que desplegó tres aeronaves, siendo un helicóptero HÁ-1 Fennec, un HM-1 Pantera y un HM-3 Cougar, que permiten el desplazamiento de tropas para la ocupación rápida de un punto de bloqueo y control de entradas, tal y como ocurre en municipios como Foz do Iguaçu (Tríplice Fronteira).
Para defender el espacio aéreo contra vuelos ilícitos, la FAB utiliza aviones caza F-5M y A-29 Super Tucano además de las bases aéreas de Canoas y Campo Grande. En esta misión también se emplea la red de radares del Segundo Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aérea (CINDACTA 2).
La Marina de Brasil está empleando el Monitor Parnaíba, los navíos patrulla Benevente, Poti y Pirajá, así como el navío de asistencia hospitalaria Tenente Maximiano, el navío de apoyo logístico fluvial Potengi, el buque de transporte fluvial Piraim, las lanchas de apoyo a la enseñanza y patrulla Anhuma, Saracura, Mutum, corvina, Piava y Piraúna, además de otras lanchas tipo flex-boats. Están siendo utilizadas, además, los helicópteros UH-12 Esquilo y IH-6B Jet Ranger en acciones de fiscalización de embarcaciones.
En este periodo, la Marina utilizará los navíos de asistencia hospitalaria en acciones cívico sociales. También se están realizando acciones de interceptación de pistas de aterrizaje irregulares, atraques clandestinos, bloqueo y control de entradas, reconocimiento especializado de frontera, revista de vehículos, embarcaciones e interceptación de aeronaves sospechosas.
Estas tareas se ejecutan de forma integrada por las tres Fuerzas, la Agencia Brasileña de Inteligencia (ABIn), policías militar y civil del estado de Rio Grande do Sul entre otros.
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