Libres de graffitis. Así lucen los subtes porteños
después de los trabajos de limpieza de sus carrocerías y ventanas. El
amarillo original de las formaciones vuelve a brillar. Las tareas se
realizaron con mayor intensidad en las líneas B, D y E (las más
afectadas) con un tratamiento “antigraffiti” para evitar futuros actos
de vandalismo, pero también se actuó en las otras líneas.
La remoción de estas pinturas se llevaron a cabo en 126 vagones de la línea D, 114 de la B y 60 de la E. Los trabajos forman parte del Plan de Mejoras de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), lanzado a principios del 2013 para mejorar el servicio, a partir de la queja de los usuarios por el deterioro de las formaciones.
Para limpiar la carcasa de
los vagones, se utilizó un producto nacional, que permite sacar los
graffitis sin afectar la pintura original de los vagones. Los trabajos, a
cargo de unas 30 personas, se hicieron durante la noche para no afectar
los servicios, ni las frecuencias de los subtes. El paso siguiente es
aplicarle un producto “antigraffiti” con rodillos para evitar futuras
“intervenciones artísticas”. Las tareas se suman a la limpieza general
de las estaciones, colocación de cestos y bancos, entre otras.
Según un informe del 2013, el 80% de la flota estaba vandalizada por graffitis y pinturas de grupos que ingresan a las cocheras por la noche. Y repintar cada coche cuesta, al menos, $40 mil. Por eso, una de las patas del plan de limpieza es reforzar la seguridad en los lugares donde se guardan los formaciones. “Se están instalando cámaras y mejorando el control de accesos y la seguridad, porque no tiene sentido limpiar los vagones si los siguen pintando”, explicó Juan Pablo Piccardo, presidente de SBASE, al comienzo de las tareas de remoción de graffitis el año pasado. Hasta el momento, no se agarró “in fraganti” a ningún graffitero, pero hay denuncias judiciales que han terminado con probation de los “artistas”, luego de una investigación que incluyó su rastreo por redes sociales. El modus operandi de los graffiteros consiste en pernoctar en las estaciones cabeceras donde hay poca seguridad.
La remoción de estas pinturas se llevaron a cabo en 126 vagones de la línea D, 114 de la B y 60 de la E. Los trabajos forman parte del Plan de Mejoras de Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), lanzado a principios del 2013 para mejorar el servicio, a partir de la queja de los usuarios por el deterioro de las formaciones.
Según un informe del 2013, el 80% de la flota estaba vandalizada por graffitis y pinturas de grupos que ingresan a las cocheras por la noche. Y repintar cada coche cuesta, al menos, $40 mil. Por eso, una de las patas del plan de limpieza es reforzar la seguridad en los lugares donde se guardan los formaciones. “Se están instalando cámaras y mejorando el control de accesos y la seguridad, porque no tiene sentido limpiar los vagones si los siguen pintando”, explicó Juan Pablo Piccardo, presidente de SBASE, al comienzo de las tareas de remoción de graffitis el año pasado. Hasta el momento, no se agarró “in fraganti” a ningún graffitero, pero hay denuncias judiciales que han terminado con probation de los “artistas”, luego de una investigación que incluyó su rastreo por redes sociales. El modus operandi de los graffiteros consiste en pernoctar en las estaciones cabeceras donde hay poca seguridad.