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viernes, 1 de diciembre de 2017

El Presidente, decidido a poner toda la carne en el asador

Luis MajulPor Luis Majul- LA NACION - @majulluis
Macri está convencido de que los agentes del grupo Albatros no mienten. Que tiraron en defensa propia respondiendo a disparos con armas de fuego, y que entre 15 y 20 individuos violentos, armados con lanzas, cuchillos, piedras y boleadoras, intentaron matarlos. "Esto va a terminar igual que lo de Santiago Maldonado. Tarde o temprano, se va a saber que los Albatros actuaron en legítima defensa. Y que Rafael Nahuel formaba parte de ese grupo violento. Al final todo este desbarajuste va a generar un profundo cambio cultural", me dijo una alta fuente del Ministerio de Seguridad.

Macri no termina de entender al juez federal Gustavo Villanueva. Está convencido de que fue Villanueva quien pidió al Estado la presencia de las fuerzas de seguridad para evitar que quienes se dicen pertenecientes a la comunidad mapuche ocuparan tierras pertenecientes a Parques Nacionales. Y que el propio juez lo pidió "antes de fin de año porque quería demostrar autoridad" y conceder la extradición de Jones Huala, para que lo juzgue un magistrado de Chile. No se explica Macri por qué, según él, Villanueva volvió sobre sus pasos.

El Presidente ya le ordenó a la ministra Bullrich que no abra un sumario interno hasta tanto la Justicia no determine qué fue lo que sucedió. Macri, desde que Cambiemos ganó las últimas elecciones, está decidido a poner toda la carne en el asador. Quiere que "la Argentina vuelva a la cordura" a propósito de la cuestión mapuche, pero también cuando habla de las reformas económicas, laborales y jubilatorias que empezaron a aprobarse esta semana. Y no sólo con eso. "Está dispuesto a ir contra el propio Hugo Moyano, si acaso fuera necesario", me aseguró un miembro de la llamada mesa chica que ve al Presidente casi todos los días.

¿Pueden interpretarse los allanamientos que incluyeron la detención del vicepresidente de Independiente, Noray Nakis, y del ex guardaespaldas del propio Moyano, Roberto "Polaco" Petrov, como un tiro por elevación al líder camionero? Sostienen fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación y del Ministerio de Seguridad de la provincia que, en este caso, Moyano prestó "colaboración logística" a la investigación. Que "hasta ahora" no intentó proteger ni al barrabrava y presunto jefe de la Asociación Ilícita Pablo "Bebote" Álvarez ni a Nakis ni a Petrov. "Al contrario: habilitó todas las cámaras de seguridad del club y se puso a disposición de la Justicia", confirmaron.

La investigación que culminó con los allanamientos de las últimas horas se inició hace seis meses. ¿Acaso Moyano no sabía lo que sucedería? "Eso es información confidencial. No puedo responder", se excusó un alto funcionario que participó de la movida. Pero aclaró: "Hace tiempo que "el Polaco" abandonó a Hugo y se dedicó a hacer negocios por su cuenta". La pregunta del millón es si el actual presidente de Independiente está en la famosa lista de argentinos que, según el Presidente, si se los enviara en una nave espacial a la Luna, la Argentina sería otro país.

En el verano de 2016, Macri sostenía que Moyano parecía "más moderno" que sus hijos Pablo y Facundo. Fue después de una discusión que mantuvieron sobre el proceso de digitalización y la necesidad de que los bancos y las empresas que distribuyen las facturas de los servicios públicos dejaran de hacerlo a través de cartas físicas cargadas en camiones. El Presidente le planteó que en pleno siglo XXI nadie con dos dedos de frente podía oponerse al abandono del uso del papel. "Por razones ecológicas y económicas también" intentó convencerlo. Para sorpresa de Macri, Moyano no le dijo que se oponía. Solo le pidió un plazo para "readecuarse".

Con el paso de los meses y después de varios encuentros, el Presidente empezó a sospechar que Moyano padre intentaba "patear la pelota para adelante". Y todavía más: que pretendía "tomarle el tiempo". Alguien que interpreta al Presidente como pocos me explicó: "Mauricio al principio le creyó cuando Hugo le decía que su hijo Pablo es muy difícil de contener y controlar. Pero día tras día empezó a notar que lo usaba para hacer un doble juego". ¿Macri está decidido a hacer algo que no pudo o no quiso hacer Néstor Kirchner, algo que intentó hacer Cristina Fernández pagando un alto costo político?

El Presidente, para ser más concretos, ¿soportaría un enfrentamiento directo con el sindicalista más poderoso de la Argentina? Responde un ministro del gabinete nacional: "Si la investigación sobre el vínculo entre la barra brava de Independiente con el sindicato de camioneros avanza, es muy probable que algún arrepentido involucre a Pablo Moyano, a Hugo Moyano o que aparezca algún papel o alguna escucha que lo mencione".

Quienes brindan información sensible al jefe del Estado sostienen que Moyano tendrá que explicar la relación que mantiene con Patricio Farcuh, accionista mayoritario de OCA. En especial, la ayuda económica del sindicato a una empresa que estaría "virtualmente quebrada". OCA tiene un problema perecido al de Cristóbal López con la AFIP. Debe al Estado más de 3000 millones de pesos. No por el impuesto a la transferencia a los combustibles que embolsó, como López, sino por las contribuciones patronales y cargas previsionales que no pagó. Farcuh y Moyano han tratado de llegar a lo más alto del poder para encontrar una salida.

Pero, hasta ahora, se han encontrado con dos barreras infranqueables. Una, la del propio jefe del Estado, quien repitió, cada vez que le preguntaron, que no iba a hacer nada fuera de la ley. La otra, con al máximo responsable de la AFIP, Alberto Abad, quien, se sostiene, no va a facilitar ninguna moratoria que pueda ser interpretada como un favor político. "Ni para Cristóbal ni para Moyano ni para nadie", explicaron fuentes de la AFIP. En el medio de semejante juego de poder, pasó casi desapercibido el pedido de embargo del fiscal Franco Piccardi contra el primo del Presidente, Ángelo Calcaterra, por más de 54 millones de pesos.

La solicitud se extendió a José López, el hombre de los bolsos con 9 millones de dólares y ametralladoras; Ricardo Jaime, el ex valijero de Néstor; Manuel Vázquez, testaferro de Jaime; Jorge "Corcho" Rodríguez; Javier Sánchez Caballero, ex CEO de Calcaterra, y varios altos directivos de Odebrecht. Sospechado por haber sido simpatizante de Justicia Legítima, Piccardi no hizo más que investigar una denuncia de Graciela Ocaña. Las evidencias sobre el direccionamiento de la concesión del soterramiento del Sarmiento y la existencia de una consultora trucha y cuentas en paraísos fiscales a través de las cuales se pagaron coimas son incontrastables.

Piccardi, junto con el juez Marcelo Martínez de Giorgi, amenaza con transformar este expediente en la punta del iceberg para investigar gran parte de la cartelización de la obra pública nacional. Decenas de grandes empresarios tiemblan. Y el Presidente preferiría que su primo no la pasara mal. Pero ya le comunicó que no va a mover un dedo si es procesado y condenado.

jueves, 30 de noviembre de 2017

La ocupación territorial marítima del Atlántico sur

Por César Augusto Lerena - Infobae.com
La lamentable desaparición del submarino ARA San Juan puso a la vista de todos los argentinos el descontrol que, en forma sostenida y creciente, se manifiesta en el Atlántico sudoccidental desde hace al menos 40 años. De hecho, mucho peor hoy que la incapacidad en la que se encontraba la Argentina en los recordados episodios de febrero de 1960 en el Golfo Nuevo.
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Desde 1982, los británicos no sólo están en posesión de los 11.410 kilómetros cuadrados de nuestras islas, sino, lo que es más grave aún, y los sucesivos gobiernos lo han invisibilizado a los argentinos, que estos están ocupando millones de kilómetros cuadrados del territorio marítimo argentino, explotando nuestros recursos naturales, entre ellos, los pesqueros, con los que sostienen la economía de Malvinas y avanzan sobre la exploración de hidrocarburos y minerales.

Todo esto defendido por el Reino Unido con la base misilística más importante del Cono Sur, el importantísimo aeropuerto de Monte Agradable, con dos pistas de asfalto, asiento militar de tropas de la Royal Air Force británica, y las periódicas operaciones marítimas con las que reafirman la ocupación británica de nuestro Atlántico sur y océano Austral, además de reivindicar derechos sobre la Antártida Argentina.
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A ello debemos sumarle la extracción clandestina de más de un millón de toneladas anuales de recursos pesqueros migratorios, dentro y fuera de la zona económica exclusiva argentina, por parte de embarcaciones extranjeras. Muchas de ellas se reabastecen en puertos del Uruguay y mantienen relaciones de amistad con la Argentina. Tal es el caso de los pesqueros españoles que, con o sin bandera británica de las islas, pescan en aguas argentinas o recursos migratorios de estas.

En este escenario, ¿alguien podría explicar qué hacía el antiguo submarino ARA San Juan sumergido en aguas al este de Malvinas o en el talud continental, cuando todas las autoridades de la Subsecretaría de Pesca, de la Armada y Prefectura conocen perfectamente la posición de los barcos extranjeros que, año tras año, extraen clandestinamente nuestros recursos? Instituciones que además reciben cientos de denuncias de los capitanes de pesca argentinos. Amén de las fotografías satelitales de la NASA que muestran las potentísimas luces de cientos de poteros extranjeros que están a la captura del calamar en el límite de la zona económica exclusiva.

No era necesario que 44 tripulantes y un submarino argentino desaparecieran para darse cuenta de que un amplísimo territorio nacional está sin control. Venimos denunciándolo hace décadas y parece cierto aquello de que los argentinos y nuestros gobiernos viven de espalda al mar. Así nos va.

El autor es referente de Proyecto Sur Mar del Plata, ex candidato a diputado.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Crisis en nuestras aguas, ¿qué sucede con la Fuerza Aérea?

Por Gustavo Gorriz - Infobae.com - @GorrizG
Nuestra otrora orgullosa aviación de combate no es más que un puñado de cuadrillas o escuadrones disminuidos, muchos de ellos de aparatos turbohélice, sostenidos por un sistema logístico desgastado e ineficiente.

Es curioso que los titulares de los diarios argentinos insistan en la decisión del Gobierno nacional de descabezar las Fuerzas Armadas. ¿Pensarán de verdad que hay ahí un camino cierto o al menos probable para terminar con la ignominia que viven hace 40 años los militares? Ellos son verdaderos ciudadanos de segunda clase en una democracia que, en una típica actitud argentina, los eligió como únicos culpables de un pasado trágico y les asignó una cuenta a pagar que nadie sabe cuándo terminará, cuánto le costará a la nación y qué se ignora. Además, si no tendrá gravísimas consecuencias ante cualquier eventualidad que nos pudiera poner por delante el avieso destino, mañana o dentro de 20 años.

El emblemático caso de nuestra agobiada Fuerza Aérea pareciera necesitar bastante más que el maquillaje de un cambio de comandante. De aquella orgullosa fuerza que el 1º de mayo de 1982 hizo su bautismo de fuego en un acto glorioso, allí donde 14 héroes ofrendaron su vida y que provocó no sólo la admiración del enemigo de entonces, sino que hizo que posteriormente se estudiaran en todo el mundo las técnicas utilizadas por aquellos pilotos notables. Ellos, con sus capacidades y su adiestramiento, disimularon las diferencias tecnológicas y de equipamiento con el enemigo y provocaron, con su accionar, daños que jamás pudo imaginarse la Armada británica. Sólo para que quienes son ajenos a la milicia lo registren, esto decía el almirante británico Sandy Woodward, ex combatiente en la guerra de Malvinas y autor del libro Los cien días, sobre su experiencia en el Atlántico sur: "Los pilotos argentinos fueron muy valientes. Los veíamos aparecer a ras del agua. Jamás hubiéramos imaginado eso". ¿Da orgullo, no? Bueno, de ello no queda nada o casi nada.

Aun después de la guerra, la Argentina contaba con 14 escuadrones de combate de 12 aviones cada uno. Luego de 35 años, los aviones Mirage fueron desprogramados y nuestro país perdió su capacidad de interceptación supersónica, con lo que seguramente les entregaremos a países amigos la custodia de nuestro cielo soberano, ante las complejas responsabilidades que tendremos como país anfitrión de importantes citas internacionales en el 2018. Citamos el caso del G20, pero también puede ocurrir cualquier asunto que requiera de verdad un servicio activo y eficiente. Lo cierto es que hasta que los aviones no explotan en el aire o los submarinos no se hunden en nuestro litoral marítimo, esto le interesa poco o nada al mundo de la política. Ellos solamente reaccionan cuando la opinión pública pone sus ojos sensibles ante la tragedia y los deudos, pero la verdad es que los sistemas de nuestra Fuerza Aérea atrasan más de 30 años.

Nuestra otrora orgullosa aviación de combate no es más que un puñado de cuadrillas o escuadrones disminuidos, muchos de ellos de aparatos turbohélice, sostenidos por un sistema logístico desgastado e ineficiente. No hace falta ser un genio, ni un técnico, ni un ingeniero, ni un especialista, para entender lo que en estos 30 años se agregó en materia tecnológica a la aviación en general y a la aviación militar en particular. Es más, es bien sabido que, en general, es de los avances militares de donde se nutre la aviación comercial.

¿Dónde está realmente la Argentina con su Fuerza Aérea? ¿Qué tenemos? ¿Cuál es nuestro futuro? Nadie lo sabe bien, porque esto que citamos sobre la aviación de combate podría extenderse a la situación de la aviación de transporte, que se encuentra igual o peor que la que detallamos. Este y otros aspectos vinculados con la fuerza en general aburrirían al lector, quien sin embargo no debería dejar de registrar que:

-Durante estos años se ha realizado el máximo nivel de canibalización de la historia, sólo para que algunas pocas naves pudieran volar.

–La obsolescencia de los sistemas es total y la calidad del adiestramiento, del que alguna vez supimos alardear, es sinceramente triste. Como dato objetivo basta solamente saber que se vuela apenas una quinta parte de las horas que se empleaban en entrenamiento previo a 1982.

-La grave situación ha traído como consecuencia la desmoralización del personal, con las consecuencias quizás más irrecuperables, como son su pérdida y la captación que de ellos realizan los medios aéreos comerciales y las compañías privadas de aeronavegación. El Estado argentino los entrena e invierte millones en pilotos que, sin expectativas y con salarios ruines y que además no pueden cumplir con su vocación de volar —sea por ausencia de máquinas, de combustible o de repuestos—, abandonan su vocación, la mayor parte de las veces con lágrimas en los ojos.

¿Entonces? Esas primeras planas de relevos y cambios importantes… ¿Vienen acompañadas del equipamiento necesario? ¿Vienen acompañadas del combustible necesario para el entrenamiento? ¿Acompañan sueldos acordes con las capacidades de esos pilotos? ¿Vienen acompañadas del respeto profesional necesario?
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Si todo eso fuera así, bienvenidos sean los cambios. Si no, simplemente no nos mintamos y esperemos, angustiados, al próximo ARA San Juan.

¿Pueden asumir los militares roles de seguridad?

Por Daniel Gallo - LA NACION - @DanielHGallo
El descontrolado hundimiento del submarino San Juan abrió un debate inesperado. Las tragedias no resultan buenos momentos para cambios apurados por la sorpresa de encontrarse con algo no previsto. En estos días se habla del rol que deben tener las Fuerzas Armadas, se opina sobre el papel que corresponde a los militares y también alguno se anima incluso a pensar en armamentos cómo se si tratase de compras en una ferretería. Por ese eje trazado por la desesperación de saber que un submarino y su tripulación podían haber sido víctimas de años de desinterés social se metió una discusión vieja. ¿Pueden asumir los militares roles en seguridad? Es la pregunta lógica si se avanza en un proyecto de fusionar a la Armada con la Prefectura. La iniciativa no es nueva. Tiene exactamente 16 años.

Un poco de historia reciente permitirá comprender el contexto antes de responder al interrogante inicial. En noviembre de 2001, el Ejército y la Armada consensuaron un proyecto para reformular estratégicamente sus objetivos. Sus jefes, el teniente general Ricardo Brinzoni, y el almirante Joaquín Stella, tenían una muy buena relación personal. El país se encaminaba a una crisis y la Gendarmería se movía de una provincia a otra con cientos de cortes de ruta mensuales. Las Fuerzas Armadas estaban entonces postergadas y sus mandos querían asegurarse una misión que les permitiese sobrevivir. Ese fue siempre un error conceptual, pero no será aquí cosa de adelantarse a la necesaria línea temporal. Del análisis militar salió una definición para ofrecer al poder político: la superfuerza.

En 2001 el problema era sostener la autoridad política, la cohesión social y evitar la repetición de pueblos en llamas como ocurrió en Salta y Corrientes. Gendarmería tenía en ese momento apenas 14.000 efectivos y cada vez se concentraba más en centros urbanos. Las fronteras quedaban vacías. El Ejército vio la oportunidad de tener una misión. El diseño preparado por los militares se sustentó en la Gendarmería como fuerza que recibiría los equipos tácticos de la Policía Federal y todo el componente de seguridad de la Prefectura. La idea era tener esa "superfuerza" de seguridad para hacer frente a los disturbios. En ese esquema, el Ejército se haría cargo del control de frontera para "liberar" a los gendarmes y la Armada tomaría el mando sobre toda unidad que flotara en la Prefectura. Incluso estaba previsto que el jefe de los prefectos podía ocupar el puesto de secretario naval... cómo máximo. El rol de la Armada sería el control de la pesca ilegal. Un debate similar aparece 16 años después. La pregunta sobre el papel de los militares en la Argentina vuelve una y otra vez. Quizá la seguridad no sea el mejor lugar para asignar una tarea. En el Gobierno, unos consideran hoy esa posibilidad con un pensamiento económico de asignación de recursos, otros entienden que la separación de funciones es un gasto que vale la pena. Esas dos visiones aún no definieron la pulseada que está por empezar.

Si la Armada asume el control de la Prefectura -estudio que trascendió sin ponerse aún en debate oficial-, el control de la pesca ilegal -supuesta misión del San Juan- estaría bajo la supervisión absoluta de militares. Es un rol claramente policial de verificar licencias, detener a infractores y originar una causa judicial como auxiliares de la Justicia. En esa situación debería pensarse en unidades de mar idóneas para la tarea. Misiles antibuques no sería necesarios, ya que la Prefectura hundió llegado el caso pesqueros con ametralladoras calibre 50.

En los ríos la situación sería más compleja, porque la Prefectura se encarga de evitar el ingreso de drogas. Entonces los egresados de la Escuela Naval deberían pensar en el narcotráfico como adversario y prepararse para eso. Buzos tácticos contra básicas canoas de contrabandistas. Además deberían ser reformuladas las leyes de Defensa Nacional, Seguridad Interior e Inteligencia. El narcotráfico es uno de los mayores peligros para la Argentina. Aunque su banda emblemática, Los Monos, no parece un desafío tan grande como para modificar el trípode legislativo más importante de la democracia argentina.

"Si quieren ser policías, que lo sean, pero que sepan que serán eso", expresó una voz oficial con peso propio al considerar que entre la Armada y la Prefectura debería hablarse de complementación y no de fusión.

El contexto nuevamente es importante, tal como lo fue en 2001 cuando los mandos militares pensaron un esquema similar al puesto hoy en debate. Hoy la Gendarmería no cuenta sólo con esos 14.000 efectivos, sino que está cerca de alcanzar los 40.000. El narcotráfico es un problema grave que crece, pero a comienzos de siglo se lo veía como posible asunto militar al pensar en réplicas locales de los acuerdos entre las FARC y los productores de drogas. Esa hipótesis, válida en su momento y que generó la idea de nuevas amenazas a la seguridad, hoy no existe.

Una pregunta paralela es saber si los militares están capacitados hoy para actuar en temas de seguridad. Más de 15.000 militares argentinos participaron en operaciones netamente perfiladas a la seguridad urbana en Haití. Y fueron adiestrados para cumplir esa misión por orden de los sucesivos gobiernos kirchneristas. ¿Tuvieron denuncias allí? No.

Pero aquí la situación es diferente. La Argentina tiene un esquema de seguridad envidiado en el mundo. Sólo Francia, Chile, Italia, España y los Estados Unidos cuentan con unidades intermedias -Gendarmería y Prefectura- que permiten subir un nivel desde el escalón policial sin recurrir al poder de fuego militar. Brasil quiere hace años replicar esa alternativa para que su Ejército no tenga la obligación de entrar de tanto en tanto en las favelas de Río de Janeiro.

Entonces, ¿qué rol le queda a las Fuerzas Armadas? El más importante: prepararse para cumplir su misión primaria. Si la política lo señalase claramente, los militares dejarían de buscar opciones para sentirse reconocidos y útiles. El bombero profesional no necesita transformarse en un docente para justificar las horas sin incendios.

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Ejemplo de una visión personal  sobre equipamiento para la Fuerza Aérea. No debemos olvidar el carácter estratégico de las armas Aerea y Naval.

domingo, 26 de noviembre de 2017

El Parlasur y sus "patéticas miserabilidades"

Resultado de imagen para El ParlasurEditorial del diario La Nación
Todo hace presagiar que ese cuerpo será otro agujero negro en los presupuestos nacionales para acomodar a políticos sin empleo.

"Unos fueron por los fueros y otros, por el dinero". Así podría resumirse esta lamentable creación del kirchnerismo y sus ex socios propulsores del socialismo del siglo XXI, para contar con un foro ideológico, a costa del erario de sus naciones y en beneficio de sus dirigentes. "Patéticas miserabilidades", diría don Hipólito Yrigoyen, incluyendo quizás a su propio partido por no haber apoyado la solitaria batalla librada por tres miembros del Parlamento del Mercosur para evitar que el plan de ideología, fueros y dinero, diseñado por la ex presidenta Cristina Kirchner, tuviese éxito.

Aunque la población votó, en los últimos comicios generales, la elección de 43 representantes para dicho órgano deliberativo, nadie entiende muy bien qué es, ni para qué sirve. Siguiendo una tendencia regional, nuestro Parlasur completa una serie de locuaces organismos latinoamericanos de idéntico prefijo, como el Parlacen, el Parlandino, el Parlatino y el Parlamento de Unasur, cuya abreviatura podría confundirse con aquél.

Creado en 2005, ese foro está integrado por la Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela, quienes envían 186 representantes que deben ser elegidos por voto directo, como ya lo hacen la Argentina y Paraguay. Existe un plazo hasta el año 2020 para que todos los países dispongan la elección directa; entretanto, el Parlasur se encuentra en transición y sus decisiones son no vinculantes.

Escondido en el cuerpo de la ley "exprés" de llamado a elecciones, aprobada en la última sesión de 2014, se incluyó un artículo que explica por qué muchos políticos quisieron ser candidatos para integrar el Parlasur en los comicios de 2015: los fueros y el dinero. En efecto, allí se establece que los elegidos serán asimilados a los diputados nacionales, con idénticas inmunidades parlamentarias, regímenes remuneratorios, laborales, previsionales y protocolares. A los efectos prácticos, los 257 diputados nacionales aumentarían al número de 300 sin reforma constitucional alguna.

El kirchnerismo pretendía así dotar de inmunidad a sus candidatos bajo la lupa de la Justicia. Y, de paso, lograr el apoyo del resto de la "clase política" tentándolos con sueldos, pasajes, viáticos, asesores, oficinas, choferes y jubilaciones como si fuera lo mismo ejercer funciones en el ex casino de Montevideo, que en el augusto recinto del Congreso de la Nación. Tentaciones irresistibles para quienes están habituados al turismo parlamentario, nombrar parientes y canjear pasajes por dinero.

La ex presidenta, con fino olfato, intuyó que serían más resistentes los fueros senatoriales que los fueros parlasurianos y optó por la zona del Congreso. Aun con su ausencia, la nómina del Frente para la Victoria demuestra por sí sola cuál era el propósito del texto subrepticio. Allí están o estaban José López y Milagro Sala, ambos presos: uno por los bolsos conventuales y la otra, por tentativa de homicidio. Agustín Rossi, imputado por sobreprecios; Teresa Parodi, manchada por la banda de Rolando, amada por Boudou; Gabriel Mariotto, procesado por enriquecimiento ilícito; Oscar Parrilli, imputado por encubrimiento de un prófugo; Víctor Santa María, denunciado por la UIF por enriquecimiento ilícito y Gerardo Zamora, imputado por las viviendas de Madres de Plaza de Mayo. Para equilibrar un poco el oscuro currículum de esos personajes, el FPV incluyó a otros políticos, como Jorge Taiana y Daniel Filmus, y varios dirigentes provinciales a manera de retribución de gentilezas.

Sin embargo, el atajo de crear fueros por vía de un artículo escondido en una ley exprés no funcionó y gracias a la campaña "Chau Fueros", lanzada por la dirigente de Coalición Cívica por Santa Cruz, Mariana Zuvic, la Cámara Nacional Electoral (ratificada luego por la Corte Suprema de Justicia en el caso Milman) declaró que las inmunidades parlamentarias no pueden ser creadas por ley, sino solamente por la Constitución, ya que en la Argentina no hay fueros personales, ni títulos de nobleza y todos los habitantes son iguales ante la ley. La gran decepción para los "parlasures" llegó después, cuando tres de ellos, la citada Zuvic, el abogado Fabián Rodríguez Simón y la riojana Marcela Crabbe, miembros del Parlasur por Cambiemos, lanzaron otra campaña ("Chau Privilegios") para que ninguno cobrase sueldo hasta que el Parlamento esté totalmente institucionalizado, en 2020.

Hubo un intento de incluir $ 100.000.000 en el presupuesto nacional para abonar esas abultadas dietas. Pero el gobierno nacional sostiene, correctamente, que estas deben ser abonadas por el organismo, con los aportes de sus miembros y no cada país en forma individual. De ese modo, zanjó la cuestión con una decisión administrativa, limitando los pagos a pasajes y viáticos de 200 dólares por día de asistencia a las sesiones.

La ausencia de dietas, viáticos y pasajes ha desalentado a quienes, con gran entusiasmo y mayores expectativas, habían aceptado el honor de esos cargos. Pero como el honor no es dinero, ahora viajan a Montevideo por el día, para no gastar en hoteles el estipendio que reciben. Nada quedó de aquellos congresos y simposios internacionales a los que pensaban asistir, con estadías europeas y jugosos per diems como sus colegas nacionales. Carentes de oficinas, asesores, secretarias, cadetes y choferes como imaginaban tener en ambas márgenes del Plata, ahora vuelven presurosos a sus hogares, mientras sus usinas jurídicas urden alguna otra alternativa legal para hacer efectiva la equiparación soñada.

Lamentablemente, todo hace presagiar que el Parlamento del Mercosur será otro agujero negro en los presupuestos nacionales para ubicar a correligionarios sin empleo. Y, si alguna función tuviese, debería ser un foro para debatir fórmulas de inserción del Mercosur en el mundo, en forma competitiva, para mejorar el nivel de vida de los 300 millones de habitantes que lo integran. Abandonando el modelo aislado y populista que rigió desde 2012, cuando Cristina Kirchner, Dilma Rousseff y José Mujica impulsaron la suspensión de Paraguay y el ingreso de Venezuela al bloque regional, con el reingreso del primero y la suspensión del segundo, por ruptura del orden democrático, se abre una ventana de oportunidad para lograr ese cambio, priorizando el bienestar colectivo sobre los absurdos privilegios de sus representantes.

sábado, 25 de noviembre de 2017

El ARA San Juan comenzó a hundirse en 1983

Por Jorge Lanata - Clarin.com
Aún hoy, hay quienes hablan como si los militares en actividad fueran los mismos de la década del 70.

El ARA San Juan comenzó a hundirse el 30 de octubre de 1983. Desde entonces los argentinos no sabemos qué hacer con las fuerzas armadas. La insólita y valiente actitud de Alfonsín de promover el Juicio a las Juntas –la insólita y cobarde actitud de Alfonsín de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final- no alcanzaron para que el cauce de alguna normalidad llegara al sector.

Después de la dictadura el horror fue tal que nada alcanzaba: miles de muertos, bebés secuestrados, corrupción sofisticada y elemental, nos despertamos en un país que había tenido un ejército de ocupación. Y no supimos qué hacer con él. La autocrítica de Balza en 1995 no alcanzó, aunque llegó a significar un punto de inflexión. Nacía de las presiones de la política y los medios mientras en el Ejército aún convivían los carapintadas con la vieja guardia y los nuevos que llegaban a un sitio caótico, dividido entre el desconcierto y el fanatismo. Eran “ellos y nosotros”, y no sabíamos que hacer con ellos. Ellos, por su lado, se defendían desde la corporación.

Alfonsín los enfrentó a la ley y Menem al presupuesto: la presión norteamericana llevó a desarmar los proyectos Cóndor I y II, un misil de rango medio superficie-superficie que Argentina desarrollaba con Egipto e Irak. En 1993 el gobierno decidió enviar la mayoría de los componentes del Cóndor a Estados Unidos para su destrucción total.

Nadie hubiera esperado que la transformación de las fuerzas armadas a un grupo de boy scouts se diera durante el peronismo. Sin embargo, así sucedió y en paralelo al repudio social, el presupuesto bajó al mínimo disponible. ¿Para qué queríamos a las Fuerzas Armadas?. La mejor respuesta a esa pregunta surge de la lista de los ministros del área sin distinción de gobiernos detallada en una investigación de Ignacio Montes de Oca:

Oscar Aguad, el ministro que ahora tambalea a punto de caerse, es abogado y ocupó la cartera de Comunicaciones. Julio Martínez, el anterior, es ingeniero agrónomo. Agustín Rossi, ingeniero civil (Rossi firmó un cuestionado contrato con una empresa china para proveer uniformes. Está imputado por el pago de sobreprecios de entre el 170 y el 240% por la compra de alimentos para las bases antárticas, extravió una cabeza de guerra de un misil antitanque TOW en un regimiento de Caballería Blindada de La Plata, le entregó Fabricaciones Militares a la Cámpora, etc, etc).

Un resumen de la gestión kirchnerista en Defensa: de los trece C130 Hércules que recibieron, solo dejaron tres en funcionamiento. El resto, desguazado para repuestos; de sesenta aviones de combate que recibieron, dejaron ocho o quizás seis A4 obsoletos; la flota de superficie se redujo por la pérdida del destructor ARA Santísima Trinidad y la conversión del ARA Hércules en buque almacén. Sólo una de la seis corbetas de origen francés A69, el ARA Granville, opera sin problemas. Las fragatas Meko 360 y las corbetas Meko 140 tienen problemas de motores, la falta de aviones y la reducción de horas de vuelo produjo una brecha en la nueva generación de pilotos: hay solo ocho aviones disponibles. El FAL, un diseño belga del año 1952 debería haberse remplazado en los años ochenta, los Mirage y los A4 fueron diseñados en 1962...

Siguiendo con la lista: Arturo Puricelli era abogado; Nilda Garré, maestra de ingles y abogada; José Pampuro, médico oncólogo; Horacio Jaunarena, abogado; Ricardo Lopez Murphy, economista, al igual que Jorge Domínguez; Oscar Camilión, abogado y diplomático; Antonio Erman González, contador; Guido Di Tella, ingeniero civil; Humberto Romero. abogado, como Italo Luder;Germán Lopez. licenciado en Química, Roque Carranza ingeniero y Raul Borrás, periodista.

Veamos los actuales: la responsable funcional de encontrar al submarino es Graciela Susana Villata, secretaria de Servicios Logísticos para la Defensa y Coordinación Militar en Emergencias, nombrada por Aguad. Fue diputada nacional: presentó un proyecto para el envasado de la yerba mate en origen, la demolición de la Unidad 1 del SPF, un repudio contra el represor Barreiro y un pedido para declarar la emergencia en materia de violencia de género.

Debajo de Villata, como Secretario de Servicios Logísticos de Defensa, hay un ingeniero agrónomo, ex presidente del INTA y miembro de la Organización Meteorológica Mundial. Horacio Chighizola, secertario de Asuntos Militares, es el único que fue asesor en Defensa entre el 85 y el 89. La Fábrica Militar de Aviones está bajo el comando de Alberto Beltramonte un ex hombre de FIAT, la Secretaríaa de Planificación para la Defensa está vacante, y así.

“Está todo atado con alambre.Me cuesta creer que esto les sorprenda” dijo ayer Itatí Leguizamon, esposa de Germán Suarez, radarista del ARA San Juan.

Pasaron cuarenta y un años de la dictadura. Aún hoy, hay quienes hablan como si los militares en actividad fueran los mismos. Sólo pensando de ese modo podría haber calado en una parte de la opinión publica el “invento” de la desaparición forzada de Maldonado. ¿Cómo puede sostenerse que Macri mandó a desaparecer a alguien y que los gendarmes mantenían una especie de “pozo” o “chupadero”?. Sería más honesto, por caso, disolver las Fuerzas Armadas. Lo hicieron Costa Rica en 1948 y Panamá en 1990. Los países sin ejército deben ser unos veinte, la mayoría pequeñas islas o territorios de ultramar; en los casos de Lichtenstein o Andorra, por ejemplo, se aceptó que la defensa estuviera a cargo de terceros países: Suiza “custodia” Lichtenstein y España y Francia hacen lo propio con Andorra. Fuerzas Armadas sin un rol, sin presupuesto, ”estigmatizadas” y víctimas de un castigo eterno no le sirven a nadie y –peor-se ponen vidas en juego. Y ni hay peor muerte que la muerte por estupidez.

Submarino ARA San Juan: la tragedia que desnudó el deterioro militar en el mejor momento de la gestión Macri

Resultado de imagen para Submarino ARA San JuanPor Fernando Laborda - LA NACION - @flaborda


El destino quiso que la tragedia del submarino ARA San Juan se produjese en momentos en que la gestión de Mauricio Macri se hallaba prácticamente en su pico histórico de imagen favorable en la opinión pública. De acuerdo con la más reciente encuesta de Poliarquía, por primera vez desde que asumió el actual Presidente, hay más argentinos que consideran positiva la situación del país respecto de quienes la califican como negativa. El 45% de la población cree que está mejor que un año atrás y el 58% estima que el año próximo será aún mejor, según el mismo sondeo.

Otra encuesta, concluida el 17 de noviembre por Management & Fit, también es elocuente: el índice global de optimismo económico se ubica en 39,6 puntos, valor máximo desde que Macri está en la Casa Rosada. Y el índice de optimismo político ronda los 47 puntos, apenas medio punto por debajo de su récord histórico. Finalmente, los últimos números de la consultora Isonomía son igualmente concluyentes: el Presidente goza de una imagen positiva del 58%.

La tragedia del submarino y sus 44 tripulantes ha golpeado a una opinión pública que muchas veces es experta en buscar culpables de hechos que, sin pruebas a la vista, resultan inexplicables. Quizás por eso, Macri, en sus primeras declaraciones públicas sobre este acontecimiento, se preocupó ayer por destacar que "no tenemos que aventurarnos a buscar culpables" hasta no poseer "información completa".

Para el Presidente, la prioridad no pasa hoy por deslindar responsabilidades, sino por extremar todos los esfuerzos para hallar el navío y no dejarse vencer por la desesperanza. "Esperamos dar con el submarino en los próximos días", expresó, aun en contra de la opinión de no pocos especialistas que son pesimistas sobre la posibilidad de que eso ocurra en lo inmediato si el submarino o sus restos se encuentran a más de 600 metros de profundidad, como señalan algunas hipótesis. En su cabeza, sin embargo, ya estaría sellada la suerte del jefe de la Armada, Marcelo Srur, quien dejaría la conducción de esa fuerza más adelante.

Desde distintos sectores, se ha intentado comparar este hecho con la catástrofe ferroviaria en la estación de Once, ocurrida en febrero de 2012. Hay una diferencia sustantiva: aquel tren en el que perdieron la vida 51 personas era un transporte público en el que podía haber viajado cualquiera de nosotros. Otra distinción es que, de acuerdo con las investigaciones judiciales, el deficiente mantenimiento de los trenes no se debía a falta de presupuesto, sino a un desvío de fondos públicos.

Nadie puede saber qué habría ocurrido si la tragedia del San Juan se hubiera producido semanas antes de las elecciones de octubre, que le dieron un importante triunfo a la coalición oficialista Cambiemos.

Sin embargo, distintos analistas de opinión pública estiman que, al igual que con el caso de Santiago Maldonado, la ciudadanía ensayará, a la hora de buscar responsables, teorías más afines a sus propias visiones políticas que a datos objetivos. Quienes se encuentran políticamente más cerca de Macri esgrimirán que el submarino había sido reparado en 2014, durante el gobierno de Cristina Kirchner, quien tres años antes le había augurado treinta años más de vida útil al navío, construido en Alemania en 1985.

En cambio, quienes estén más cerca de posiciones combativas frente al oficialismo, responsabilizarán de todo lo ocurrido al gobierno de Macri y hablarán de una campaña de ocultamiento y desinformación, de la que hasta ahora no hay indicios serios. Lo único que permanece oculto es el submarino y, con él, las explicaciones a esta desgracia.

En los próximos días, surgirán toda clase de especulaciones sobre las causas de la supuesta explosión del submarino. Podrá culparse a la gestión anterior por haber reparado o "replacado" las baterías del navío en lugar de haberlas cambiado; una práctica que sus detractores comparan con una vieja tradición de los años 70 y 80, cuando en la Argentina se vendían baterías para automóviles "acondicionadas", cuyo precio era la mitad de las nuevas. Pero ni siquiera una deficiente reparación durante la década kirchnerista elimina la responsabilidad de las actuales autoridades por el mantenimiento del submarino.

El problema de las Fuerzas Armadas argentinas es estructural y se remonta a mucho más tiempo. El deterioro del equipamiento militar comenzó tras la guerra de las Malvinas y se fue profundizado por los sucesivos gobiernos.

El proyecto de presupuesto para 2018 es claro al respecto. De los $ 21.000 millones de gastos previstos para la Armada, nada menos que $ 18.500 millones irían al gasto en personal. Apenas $ 968 millones se destinarían a mantenimiento, reparaciones y bienes de uso, tan sólo el 4,6%. El desmantelamiento de la industria de la defensa nacional sigue a la orden del día.

viernes, 24 de noviembre de 2017

ARA San Juan: reflexiones necesarias

Resultado de imagen para fuerzas armadas argentinasPor José Manuel Ugarte - Clarin.com
Frente a un drama como el representado por el submarino ARA San Juan, estimamos útil examinar sus causas profundas. A esto se dirige este artículo.

El 29 de junio de 2017, Infobae publicó que el 21 de junio de este año la Fábrica Argentina de Aviones encargada de la prestación de horas de vuelo a la Fuerza Aérea Argentina en los aviones entrenadores Grob 120 TP, adquiridos hace tres años, había resuelto suspender el servicio por falta de pago, por no contarse con los fondos que permitieran la adquisición de repuestos. El 19 de octubre, Clarín informó sobre la caída de uno de los referidos entrenadores, logrando salvarse los dos pilotos.

En un artículo publicado el 30 de Agosto de 2016, el instituto hindú IDSA recordaba que en 2012 tres buques argentinos habían experimentado problemas debido a falta de mantenimiento y error humano, y que en 2014 el encallamiento del submarino Santa Cruz (TR 1700, gemelo del San Juan) había revelado que el mantenimiento del casco era pobre.

La publicación británica UK Defence Journal señaló el 7 de setiembre de este año que las tripulaciones submarinas (argentinas) a pesar de beneficiarse de una reciente modernización (del San Juan) necesitan al menos 190 días de práctica submarina y en 2014 sólo pasaron 19 horas sumergidas.

En su edición de 2017, The Military Balance señalaba que en el caso argentino, las capacidades operacionales habían declinado por una falta de inversiones y una erosión general de las prácticas de mantenimiento.

Esta serie de ejemplos sirve para hacer evidentes los efectos de una inadecuada distribución de erogaciones que desde 1993 hasta hoy -24 años- caracteriza al presupuesto de defensa y que lo hace insustentable, de entre el 80 y el 85% en personal, entre el 10 y el 15% en funcionamiento (mantenimiento, combustible, adiestramiento) y entre el 5 y el 0% en equipamiento. En relación con el PBI, entre 1996 y 2016 ha oscilado entre 1,2 y 0,8%.

Por otra parte, a partir del año 2002 comenzó a producirse un crecimiento en el número de oficiales de alta graduación en las Fuerzas Armadas, que los llevó a un número superior al que tenían en 1983, cuando el número de personal militar era más del doble del actual. Así, en la Fuerza Aérea, se pasó de 211 comodoros para un efectivo total de 21.903 en 1983, a 525 comodoros en 2014, para una Fuerza con un efectivo total de 12.907. Esta circunstancia –la gran proporción de oficiales de alta graduación- ha influido decisivamente en el monto representado por los gastos en personal. Además, ha determinado una profusión de estructuras burocráticas.

Es bajo el presupuesto de defensa para Argentina. Es preciso incrementarlo. Pero también hay que tener en cuenta que con una suma menor, Perú mantiene tres escuadrones de cazabombarderos de cuarta generación y una flota de un crucero, 6 submarinos, y 7 fragatas, con un número de personal militar mayor. Es que Perú gasta mejor. Con mayor gasto, Chile es un ejemplo de eficacia y eficiencia en la materia.

Recientemente se ha hecho un esfuerzo importante por reequipar a las Fuerzas Armadas a través del Decreto 595/2017, por aproximadamente 800 millones de dólares, la compra de equipamiento militar más importante desde la recuperación de la democracia. Pero paradójicamente, tal inversión no va a mejorar sensiblemente las (in)capacidades militares del país, por tratarse de equipamiento redundante y útil mayoritariamente para tareas de naturaleza policial. La moraleja es clara: no se trata de gastar satisfaciendo pedidos.

Aquí no hay Fuerzas Armadas víctimas de una dirigencia política irresponsable. Quienes han formulado política de defensa en el país –con puntuales excepciones- son corresponsables junto con las sucesivas conducciones de las Fuerzas Armadas en la aplicación de una política en la cual, por espacio de un cuarto de siglo, la casi totalidad del gasto correspondía a personal, con una excesiva proporción de oficialidad de alta graduación, mientras que el adiestramiento y mantenimiento recibían una suma insuficiente, y no se compraba material.

Esto explica la actual situación. Así, Argentina tiene una gran proporción de material aéreo inoperable, a menudo canibalizado por falta de repuestos, barcos con mantenimiento insuficiente, personal con pobre adiestramiento, plataformas sin armamento adecuado. En suma: gastando más de cinco mil millones de dólares en defensa, su capacidad operativa es nula.

Es necesario reestructurar a las Fuerzas Armadas, restableciendo adecuadas proporciones entre los grados e incrementando tropa; contar con unidades completas; crear reservas; modernizarlas y reequiparlas, para cumplir su misión primordial de defensa del país; actualizarlas doctrinariamente, restablecer máximos estándares de mantenimiento y adiestramiento.

Todo eso es posible, pero no puede ser confiado exclusivamente a las Fuerzas Armadas. Confiar a las Fuerzas Armadas su propia reestructuración fue el primer paso hacia el actual desastre. Se requieren también técnicos capaces sin estado militar, auténticamente independientes de aquéllas. En el país existen. Sólo hay que ponerlos a trabajar. También es imprescindible el consejo y el trabajo de aquéllos militares –muchos y buenos- que quieren salir de esta situación.

Argentina todavía está a tiempo de hacerlo. Pero ese tiempo no será eterno.

José Manuel Ugarte es Doctor en Derecho y profesor de la UBA, especialista en Defensa. Corredactor de las Leyes de Defensa Nacional y Seguridad Interior.

Submarino ARA San Juan: una desgracia inesperada

Por Joaquín Morales Solá - LA NACION
Una tragedia imprevista y súbita cayó ayer sobre los argentinos. La única hipótesis que en estas horas quedó en pie entre civiles y uniformados con poder es que 44 argentinos perdieron la vida. El submarino San Juan sufrió una explosión (presumiblemente en una de sus baterías) y un accidente de esa naturaleza en las profundidades del mar no tiene remedio. La pregunta sin respuesta que ayer se formulaban en el Gobierno era cómo y cuándo se daría por concluida la misión de encontrarlos. ¿Podrían rescatar los cuerpos? Y si no, ¿cuál es el protocolo que deberá seguirse? Nadie podía contestar esa pregunta. No hay antecedentes para tratar en ausencia a oficiales y suboficiales que serán considerados héroes, porque estaban haciendo maniobras para defender al país.
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Cierto clima de luto se vivía ayer en los despachos de la administración de Mauricio Macri. El propio Presidente les adelantó a los mandos de la Armada que si había ocurrido, como se temía, una liberación de hidrógeno de las baterías del submarino la situación sería muy grave. Se lo dijo en el edificio de la Armada en la reunión a la que asistió Macri y que, según varios testimonios, no tuvo momentos tensos, como se aseguró. Macri sacó sus conocimientos de ingeniero, que sorprendieron a los almirantes, poco conocedores de esas cuestiones técnicas. Un día después, los militares norteamericanos confirmaron la explosión, que fue ratificada por una agencia encargada de controlar detonaciones oceánicas (para impedir pruebas nucleares clandestinas) con sede en Viena. En rigor, la idea de recurrir a esa agencia para tener una doble prueba fue del canciller Jorge Faurie, conocedor, seguramente, de que a los norteamericanos no les gusta que se hagan públicos sus informes reservados.

Sea como fuere, en el Atlántico Sur se desplegó la operación multinacionales más importante en tiempos de paz para encontrar ese submarino, que era, a su vez, el arma más moderna de la Armada argentina. Once países participan de un operativo que vio desplegar el asombroso arsenal de los Estados Unidos, que confirmó su liderazgo mundial en tecnología militar. En la búsqueda se unieron países amigos y otros que no lo son tanto. Hoy llegará, por ejemplo, un avión ruso también de avanzada tecnología. Es histórica la renuencia de rusos y norteamericanos para compartir sus progresos tecnológicos militares. Sin duda, la nueva política exterior de Macri puso en marcha gestos de solidaridad internacional que hubieran sido improbables en tiempos de Cristina Kirchner. Aunque también debe consignarse que es conocida la ancestral solidaridad entre marinos, sobre todo cuando el mar atrapa a uno de ellos de mala manera.

Nada, sin embargo, puede eclipsar el hecho de que el submarino argentino estaba condenado desde el primer momento. La vida como presidente de Macri se parece a una carrera de obstáculos, que conoce, a veces, cortos períodos de planicie. El viernes pasado, el Presidente debía optar entre dos alegrías: el acuerdo firmado con los gobernadores y los sindicalistas o la destitución del juez Eduardo Freiler. El submarino ya había perdido contacto con su base, pero los jefes de la Armada le aseguraron, como le aseguraban a todo el mundo, que se trataba de un problema de comunicación que se resolvería en pocas horas. El domingo, Macri percibió que el problema era más grande y fue a visitar a los familiares de los marinos encerrados en el submarino. El lunes fue directamente a la Armada. Desde entonces, y hasta ayer, vivió en tensión esperando lo que suponía serían malas noticias. Las viejas buenas noticias habían desaparecido de pronto.

Nunca es bueno para un gobierno verse en la obligación de dar malas novedades. Mucho más cuando se trata de la vida de argentinos que estaban desempeñando tareas difíciles (la vida en un submarino es una de las más complicadas que hay entre los militares) en cumplimiento de su deber. La Armada deberá confirmar ahora que el submarino salió del puerto de Ushuaia, que fue el último que tocó, en excelentes condiciones técnicas. Forma parte de una auditoría imprescindible para conocer si la tragedia fue un hecho desgraciado y fortuito o si hubo responsabilidades de los mandos militares.

No obstante, es poco probable que el Gobierno deba pagar un precio político por la tragedia. ¿Qué responsabilidad puede tener la administración política del país en el accidente de un submarino que está bajo la disciplina militar? Un submarino hace por lo general maniobras militares (el San Juan acababa de hacerla en la islas de los Estados) y esas son decisiones militares de las que el poder político no participa. Ni siquiera está en duda dentro de la administración la situación del ministro de Defensa, Oscar Aguad, que tampoco puede ser responsable por el estado de un submarino, nave de la que un civil sabe poco y nada. Esa es la responsabilidad de los jefes militares. Para eso están. Aguad es el amigo radical más viejo que tiene el Presidente. El ministro, sometido ahora a una dura campaña mediática por decisiones que tomó en su anterior cargo (ministro de Comunicaciones), proponía una alianza con Macri cuando ningún otro radical se animaba a hacerlo.

Con la misma vara debe medirse la gestión de Cristina Kirchner, aunque ella es rehén de sus propias palabras. Treinta años más de vida le auguró al submarino hace apenas tres años, cuando como presidenta lo lanzó al mar después de un reacondicionamiento general. Eso no es nada más que otro capítulo de su gestión cargada de autoelogios y del culto a sí misma. En lo que importa, según fuentes oficiales, el submarino fue reparado con la asistencia de técnicos alemanes (fue comprado en Alemania en 1985) y los repuestos que le pusieron fueron todos importados de Alemania. Con esa asistencia y con esos repuestos, los astilleros argentinos están en condiciones de hacer bien su trabajo. Esto es lo que pasó con el submarino San Juan, lo que no exculpa a la anterior administración del abandono, el desfinanciamiento y la falta de política para las Fuerzas Armadas. El hecho de que ese submarino haya sido comprado en 1985 y que, al mismo tiempo, haya sido hasta ahora el arma más poderosa de la Armada argentina explica el abandono, la escasez de recursos y la carencia de un plan para las fuerzas militares.

La desaparición del submarino provocó una notable conmoción social. El ingrato resultado de su búsqueda tendió ayer un manto de tristeza sobre vastos sectores sociales. Una sociedad en ese estado tampoco es buena para ningún gobierno, aunque nadie haya objetado directamente a la administración de Macri. El Presidente intuyó que debería lidiar con otro problema imprevisto, como ya es habitual en su gestión. Funcionarios que lo frecuentan aseguran que el problema del submarino lo tuvo especialmente angustiado en los últimos días, sobre todo después de que habló con los familiares de la tripulación.

El kirchnerismo se calló sobre un conflicto público por primera vez desde que Macri es presidente. Teme que alguien recuerde que la última presidenta que reparó el submarino fue su jefa política. El Gobierno también guardó silencio. ¿Qué puede decir cuando no hay una sola prueba visible o tangible que confirme lo único que estaría en condiciones de decir? Eso que puede decir es sólo el anuncio formal de la conclusión de todas las cosas. Tal vez una foto del submarino definitivamente tendido en el lecho del océano podría certificar el final del monumental operativo de rescate. Y de cualquier esperanza.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Malvinas: el pretendido autogobierno

Resultado de imagen para Malvinas: el pretendido autogobiernoPor Facundo Rodríguez - Infobae.com
El 9 de noviembre pasado el ilegítimo gobierno británico en las islas Malvinas celebró elecciones generales para elegir a ocho de los diez miembros de la llamada Asamblea Legislativa. 

Los miembros de dicho órgano prestan funciones por un período de cuatro años y sólo ocho pueden ser electos por el voto popular. Los otros dos miembros son seleccionados por el gobernador, el director general y el secretario de finanzas, que pueden tomar parte de los procedimientos sin derecho a voto. Asimismo, también forman parte el comandante de las fuerzas británicas y el procurador general, ambos llegados del Reino Unido.

El aparato propagandístico isleño hace un denodado esfuerzo para intentar demostrar que el voto de la población tiene un gran peso en las decisiones y que el gobernador, elegido desde Londres, sin participación de la población de las islas, no tiene prácticamente injerencia. La realidad dista mucho de esta utopía democrática.

La llamada Constitución de las Islas Falkland, aprobada en noviembre de 2008 por S. M. Británica, es la piedra angular del régimen colonial que el Reino Unido mantiene en las Malvinas. El artículo 11 reserva a la reina un poder total para sancionar legislación para "la paz, el orden y el buen gobierno" de las islas, así como para enmendar legislación actualmente en vigencia.

Es requisito para votar y ser elegido miembro de la Asamblea ser mayor de 18 años y gozar del "Falkland Islands Status". Este estatus, del cual goza sólo un tercio de la población actual de las islas de conformidad con el último censo, es otorgado por el gobernador y requiere de la nacionalidad británica. Es el instrumento utilizado por el Gobierno británico para controlar quiénes pueden votar y ser electos en las islas. En la composición de la asamblea durante los últimos 20 años cerca del 40% de los escaños ha quedado en poder de personas nacidas en el Reino Unido.

El Poder Judicial es presidido por el jefe de Justicia, quien es el titular de la Corte Suprema, reside en el Reino Unido y visita las islas al menos una vez al año. También cuentan con una Corte de Apelaciones y con un magistrado superior. Tanto el jefe de Justicia como el presidente de la Corte de Apelaciones, los jueces de apelaciones y el magistrado superior son, todos, nombrados y removidos por el gobernador de las islas y provienen del Reino Unido.

El gobernador de las islas, puesto a dedo desde la metrópoli, se reserva una enorme cantidad de poder en materias ejecutivas, legislativas y judiciales, como la posibilidad de disolver la Asamblea Legislativa, la aprobación de leyes a su sola discreción (y la denegación de tal carácter a los proyectos aprobados por la asamblea), la realización de concesiones de tierra y la disposición de ellas en nombre de la reina. Además, es el encargado de seleccionar a los funcionarios civiles más importantes, como el jefe ejecutivo, el jefe de policía, el fiscal general y el oficial comandante de las fuerzas de defensa de las islas. Puede actuar a su criterio, incluso en contra de la opinión del Consejo Ejecutivo de las islas, órgano consultivo parte del Poder Ejecutivo, compuesto en parte por miembros de la Asamblea Legislativa.

Asimismo, cuenta con amplios poderes de excepción reconocidos en un instrumento jurídico que posee casi ochenta años, el Emergency Powers Order in Council 1939, creado para ser aplicado en las colonias, los protectorados y los mandatos que el Reino Unido poseía en la década de 1930. Esta ordenanza le otorga el poder de detener, deportar y excluir personas, tomar propiedades y tierras en nombre de la reina y de reformar, suspender o aplicar cualquier ley con o sin modificaciones. Las únicas limitaciones en su función legislativa provienen únicamente de la reina y no de los habitantes de las islas.

Claro ejemplo del verdadero poder británico sobre los ahora llamados "territorios británicos de ultramar", un eufemismo para referirse a las colonias, es el caso de las Islas Turcas y Caicos, en el Caribe. En agosto de 2009, el gobierno de Londres decidió disolver el gobierno elegido democráticamente por la población de esas islas "por la alta probabilidad de corrupción sistémica". Desoyó las enérgicas protestas de la Comunidad del Caribe (Caricom) y pospuso de forma indefinida la elección democrática de un nuevo gobierno. El gobernador designado por Londres cumplía las funciones ejecutivas y legislativas.

La realidad es que el gobierno británico continúa ejerciendo un control férreo sobre sus territorios coloniales y que el derecho de libre determinación de los pueblos es simplemente manipulado para invocarlo cuando le conviene, para evitar poner término a los conflictos territoriales que mantiene por la ocupación de territorios pertenecientes a otros Estados.

En resumen, el supuesto autogobierno de las islas no es otra cosa que el viejo sistema colonial británico con un nuevo ropaje. El poder británico en las islas se halla tan presente y es tan influyente que incluso la propia Constitución consagra abiertamente la supremacía británica en el orden político, administrativo e institucional sobre las islas y sus habitantes.

El autor es abogado en Derecho Internacional (UBA), docente (UBA) y coautor del libro "Las Malvinas entre el Derecho y la Historia" (Eudeba).

martes, 21 de noviembre de 2017

Tripulantes del submarino ARA San Juan: mártires de un sistema perverso

(Reuters)Por Irma Argüello - Infobae.com
No quiero esperar el resultado de la búsqueda del ARA San Juan entre olas y profundidades del Mar Argentino para hacer esta reflexión. Es que el desenlace, cualquiera sea, seguramente empañará por la euforia o la pena lo que debemos verdaderamente reconocer y es la tragedia que viven las Fuerzas Armadas en la Argentina.

Los tripulantes del ARA San Juan ya eran mártires antes de ese 15 de noviembre en que se establece el último contacto. Es un martirio que viene desde lejos y que va desde el desprecio y aprensión de la sociedad hacia los "milicos" hasta la crónica falta de presupuesto y capacitación para operar con la dignidad que todo gran país le debe a sus Fuerzas Armadas.

Lo que tenemos hoy es el resultado de años y años de una campaña sistemática de destrucción de la moral y del equipamiento, de pretender atribuirle a cada uno de sus cuadros el total de las culpas de los graves errores cometidos por unos pocos "iluminados" en aquellos gobiernos militares que terminaron hace ya 35 años. Sería equivalente a que Alemania post-guerra hubiera seguido alimentando el rencor hasta los 80s. No fue así, dieron una vuelta de página, que aquí nunca ocurrió y los resultados están a la vista en términos de posición en el mundo.

Esta erosión intencional, esta destrucción sin prisa y sin pausa, está hoy patéticamente ilustrada por la absoluta incapacidad de nuestras fuerzas de rastrear a nuestros compatriotas marinos por medios propios, necesitando de la ayuda generosa de países a los que frecuentemente denostamos. Ante la indiferencia y la crítica "explicable" aunque injustificable por parte de nuestra sociedad, hoy actúan en la búsqueda los "piratas" del Reino Unido y los "imperialistas" de Estados Unidos, junto con efectivos bien entrenados y equipados de Chile y Brasil.

Nuestros compatriotas militares

Nadie hoy abraza hoy la carrera militar para volverse rico o para tener reconocimiento social, todo lo contrario, el que lo hace enfrenta indignidades y privaciones, entonces, ¿por qué lo hacen? La respuesta es sencilla, porque en su corazón anida una vocación, viven sentimientos nobles y resuenan los ejemplos de aquellos que en el pasado hicieron de nuestra Argentina un gran país. Lo hacen también por el sueño de que lo vuelva a ser, aportando ellos su pequeño granito de arena.

Del otro lado encuentran todo tipo de dificultades: equipamiento obsoleto o defectuoso como en este caso, indolencia y falta de idoneidad, por decir lo menos de los que han sido puestos allí para mandar, no por ser los más aptos sino los más funcionales a este sistema perverso.

Me refiero no solamente a civiles sino también, lamentablemente, a militares. Así y todo estos valientes han seguido adelante poniendo todo de sí. Una vez conocí a un capitán de un buque de la Armada que contó en confidencia que cada vez que llegaba a puerto tenía que ir el mismo a la ferretería para comprar de su bolsillo las cosas imprescindibles que hacían falta.

Ese pequeño ejemplo de los que hay miles, encierra atrás desinversión y una situación presupuestaria crítica en la que los salarios se llevan más del 70% del presupuesto militar, que es menos del 1% del PBI ( mientras que en Brasil es 1,4% y en Chile 1,9%). Esto se ha traducido en aviones y buques que no vuelan ni navegan por falta de mantenimiento, personal sin las horas de entrenamiento imprescindible pero sobre todo, en la falta de un plan estratégico de largo plazo y de una gestión adecuada de los recursos, en la cual se privilegien los intereses nacionales y los cuadros operativos, frente a las burocracias indolentes y los ideólogos de las relaciones "cívico-militares". La Ley de reestructuración militar de 1998, promovida por el ex ministro de defensa Horacio Jaunarena, intentó revertir el deterioro, pero aún aprobada, nunca se cumplió.

Así llegamos a este momento que debe ser considerado un punto de inflexión para nuestras Fuerzas Armadas, ya que de no cambiar la situación, no sólo los incidentes – que no son accidentales -continuarán, sino que se llegará a una destrucción irreversible, por más que ahora se inyecte presupuesto.

Lo primero que debemos preguntarnos es si Argentina necesita Fuerzas Armadas y la respuesta inmediata es sí. A los que hablan de Costa Rica como un ejemplo idealizado de estado sin esta necesidad, cabe responder que de ninguna forma podemos compararnos con el país centroamericano. La realidad y no la utopía nos grita que hay mucho por proteger en nuestra Argentina, dadas las condiciones de inseguridad global y la situación geopolítica de América del Sur.

La segunda pregunta es si conviene a los intereses nacionales tenerlas así como las tenemos hoy y la respuesta es no. En un momento crucial de la historia argentina y como parte de ese plan sistemático, se intentó dividir lo indivisible en los estados modernos como son la Defensa y la Seguridad de la nación. A través de leyes que encorsetaron su acción, se las redujo al único destino de defender el país de amenazas de otros estados, una situación muy improbable hoy en día.

Ante la falta de este tipo de hipótesis de conflicto, las instituciones militares perdieron su razón de ser y con ello su moral. Sin embargo no es que la Argentina, como todo país, esté exenta de amenazas. Por el contrario, pero son de índole diferente. Mientras debatimos el rol de nuestras Fuerzas Armadas, nuestras fronteras, sin la radarización imprescindible, sin los controles terrestres y sin una ley de derribo adecuada, son porosas al narcotráfico, al tráfico de personas, y a cualquier tipo de comercio ilícito. Tal situación, sumada a la corrupción en pequeña y gran escala instalada en nuestra sociedad, también nos hace particularmente vulnerables a las operaciones del terrorismo transnacional, cosa que ya se ha comprobado. Mientras tanto nuestros mares son depredados casi sin control por pesqueros ilegales atraídos por las riquezas de nuestra biodiversidad, casi excepcional en el mundo. Hoy necesitamos planear la seguridad a los Jefes de Estado que asistirán a la reunión del G20 del año próximo y para ello tendremos que recurrir a la protección aérea de otros estados.

El drama que estamos viviendo con el ARA San Juan y su tripulación descubre crudamente esta realidad, una realidad que debemos afrontar aquí y ahora, desde un cambio conceptual y de la legislación hasta el ordenamiento y reasignación de prioridades en nuestras Fuerzas, con una visión moderna, la de aquellos países a los que les va bien. No hay mucho por inventar, se sabe en el mundo cómo se hace, basta que nos lo propongamos en positivo, neutralizando por fin este sistema perverso que se ha instalado entre nosotros desde hace largo tiempo. Sólo así toda esta angustia tendrá algún sentido.

La autora es presidente de la Fundación NPSGlobal 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Submarino: Armada, sin poder de auxilio. Grave

Por Edgardo Aguilera - Ambito.com
POR DÉCADAS DE RECORTES PRESUPUESTARIOS E IMPREVISIÓN DE LA POLÍTICA

El país debió recurrir a ayuda internacional para las operaciones de rescate porque carece de sistemas adecuados para un salvataje. Al cierre de esta edición aún no había novedades del ARA San Juan.
Ayuda. En el aeropuerto de Miami se realizó el cargamento hacia  Comodoro Rivadavia, donde llegó el sábado. EE.UU. envió tres Globemaster C 17 y un submarino de rescate.
Ayuda. En el aeropuerto de Miami se realizó el cargamento hacia Comodoro Rivadavia, donde llegó el sábado. EE.UU. envió tres Globemaster C 17 y un submarino de rescate.

La desaparición del submarino ARA San Juan, del que se perdió contacto sobre su estado y ubicación el miércoles pasado, pone de relieve una vez más que sin presupuesto es imposible sostener y operar los medios de las FF.AA. (buques, aviones, submarinos, tanques, etc). Casi todos los países con submarinos en su lista oficial de buques poseen algún medio de intervención ante el siniestro de una nave. 

El país carece de buques y sistemas adecuados para llevar adelante con éxito el salvamento y rescate de los tripulantes de los submarinos nacionales. El último navío que cumplió esa tarea, asignado al comando de la Fuerza de Submarinos en Mar del Plata, fue el aviso ARA Irigoyen. La Armada lo desafectó en noviembre de 2009 luego de 48 años de servicios ininterrumpidos. Ese remolcador de altura fue botado en 1944 en los Estados Unidos para uso de la marina estadounidense y llegó al país en la década del 60. Tenía a bordo una cámara hiperbárica indispensable para efectuar estas operaciones de buceo de intervención a gran profundidad, el guinche y canasto para el descenso de los buzos y una campana de salvamento para el rescate de tripulantes de submarinos. 

Sucesivos recortes de presupuesto por décadas, como el que ya anticipó el ministro de Defensa, Oscar Aguad, dejaron a la Armada sin la capacidad de auxiliar a las dotaciones de los submarinos que pudieran declarar una emergencia en inmersión como la del San Juan. El peor escenario para un submarinista es la imposibilidad de salir a superficie por medios propios, de allí que se utilizan sistemas de rescate externos que asisten a los tripulantes en una maniobra compleja hasta conseguir la evacuación del submarino siniestrado. 

Hay medios de salvamento y rescate de última generación como los utilizados por la OTAN, un vehículo sumergible transportable en avión, operado de manera remota, da apoyo a los supervivientes, más un mini submarino con tres tripulantes que puede sumergirse hasta 600 metros y evacuar a 15 personas en cada viaje. 

Otros sistemas menos complejos constan de un vehículo sumergible también manejado de manera remota que se utiliza para llevar mangueras que, una vez conectadas al casco del submarino accidentado, inyectan aire fresco y mantienen respirable la atmósfera del interior disminuyendo el nivel de CO2 (anhídrido carbónico). 

Tampoco alcanza con disponer del equipamiento si no se asignan los fondos para ejercitaciones simuladas en el mar y se gestionan en tiempo y forma las autorizaciones políticas para el entrenamiento. Por caso, recientes dilaciones de Defensa con recurrentes análisis de los costos dejaron caer una maniobra que la Armada iba a realizar con los Estados Unidos en la base Almirante Zar, en Trelew. Aguad envió tarde el proyecto al Congreso. Lograr adiestramiento óptimo requiere invertir dinero. Cuando ocurre el accidente ya es tarde para aprender o adiestrarse, el tiempo apremia y se corre el riesgo de que la dotación atrapada en el fondo del océano pueda quedarse sin oxígeno. 

Al no contar con esta capacidad, una opción es recurrir a la cooperación internacional, pedida a tiempo. Brasil, Chile, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Perú y Uruguay respondieron al llamado del Gobierno nacional. La marina estadounidense desplegó su equipo de rescate de profundidad que llegó en un avión Globemaster, además colabora con un avión P-3B Orion matrícula N426NA, perteneciente a la NASA (National Aeronautics and Space Administration) en la zona de búsqueda. El Reino Unido ordenó el despliegue del rompehielos HMS Protector que se dirigió desde la Antártida a máxima velocidad hacia el área donde se registró el último contacto con el San Juan. La marina brasileña envió el buque Felinto Perry construido para misiones específicas de socorro submarino. Tiene cámara hiperbárica, una campana de rescate y un vehículo de operación remota que llega a los 500 metros de profundidad. Brasil desarrolló la capacidad de rescate de profundidad -que la Argentina perdió- al mismo tiempo que incorporaba los submarinos clase 209 de origen alemán, semejantes al ARA San Luis de la marina criolla que participó en el conflicto del Atlántico sur.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Reformas, también en las FF.AA.

Resultado de imagen para Reformas, también en las FF.AA.Por  Martín Balza - Clarín.com
Recientemente ha trascendido que el Ministerio de Defensa dispondrá importantes reformas en un área por demás sensible y casi ignorada en el presente siglo. A priori, y sin conocimiento de ellas, las considero impostergables. Las Fuerzas Armadas existen en razón del derecho y la obligación ineludible del Estado de garantizar la defensa de la sociedad organizada.

Nuestro país debe fortalecer su capacidad de negociación, lo que impone contar con fuerzas militares de tal magnitud, eficiencia, profesionalidad y motivación, que den respuesta real a la natural demanda de sus habitantes, y cuya capacidad de disuasión le permita alcanzar los objetivos nacionales y políticos ansiados por el pueblo.

Los Estados, por más amantes de la paz que se declaren, no deben soslayar desafíos ni amenazas. Eso constituiría una omisión infantil e injustificable. No implica en absoluto incursionar en una carrera armamentista, sino avanzar hacia un impostergable reequipamiento, congelado a principios del actual milenio. Solo se pretende rescatar el concepto del “…derecho inmanente de legítima defensa”, proclamado en el Art. 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

En tal sentido, me permito recordar lo que el Ejército realizó en la década de los `90: una restructuración autoimpuesta que significó un cambio de pautas culturales, libre de todo condicionamiento político e ideológico. Apreciamos entonces que el mundo de Posguerra Fría ya no sería bipolar, estructurado y previsible, sino unipolar en lo militar, incierto, colmado de conflictos y desafíos, unos visibles y otros latentes que impondrían actuar con sentido predictivo sobre la misión, el dimensionamiento, la estructura, el despliegue y la capacidad operativa y logística de la Fuerza.

Avanzamos en el respeto a las instituciones republicanas y los derechos humanos; en un sistema educativo basado en la búsqueda de la máxima excelencia; en el logro de un mando por objetivos compartidos; en el servicio militar voluntario; en la activa participación en misiones de mantenimiento de la paz en el marco de las Naciones Unidas; en la integración con los ejércitos de los países vecinos; en una impostergable actualización doctrinaria e incrementamos la participación de la mujer.

No se descuidó la significativa incorporación de armamento, material y tecnología avanzada. Lo expresado está consignado en la Memoria del Ejército Argentino 1992-1999, Primera y Segunda Parte (Un Ejército hacia el siglo XXI).

El siglo finalizó con una década ganada para el Ejército. Esta modernización fue concebida por un excelente equipo de generales y ejecutada por entusiastas oficiales y suboficiales; estos últimos constituyen la columna vertebral de toda fuerza armada. Se eliminó toda parálisis por análisis.

En los trabajos se respetó la sentencia de Manuel Davenport y James Stockdale: “La profesión militar carece de máxima dignidad y jerarquía cuando las decisiones militares se basan en consideraciones puramente políticas”.

Una de las deudas pendientes--por incomprensión de gran parte de la dirigencia política--fue no capitalizar debidamente las experiencias del Conflicto del Atlántico Sur, donde el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea libraron--operativa y logísticamente-cada una su propia guerra; excepto en contadas ocasiones en el marco táctico en las Islas.

El Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas e incompetentes mandos superiores en el continente olvidaron que el accionar conjunto -para el que no estábamos preparados- es parte y todo del éxito en el combate.

El desafío a enfrentar por las autoridades actuales, incluido el Poder Legislativo, no es menor, pues coexisten viejas y nuevas amenazas. En el área de Seguridad: el desborde del terrorismo internacional, el narcotráfico, el resurgimiento de fobias étnicas , las mafias, las agresiones al medio ambiente, las descontroladas migraciones masivas, las apetencias territoriales y la posibilidad del acceso a las armas químicas y bacteriológicas .

En el área de Defensa: la explotación de los recursos de mar y los vacíos geopolíticos. En nuestro caso, la Patagonia con el 30% de la superficie del país y solo el 5% de los habitantes, y un litoral marítimo de más de 5 mil Km de costas. Ambas, joyas de materias primas desprotegidas y vulnerables.

El Estado debe ejercer el uso legítimo de la fuerza acorde con el orden jurídico vigente: la ley 23554 de Defensa Nacional y la ley 24059 de Seguridad Interior. La situación actual en nuestro país no impone vulnerar el principio de empleo escalonado de la violencia legítima. Afectar el instrumento militar en el marco interno sería prematuro, innecesario, desmoralizador e inconducente.

En buena hora las decisiones del Gobierno actual sean consecuencia de una acertada apreciación de situación de Estrategia Nacional que adopte disposiciones contra-aleatorias y priorice los principios de Unidad de Comando y Economía de Fuerzas.

En una primera fase, aprecio imprescindible potenciar las atribuciones del Estado Mayor Conjunto, el redespliegue, el dimensionamiento y un realista reequipamiento del Instrumento Militar. La prevención es paradigma de acción y, para una visión pragmática, es preferible ser criticado por prevenir mediante una disuasión creíble que ser elogiado por privilegiar la vulnerabilidad y la indefensión.

Martín Balza es ex jefe del Ejército y ex embajador en Colombia y en Costa Rica. Veterano de Guerra de Malvinas.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Macri, secretamente incómodo con su delfín

Por Laura Di Marco - LA NACION - @_LauraDiMarco

Horacio, vos ganaste la Ciudad gracias a mí. ¡No te la creas!", chicanea, en tono de broma, Mauricio Macri cada vez que Horacio Rodríguez Larreta se jacta del alto porcentaje de aprobación que los porteños le otorgan a su gestión y que, a la vez, redunda en su imagen personal: desde hace varios meses, esas adhesiones rondan el 60%, un crédito que promete tomar un nuevo envión después del rotundo triunfo nacional de la marca Cambiemos. 

Con sutileza, el jefe porteño utiliza ese insumo político para la construcción nacional de su figura. El triunfo del 22 de octubre no sólo generó el tuit sin bozal de Elisa Carrió en el que promueve la reelección presidencial. También disparó, en la mente de algunos, el inconfesable sueño de la sucesión, en un lejano -aunque ya no inverosímil- 2023.

Con bajo perfil, Larreta lidera una liga de intendentes de Cambiemos: la Red de Innovación Local (RIL), impulsada por él. Al menos una vez por mes se reúne con jefes territoriales de todo el país para intercambiar experiencias, unas tertulias de las que son habitués Julio Garro, José Corral, Ramón Mestre y el mendocino Rody Suárez. En otro andarivel, teje una relación personal con el papa Francisco y cultiva un vínculo calculado con uno de sus más dilectos discípulos, Juan Grabois, el abogado católico que lidera a los cartoneros de la ciudad. El "círculo rojo", que el último lunes no aplaudió el discurso presidencial en el Centro Cultural Kirchner, lo mima. "Horacio es el más vivo de todos", deslizan los empresarios, sindicalistas y dueños de los medios. "Horacio fuma abajo del agua", halagan. Larreta tiene la obsesión de ser presidente desde que tenía menos de 30 años, cuando, en 1994, Carlos Menem lo colocó al frente de la agencia de los jubilados. Por esa época, conoció y empleó a María Eugenia Vidal, que apenas tenía 23 años y todavía estudiaba Ciencias Políticas.

Macri observa con secreta incomodidad la obsesión presidencial de su delfín, a quién él transfirió su popularidad en 2015, del mismo modo que María Eugenia Vidal lo hizo en estas elecciones con Esteban Bullrich. Tampoco podría decirse que esté en crisis con él -el último fin de semana estuvo, junto con Juliana Awada, en el festejo de su cumpleaños número 52 e incluso podría llevarlo a Davos el próximo enero-, pero está molesto. Una molestia que difícilmente blanqueará, tal como indica el manual de buenas costumbres de Pro.

La familia macrista está lejos de ser perfecta; sin embargo, a diferencia de las feroces internas peronistas, tramita sus enojos hacia adentro. La regla no escrita es que las pasiones incorrectas sólo se ventilan en reuniones muy privadas. En esa intimidad, Macri hubiera preferido un jefe porteño más desapegado del poder futuro. Un desapego -al menos en lo discursivo- como el que percibe en la gobernadora Vidal.

A mediados de 2017, Macri le pidió públicamente a Larreta que resolviera los traumáticos cortes de calles de los piquetes. "Nos pidió el traspaso de la Policía Federal y se lo dimos. Nos pidió que esa transferencia fuera con los recursos y lo hicimos. ¡La responsabilidad es de él!", se quejó Macri, en su quinta de Los Abrojos, mientras comía un asado con amigos íntimos. Entre ellos, estaban el jefe de inteligencia Gustavo Arribas y el empresario Nicolás Caputo, además de algunos otros ex Newman. Según dejó entrever Macri en esa sobremesa, Larreta no movía un solo policía por miedo a perder puntos en su imagen, preocupado, como está, por su futura carrera presidencial. Uno de los Newman Boys, con cargo en el Estado, intervino sin anestesia: "Hay que recordar que el que hizo ganar al Pelado fuiste vos, así que el único responsable de esta situación también sos vos".

En la mesa hiperchica del Gobierno, donde se definen los trazos gruesos de la gestión y la estrategia política, Macri sienta cada 15 días a sus tres potenciales herederos: Vidal, Peña y Larreta. Un microclima en el que también se cocinan celos sutiles y tensiones subterráneas. Larreta es el único del trío que no comparte la intimidad de Los Abrojos. "Esas intrigas surgen de quienes no logran sentarse a esa mesa", explican cerca de Larreta.

En charlas informales con periodistas y políticos propios o de la oposición, Macri define a Marcos Peña como "nuestro gurú". Una ponderación que, según quién la lea, adquiere distintas interpretaciones. Para el ala "peñista", es un espaldarazo en la carrera sucesoria; para quienes recelan de él, en cambio, es un gesto para aliviar la inseguridad personal de su joven mano derecha, encargado de lidiar con dirigentes y gobernadores que, a menudo, lo superan en peso político y trayectoria. Marcos es competidor directo de los sueños políticos de Larreta.

No sólo los patriarcas peronistas o Cristina Kirchner son verticalistas. Macri también, aunque lo recubre con modales suaves y un estilo más profesional. En Cambiemos, es el jefe indiscutido y tiene la última palabra sobre cada tema. También ostenta el poder de la lapicera en el armado de las listas territoriales -dominio que quedó clarísimo en la última elección- y es quien impulsa delfines, dedazos e internas, según le convenga. El último lunes, en el CCK, un presidente con la autoestima política robustecida les bajó línea a los factores reales de poder, en un monólogo fundacional. Eso sí: todo con muy buena onda. El macrismo hace un culto de las formas.

Pero ¿qué sucedió en la Argentina para que aquel ignoto jefe de Gabinete de Mauricio Macri que, en 2015, estuvo a punto de perder la elección frente a Martín Lousteau se convirtiera en un líder con aspiraciones presidenciales? En los meses previos a la última interna macrista en la ciudad, Larreta era arrasado por el carisma de Gabriela Michetti. ¿Nos curamos de la adicción a los líderes angelados, tan propios del hechizo populista? El jefe porteño logró construir un liderazgo apalancado sólo en la gestión: toda una rareza que ni siquiera se aplica a Macri, un ingeniero, sí, pero imbuido por el glamour del establishment y el toque popular que le dio Boca.

En su smartphone, Larreta exhibe dos encuestas que miden mensualmente su imagen personal y, un par de veces al año, la gestión porteña. El primer sondeo lo lleva adelante la consultora de Julio Aurelio; el segundo, Poliarquía. Alejandro Catterberg, director de esa consultora, disecciona el material del que está hecho el liderazgo larretista, amasado en un nuevo clima de época. Los porteños ponderan la moderación, la gestión y la cercanía. Está estratégicamente dedicado a ablandar su perfil. Con su política social hacia las villas y la no represión busca desarmar los prejuicios que lo ubican como parte de una elite que sólo gobierna para los ricos. El plan le salió bien: bajó los niveles de rechazo. Catterberg traza un paralelismo entre los liderazgos de gestión, el carisma y el amor romántico: "El carisma en política es como el enamoramiento en la pareja. Dura un tiempo. Si es sólo eso, no se sostiene. Ni María Eugenia (Vidal) logra sostener su gestión sólo con carisma".

Expatriado del glamour del poder nacional, Larreta suele almorzar en alguno de los bodegones o restaurantes que abrieron en Parque Patricios desde que la jefatura porteña mudó sus oficinas al Sur. Este mes, volverá a visitar al Papa, a quien periódicamente le agradece el "milagro" de su hija Serena, nacida hace un año y medio, cuando su esposa, Bárbara Diez, dio naturalmente a luz a los 46 años, pese a los problemas de salud que le impedían concebir. En 2014, el matrimonio había viajado al Vaticano a rezar junto al Papa y, pocos meses después, se produjo el embarazo. Larreta camina por avenida Caseros con fe en los milagros.
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