El kibutz (palabra hebrea para "asentamiento comunal") es una singular comunidad rural; una sociedad basada en la ayuda mutua y la justicia social; un sistema socio-económico que tiene como principio básico la propiedad conjunta de los bienes, la igualdad y la cooperación en la producción, el consumo y la educación, el cumplimiento de la idea "de cada cual conforme a sus posibilidades, a cada cual conforme a sus necesidades"; un hogar para aquellos que lo han elegido como forma de vida.
Van de 40 hasta 1.000 miembros cada uno. La mayoría de ellos cuenta con 300 a 400 miembros adultos y una población de 500 a 600 personas. El total de almas que viven en kibutzim alcanza aproximadamente los 130.000, alrededor del 2,5 por ciento de la población de Israel. Cada kibutz pertenece a una de las tres federaciones nacionales de kibutzim, cada uno de ellos identificados en una ideología específica.
La mayoría de los kibutz están ideados de acuerdo a un plan similar que incluye un área habitacional situada en un entorno de jardines, con las cuidadas casas de los miembros, las casas de los niños con zonas de juegos para cada edad, instalaciones recreativas y culturales y diversos servicios comunitarios. Junto a ella se encuentran los establos y los modernos gallineros, además de una o más plantas industriales. Los campos agrícolas, los huertos y las piscinas se ubican en las afueras, un corto viaje en tractor. Para llegar de un lugar a otro dentro del kibutz la gente lo hace a pie o en bicicleta, y se proporcionan pequeños vehículos con motor eléctrico para los ancianos o inválidos.
El kibutz funciona como una democracia directa. La asamblea general de todos sus miembros formula la política, elige los funcionarios, autoriza el presupuesto del kibutz y aprueba la admisión de nuevos miembros. Sirve no sólo como ente de toma de decisiones sino también como foro en el que los miembros pueden expresar sus opiniones y puntos de vista.
Los asuntos cotidianos son tratados por comisiones electas, que se ocupan de temas como educación, vivienda, finanzas, salud, planificación de la producción y cultura. Los titulares de algunas de esas comisiones, junto con el secretario del kibutz (que representa la más alta posición dentro de la comunidad) forman el ejecutivo del kibutz. Los puestos de secretario del kibutz, tesorero y coordinador de trabajo son, como norma, funciones de jornada completa.
Con el paso de los años los miembros de los kibutzim transformaron yermos en vergeles, con campos cultivados, huertas, avicultura, ganadería, piscicultura y, más recientemente, agricultura orgánica, transformándose en sostén de su economía. Los miembros más antiguos son asignados a trabajos apropiados a su estado de salud y vitalidad.
A través de una combinación de trabajo arduo y métodos tecnológicos agropecuarios avanzados, lograron resultados extraordinarios, constituyendo hoy en día un gran porcentaje de la producción agrícola del país.
Las actividades de producción del kibutz están organizadas en varias ramas autónomas. La mayoría de ellas todavía están en el campo agrícola, sin embargo hoy en día todos los kibutzim se han volcado a varios tipos de industria. Aunque la industria fabrica una amplia gama de productos, desde modas a sistemas de irrigación, la mayoría de la industria kibutziana se concentra en tres ramas principales: metalurgia, productos plásticos y procesamiento de alimentos. La mayoría de las fábricas son más bien pequeñas, con menos de cien trabajadores cada una.
En muchas zonas, los kibutzim han unido sus recursos, estableciendo empresas regionales como desmontadoras de algodón y plantas de empaque de aves, además de proporcionar una ser de servicios que van desde la compilación computarizada de datos hasta el mercadeo y la adquisición de productos en forma conjunta.
Las escuelas primarias normalmente se encuentran en el marco del kibutz, mientras que los niños mayores asisten a una escuela secundaria kibutziana regional, que sirve a varios de los kibutzim de la zona, para adquirir una gama más amplia de asignaturas académicas y de contactos sociales. A todos los niveles de edad, se presta gran atención a los jóvenes con talentos o necesidades especiales. Alrededor del 40 por ciento de todos los jóvenes nacidos en el kibutz vuelve a radicarse en el kibutz después de completar el servicio militar. Así, la mayoría de la población creció en el kibutz y decidió construir allí su futuro.
La actividad cultural abunda; frecuentemente se proyectan películas y se realizan presentaciones artísticas profesionales en los auditorios del kibutz, además, durante varias horas al día se transmiten por circuito cerrado programas de televisión destinados a los intereses y gustos de los miembros. Reuniendo a los talentos de los miembros de kibutzim de todo el país, los movimientos kibutzianos patrocinan a varios grupos profesionales, incluyendo una orquesta sinfónica, conjuntos de cámara, grupos de danza moderna y folklórica, coros y una compañía de teatro, que actúan regularmente en Israel y en el exterior.
Independientemente de lo que depare el futuro, mientras el kibutz mantenga su naturaleza democrática y el espíritu de voluntarismo, entrega e idealismo y siga motivando a sus miembros, tendrá suficientes recursos creativos para responder a las exigencias del futuro.