Por Nora Sánchez - diario Clarín
Lo dicen el Gobierno porteño y los propios cartoneros. Llegan desde el GBA y las villas. Y algunos acampan en las calles. Y se disputan el contenido de los contenedores, cada vez más vandalizados.
Como un depósito. La imagen, ayer por la tarde, en Corrientes y Florida, con un cartonero que no está dentro del sistema formal./JUANO TESSONE
Papel, cartón, metal, vidrio, plástico. La ciudad de Buenos
Aires sigue ofreciendo recursos mezclados entre la basura. Y cada vez
hay más cartoneros en las calles en busca de recuperarlos. Lo confirman
el Gobierno porteño y los propios cartoneros, que atribuyen este aumento
a la crisis económica y a que ahora les pagan mejor por los materiales que recolectan.
“Hay
muchos más cartoneros por la crisis, pero también porque subieron los
precios –asegura Lionel Robles, un recuperador urbano de la cooperativa
El Pueblito–. Está cayendo el laburo en otras cosas y, además, a muchos
que trabajaban de albañiles o que hacían changas hoy les conviene más
salir a cartonear. Porque el que sale a la calle aunque sea el primer
día va a hacer una platita para comer algo”.
El precio del papel
empuja el fenómeno. En sólo tres meses, aumentó entre un 40% y un 50%. Y
desde mitad del año pasado, casi un 250%. Hoy, los cartoneros pueden
vender un kilo de papel o cartón a $ 2,20, si está enfardado, o a $
1,70, si está suelto. En diciembre, por lo mismo les pagaban $ 1,60 y $
1,10, respectivamente, y en junio del año pasado, $ 1,10 y $ 0,50.
Mientras, el kilo de plástico está a $ 1,20 si está sucio y $ 2 si se
encuentra limpio, contra los $ 0,80 y $ 1,40 de 2013. En este caso el
aumento también es de entre un 40% y un 50%.
El valor de estos
materiales se fija en función de la oferta y la demanda. “Sin duda, hay
más cartoneros –sostiene Agustín Casal, el director general de Reciclado
del Ministerio de Espacio Público de la Ciudad–. Por la crisis, bajó el
consumo y hay menos papel y cartón entre los residuos reciclables, por
lo que el mercado hace que se eleve el precio. Al mismo tiempo, por la
inflación los cartoneros tienen que venir más a la Ciudad y trabajar más
para poder ganar el dinero que necesitan para vivir. Es decir que
vienen nuevos cartoneros y los que ya venían traen familiares para que
los ayuden”.
De acuerdo al funcionario, la mayoría de los cartoneros llegan desde el primer cordón del Conurbano.
Algunos se quedan en Capital durante la semana, muchas veces acampando
en la calle, y vuelven a su casa sábados y domingos. Mientras, también
hay cartoneros que viven en las villas porteñas.“Todos los
veranos bajan los precios y por eso vienen muy pocos cartoneros, pero
cuando vuelven a subir tenés el doble de cartoneros –ejemplifica Rafael
Nejamkis, de la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros del Movimiento
de Trabajadores Excluidos (MTE)–. Y ahora hay más sobre todo por el
aumento del precio del papel. Dicen que es porque abrió una nueva
papelera que también empezó a comprar recortes, y porque por las trabas a
la importación se está produciendo más papel acá”.
No hay censos que registren la cantidad de cartoneros
que trabajan en las calles porteñas. En Espacio Público estiman que
son más de 8.000. De ese total hay 4.500 organizados en doce
cooperativas, que para fin de año van a trabajar en el plan oficial de
separación de residuos en origen, rebautizados como promotores ambientales.
Ya hay 400 cartoneros trabajando en este plan, que por ahora funciona
en sólo 477 manzanas de las comunas 14, 6 y 13. Allí hay repartidas 613
campanas verdes para que los vecinos dejen los residuos reciclables.
Pero la mayoría están abiertas porque fueron vandalizadas por cartoneros informales, que pasan más temprano para llevarse lo que sirve .
Entre
todos los cartoneros que recorren la Ciudad, recuperan alrededor de
5.000 toneladas de materiales por mes, aunque la cantidad varía. En
febrero, por ejemplo, juntaron 4.698 toneladas. La cosecha del cartonero
es desigual. Algunos consiguen ganar poco más de $ 50 por día. A los
que les va mejor es a los que ya tienen convenios informales con
una fábrica, comercio o empresa que les entrega en mano todos sus
residuos reciclables. De esta manera, pueden obtener hasta $ 1.500 por
semana.
“Tuvimos épocas con más abundancia, pero todavía
encontramos bastante material en la calle –confía Robles–. El problema
es que el vecino mezcla lo reciclable con lo que es para tirar y eso no
va a cambiar hasta que se haga una buena campaña. Hay que asesorarlo
para que separe la basura y, si lo hace mal, volver a explicárselo hasta
que aprenda. Yo aconsejo separar los metales ferrosos, que son los que
se adhieren al imán, y los no ferrosos, como el cobre, el bronce o el
aluminio. También hay que sacar por separado el papel y cartón y el
plástico. Y los vidrios sirven todos, aunque estén rotos, menos los de
los autos. No es difícil y hay que empezar a hacerlo”.