(Rieles.com) - Buenos Aires – Argentina – 03/01/2020: El presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y Centro de Exportadores de Cereales, Gustavo Idígoras, dialogó con PERFIL acerca de cuáles son los principales desafíos para el país en materia de mejorar su capacidad exportadora. La mejora logística aparece como el principal reclamo del sector representado por Idígoras.
El presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera habló con PERFIL acerca de los problemas logísticos del país. Además, aseguró que «2019 fue el año de la primarización de la economía».
– ¿Estamos en un escenario de confrontación similar al que se generó 2008?
– No, no preveo un 2008. Veo sí un nivel de tensión elevado y creciente. En términos económicos no es la misma realidad, no es esta una retención confiscatoria. Lo importante es que el Gobierno y las entidades mantengan el diálogo.
«Hoy el transporte de Salta a Rosario es más caro que el transporte internacional de Rosario a Vietnam, por lo que se expulsa de mercado a esos productores».
– ¿Cuán importante es problema logístico de la Argentina para los productores que están lejos del puerto?
– El gran tema que tenemos hoy es que el NOA y el NEA sigan activos en materia de producción de alimentos, sobre todo en cultivos y ganadería, porque son regiones muy fuertes y para que crezcan hay que ayudarlos. Y el gran problema que tienen es el costo del transporte, en relación a lo que pasa en otros países del mundo. Hoy el transporte de Salta a Rosario es más caro que el transporte internacional de Rosario a Vietnam, por lo que se expulsa de mercado a esos productores. Y cualquier suba de retenciones coloca a los productores de esas zonas en una situación muy difícil de sostenibilidad económica. Por tanto, es importante que empiecen a funcionar los mecanismos de compensación para pequeños productores que dispuso la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva.
– ¿Confía en que si Argentina logra una consolidación fiscal se puedan bajar las alícuotas a las exportaciones de cara a 2021?
– El Ejecutivo tiene esa posibilidad, ya que lo que fija la ley son los techos de alícuotas. Entendemos que el Gobierno tiene un objetivo redistributivo en el 2020 y de paliar los problemas de inseguridad alimentaria que hay. Todos vamos a colaborar en ese sentido, pero creemos que el Gobierno y la política también tienen que hacer su propio esfuerzo y esa esa la cuenta pendiente que tenemos en Argentina.
– ¿Cuáles te parecen las cuestiones más urgentes en materia de agro?
– Se necesita un programa nacional de emergencia agropecuaria y de riesgo agropecuario. Eso es básico para que el productor pueda tener un plan de contingencia ante cualquier problema climático, que en Argentina está habiendo todos los años. En segundo lugar se necesita un plan de infraestructura y de logística: esto es importante para reducir los costos. Hay que recuperar el tren como mecanismo de transporte de granos. Y en tercer lugar se necesita un programa nacional de exportaciones. Hay que promover las exportaciones de manera mucho más agresiva, porque es la única salida que tiene el país.
«2019 fue el año de la primarización de las exportaciones. El crecimiento exportador del poroto de soja fue 262% en relación al año 2018. El crecimiento de exportación de aceites de soja, es decir, producto procesado, fue del 4%. Esta primarización hay que revertirla».
– ¿Sentís que hay alguna cuestión que los gobernantes, sean del color que sean, no suelen ver y que representan una oportunidad para el país?
– A mí me parece que las economías regionales agroindustriales como el algodón, el maní, el arroz, los vinos, las frutas frescas del NOA y las frutas finas de los valles patagónicos tienen una capacidad de creación de empleo y de exportación de manera exponencial y que no están siendo atendidas.
Nuevamente, se necesita mejorar el tema de logística, que se transforma en el principal obstáculo para avanzar en ese sentido. Si el Gobierno se decide, en un año podríamos ver un incremento muy importante en el nivel de empleo y de exportaciones de todas esas economías regionales, que representan territorialmente a nuestro país. El año pasado, por ejemplo, se hizo la primera exportación de cerezas a China, pero son casos esporádicos que hay que ayudar y trabajar, para que sea una política integral del país y no un hecho aislado.
– Por lo que usted menciona, es muy posible que, hasta que no mejore la logística, el ajuste de la balanza comercial va a seguir siendo siempre por las malas, es decir, por devaluaciones.
– Claro. Exactamente. El ajuste en Argentina siempre es negativo y con capacidad de retracción de la economía. Eso es lo que hay que cambiar: los ajustes algún día tienen que partir de un crecimiento de la economía.
-¿Hubo un retroceso en lo que refiere al concepto de industria basada en productos agrícolas?
– Hay una cuenta pendiente ahí, sobre todo porque 2019 fue el año de la primarización de las exportaciones. El crecimiento exportador del poroto de soja fue 262% en relación al año 2018. El crecimiento de exportación de aceites de soja, es decir, producto procesado, fue del 4%. Esta primarización hay que revertirla. El concepto de una política agroindustrial y exportadora integral es básico y hay que trabajar líneas de crédito y reintegros a la exportación cuanto más valor agregado tenga. Estos aspectos son básicos para tener una política agroindustrial competitiva, que incluya también a la la bioenergía: el bioetanol y el biodiesel son también parte de este complejo.
– ¿Trump es un problema?
– Estados Unidos es un problema, porque siempre ha sido muy proteccionista. Con Europa hicimos el acuerdo del a cuota anual de 1,2 millones de toneladas, pero con Estados Unidos seguimos dando vueltas. Ahora veremos cuál es la relación bilateral y qué chances hay.
– ¿Al acuerdo con la Unión Europea va a tener efecto en los próximos años?
– Nosotros creemos que recién para el 2027 puede empezar a tener un impacto real.
– Retomando la cuestión local, ¿hay actividades en riesgo de extinción?
– Hay cultivos que, de acuerdo a la presión impositiva, pueden desaparecer en determinadas zonas. Por ejemplo el girasol, que para nosotros es una gran preocupación y lo hemos hablado con el nuevo Gobierno. El girasol tiene el 70% de producción en el NEA, pero tiene 700 kilómetros para llegar al puerto o a la industria aceitera. Ese girasol, con un derecho de exportación alto y sin reintegro y sin beneficio en materia logística, tiende a desaparecer en Argentina. Y es un cultivo con una demanda internacional fenomenal y un consumo local muy importante, porque hoy en todas las casas usan aceite de girasol para cocinar.
«La capacidad ociosa se paga, más allá de que no la uses. No al está pasando bien la industria procesadora de alimentos en Argentina».
-¿En 2019 quebraron actividades agrícolas en estos años?
– El sector de producción primaria tuvo un buen año en términos de volumen y de rentabilidad. Pero la industria procesadora de alimentos no la pasó bien, por la primarización de exportaciones que ha llevado a una enorme capacidad ociosa. Hoy toda la industria de alimentos y bebidas en Argentina tiene un 52% de capacidad ociosa y la industria aceitera un 42% de capacidad ociosa. Y la capacidad ociosa se paga, más allá de que no la uses. No al está pasando bien la industria procesadora de alimentos en Argentina.
– ¿El sector cárnico estuvo a salvo de esta problemática?
– El sector vacuno se salvó porque tuvo una demanda fenomenal, extraordinaria y sorpresiva de China. Salvo el útlimo mes, en que China por estar sobre stockeada y dejó de comprar. Pero el sector vacuno aún no traccionó a la producción primaria, porque todavía ese ciclo de beneficios no llegó a la producción primaria. Pero se espera que China siga siendo el gran mercado para el sector vacuno.
– ¿Una mejora en el campo puede traccionar al sector de la maquinaria agrícola?
La industria de maquinaria agrícola no está en un buen momento, porque el productor al tener márgenes muy reducidos tampoco invierte. Y no tuvo capacidad exportadora porque perdió competitividad. Pero hay una expectativa de que con mejores condiciones impositivas y si se retoma la línea de crédito es una industria que se va a recuperar, porque al productor argentino le gusta renovarse y modernizarse todo el tiempo. Es lo mismo que pasa con la industria automotriz, que existe en este país gracias al campo.
Fuente: Perfil